Claves para la sostenibilidad desde el marco interno

AuthorRafael Andrés Velázquez Pérez
Pages129-202

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1. Punto de partida actual
A Plano estratégico: las inversiones en la hoja de ruta de la sostenibilidad
a Genealogía

[53] Introducción. Ciertamente, la situación actual de cada país es el resultado del proceso histórico, económico y social por el que ha transitado. En el caso de Cuba, tal proceso ha venido condicionado por diversos factores277, en su duración y efectos, tanto durante el período colonial, bajo el dominio de España, así como durante la República, –mediatizada por el intervencionismo de Estados Unidos– y, finalmente, durante el período revolucionario, donde se pretendió importar modelos difícilmente trasladables a la realidad cubana278. Así, durante casi cinco siglos, el desarrollo económi-

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co alcanzado se logró sobre la base de una explotación agrícola extensiva y otras prácticas insostenibles y/o ineficientes; recurriendo a un uso y manejo inadecuado e indiscriminado de los suelos, una intensa destrucción de las áreas boscosas y las reservas naturales y, más recientemente, padeciendo los efectos de la guerra química implícita en el bloqueo norteamericano sobre la Isla279. En este saqueo de los recursos naturales, incidió, además, la extracción de riquezas para la exportación, con lo cual el país quedó a la zaga del desarrollo. No obstante, pese a todo ello, Cuba continúa manteniendo condiciones idóneas para que el bienestar de su población, conjugado con un desarrollo económico integral, llegue a ser una realidad. Para conseguirlo, un factor esencial es la integración de las inversiones extranjeras en la estrategia de sostenibilidad. Y, en este sentido, cabe adelantar que Cuba posee excelentes condiciones para atraer IED280que podríamos sintetizar en281: a) su infraestructura industrial, creada con solidez, pero poco explotada; b) su privilegiada posición geográfica, de gran potencial para la industria turística, al estar ubicada en pleno Mar Caribe282, tan próxima, además, a los Estados

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Unidos de América y Canadá, dos de los más grandes emisores de turistas a nivel mundial; c) su infraestructura material y humana consolidada; d) sus recursos humanos, altamente cualificados; e) sus altos indicadores de salud, educación e igualdad de la población; f) su gran potencial turístico debido a sus altamente valorados recursos paisajísticos, diversidad y riqueza cultural;
g) sus significativas dotaciones de recursos naturales, incluidos los mineros, poco explotados283; h) un marco legal atractivo y una gran estabilidad política; i) finalmente, el país cuenta, además, con un gran potencial de desarrollo del sector agroalimentario ambientalmente sano y poco explotado, que, sin duda, permitiría a los acreedores un fácil acceso a productos de calidad con un considerable ahorro en importaciones, fletes, transporte etc.

[54] De la influencia española a la norteamericana. Antes de abordar la integración de la política de inversiones en la estrategia de sostenibilidad de Cuba, conviene recordar que, al llegar los españoles a la Isla, en 1492, ésta ya se encontraba habitada por comunidades aborígenes, con di-

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ferentes niveles de desarrollo y una economía de subsistencia basada en la recolección de frutos y productos vegetales, moluscos y crustáceos, siendo la pesca y una agricultura muy primaria, practicadas por las más avanzadas284. La extinción de la población nativa, debida a los trabajos forzados a que fueron sometidos y enfermedades introducidas por los colonizadores, determinó que los colonos cambiaran la agricultura por la ganadería, que requería menos fuerza de trabajo, surgiendo así los latifundios ganaderos en las proximidades de los ríos285. A finales del siglo XVI, se comienza a desarrollar la industria azucarera, así como se intensifica la construcción y el mantenimiento de barcos, cuando España inicia la conquista de la Florida. Con la toma de La Habana por los ingleses, en 1762, se introdujeron en la Isla nuevos cultivos. Pero será con el proceso iniciado en 1868 –momento en que comienzan las guerras independentistas que concluyen en 1898 con la intervención de los EE.UU.– cuando dará comienzo el período conocido como «República mediatizada» (1902-1958), con el que empezarán, asimismo, las grandes inversiones en el país, en el sentido contemporáneo del término; particularmente, de la mano de la poderosa industria azucarera, que se ratificó como columna vertebral de la economía cubana, alcanzando su mayor extensión hacia 1923, debido a las necesidades surgidas a raíz de la Primera Guerra Mundial286. Comenzaron a introducirse entonces los elementos principales del desarrollo moderno, grandes ciudades, carreteras, aeropuertos, ampliación de las vías férreas y también comienza a desarrollarse la base industrial de la Isla287. Se pueden resumir las características de la economía isleña de la época en dos: a) completa dependencia de la economía norteamericanas, con un 60% de importaciones y un 80% de exportaciones desde/hacia dicho país; b) estructura predominantemente

