Failed on all counts. El embargo de Estados Unidos a Cuba

AutorAndrew Zimbalist
Páginas217-245
Capítulo IX
Failed on all counts.
El embargo de Estados Unidos a Cuba1
Andrew Zimbalist
Smith College
El 1 de noviembre de 2018 los 191 países de Naciones Unidas, casi unánimemente
y por veintisiete años consecutivos, condenaron el embargo norteamericano contra
Cuba. Como en ocasiones anteriores votaron a favor 189 y solo 2 en contra, Estados
Unidos e Israel. Pese a ello esta última nación ha seguido comerciando con la isla.
La resolución de la ONU se tituló e necessity of ending the embargo, porque sus
miembros creen que es una violación del derecho internacional2.
Desde la década de 1970 la mayoría de la opinión pública de Estados Unidos y
de la población cubana residente en ese país han estado sistemáticamente a favor
de normalizar las relaciones con la isla antillana y de eliminar el embargo3. Las en-
cuestas realizadas entre dicha población en 2016 y 2019 señalaron que más del 80%
piensa que no ha funcionado4. No obstante, a pesar de la clara evidencia de que ha
1 Agradezco a Marc Frank, Derek Shearer, Susan Eckstein, Lars Schoultz, Carmen Diana Deere y José
Luis Rodríguez sus comentarios al borrador de este capítulo. La traducción al castellano es de Antonio
Santamaría.
2 General Assembly adopts annual resolution calling for end to e mbargo on Cuba, soundly rejec ts
amendments by United States, New York, ONU, 1/11, 2018 (GA/12086). Desde 1992 la asamblea de
Naciones Unidas ha votado abrumadoramente cada año condenando ese embargo por violar los prin-
cipios internacionales. En 2016 los delegados israelíes y norteamericanos no mostraron oposición, por
lo que la resolución fue refrendada por 191 a favor, 0 en contra y 2 abstenciones. En 2017, con Donald
Trump en la Casa Blanca, esos representantes retomaron su postura de fechas anteriores y se volvió al
resultado de 191 a 2. Ver Neigel White, “Ending the US embargo of Cuba: international law in dispute,
Journal of Latin American Studies, nº 51/1, Cambridge, 2019, pp. 163-186.
3 “Cuba”, Gallup, Washington, 2019: https://news.gallup.com/poll/1630/cuba.aspx, sintetiza los resul-
tados de las encuestas realizadas desde la década de 1970.
4 Carmen S esin, “Majority of Cuban Americans don’t think embargo works, but there’s slight increase
in support”, NBC News, nº 10/1, New York, 2019.
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sido así y de su condena, casi universal, desde 1960 se ha mantenido esa política, con
algunos ajustes, año tras año, y durante casi seis décadas.
¿Qué signica decir que el embargo no ha funcionado? El objetivo maniesto de
la política de Estados Unidos hacia Cuba desde 1959 ha sido derrocar al gobierno
de Fidel Castro. Philip Bonsal, embajador norteamericano en la isla entre febrero de
ese año y octubre de 1960 fue inequívoco al identicar ese n cuando escribió: “new
American policy [...] was one of overthrowing Castro by all the means available
to the United States short of the open employment of American Armed Forces in
Cuba”5.
Si bien el objetivo de la política de Estados Unidos hacia Cuba estuvo siem-
pre claro desde 1959, las tácticas recomendadas se debatieron de manera regular
y contenciosa dentro del aparato de la política exterior del país. Esas disensiones
se remontaban a tiempos anteriores a Castro. En la década de 1950, cuando el
Movimiento 26 de Julio –liderado por él– ganó popularidad y Fulgencio Batista
perdió gradualmente legitimidad, el Departamento de Estado se mostró reacio
a seguir apoyando a su gobierno, pero el embajador en La Habana por entonces,
Earl T. Smith (1957-1959), se había acercado al dictador y convenció al presidente
Dwight D. Eisenhower (1953-1961) para que continuase haciéndolo. No obstante la
actitud de la administración norteamericana mostró confusión y ambigüedad. Por
un lado rehusó instruir a Batista hasta nales de 1959 para que renunciase al poder o
dejase paso a una coalición de transición integrada por elementos de la clase media,
pero, por otro, suspendió la venta de armas a la isla marzo de 1958. A pesar de ello el
ejército estadounidense siguió realizando ejercicios conjuntos con el cubano en los
últimos meses antes del triunfo de la revolución.
Con los antecedentes mencionados, por tanto, las señales contradictorias y las
corrientes cruzadas han llegado a ser emblemáticas de la política de Estados Unidos
respecto a Cuba a lo largo de seis décadas.
5 La observación de Bonsal fue repetida por el corresponsal del New York Times, Herbert Matthews,
quien escribió que la política de Estados Unidos era que “would suer so greatly that the Castro re-
gime would be fatally weakened”. Donna Rich Kaplowitz, Anatomy of a failed embargo, Boulder, Linne
Reiner Publishers, 1998, p. 4.

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