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agrícola extensiva y de latifundio, centrada en la producción azucarera, que alcanzaba el 80% de las exportaciones288.

[55] La autarquía revolucionaria. Como es bien sabido, este panorama varió considerablemente a partir de 1959. El principal objetivo de la entonces naciente Revolución fue elevar el nivel y la calidad de vida de la población, obedeciendo ya a un incipiente mandato de sostenibilidad289; y se entendió que la única forma de lograrlo, a corto plazo, era transformando radicalmente la estructura de la propiedad agraria, constituida sobre todo por latifundios (basta con señalar como dato que 8 propietarios poseían el 80% de las tierras productivas de la Isla, incluidos entre ellos grandes terratenientes norteamericanos)290. La transformación se realizó mediante las conocidas Leyes de Reforma Agraria, a través de las cuales las tierras pasaron a manos de los trabajadores y del Estado, mayoritariamente. Un proceso similar se llevó a cabo en los demás sectores de la propiedad. El crecimiento del PIB de Cuba durante los primeros 25 años de la Revolución fue de un 3, 1% anual, que se logró mediante grandes transformaciones, diversificación y crecimiento de la agricultura e industrias cubanas; así como el desarrollo de la infraestructura hidráulica, vial y portuaria, acompañado de la modernización de la flota mercante y pesquera, entre otros cambios económicos y sociales291. No obstante, a principios de los años 80, comenzaron las primeras

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señales de alerta sobre el agotamiento del modelo socialista y, como primera consecuencia, se empezó a dar un tímido impulso a la inversión extrajera, mediante la aprobación del Decreto Ley nº 50 en 1982, que la regulaba, produciéndose las primeras negociaciones en la esfera del turismo, de cuya mano vendría la introducción de nuevas formas organizativas empresariales. Ahora bien, la caída del muro de Berlín y el subsiguiente derrumbe de los regímenes políticos del campo socialista292iban a provocar un cambio gene-ralizado de mentalidad en los países menos avanzados, que habían abrazado los nuevos modelos globales de inversiones extranjeras como solución para sus problemas económicos. En el caso de Cuba, el súbito viraje político provocado por la desaparición del protectorado comunista supuso la pérdida de más del 70% de las relaciones comerciales externas. Esta circunstancia, unida al recrudecimiento del bloqueo económico y financiero por parte del Gobierno de los Estados Unidos de América determinó una seria afectación de la economía cubana y un decrecimiento del nivel de vida de la población en sentido general293. El país cayó, así, a partir de 1991, en una profunda recesión económica, que supuso prácticamente su parálisis total, apareciendo, consecuentemente, graves problemas sociales cuyas huellas se arraigaron en la sociedad y aún perduran.

b El denominado «Período Especial»

[56] La crisis económica. En síntesis, a principios de los noventa Cuba enfrentaba la peor crisis económica del siglo XX, debida principal-

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mente a: a) la supresión los mercados tradicionales de exportación y las fuentes de adquisición de bienes y servicios; b) deformaciones en la estructura económica e institucional; c) desequilibrios macroeconómicos a gran escala; d) el recrudecimiento del embargo económico de los Estados Unidos294. Por ello, entre 1990 y 1994, se inicia un proceso agudo de reformas, que ha sido denominado «Período Especial en Tiempos de Paz». Dicho proceso, cuyas consecuencias aún permanecen, fue definido por la dirección política del país como «el tiempo mínimo que la sociedad cubana necesita para reorientar sus relaciones económicas y...

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