¿Que teme Bush de la televisión Cubana?

AuthorDr. Manuel Hevia Cosculluela
PositionMiembro de la Sociedad Cubana de Derecho Constitucional y Administrativo; miembro de la Sociedad Cubana de Derecho Económico, Financiero y Mercantil; Profesor Titular Adjunto de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana.
Pages19-31

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Factores internos norteaméricanos que condicionaron el surgimiento de radio y televisión Marti

Para los hipercríticos o desinformados quizás esta pregunta cause hilaridad. Nuestras limitaciones técnicas y sobre todo económicas son evidentes, en particular en las actuales circunstancias.

Sin embargo, con frecuencia el escepticismo, el fatalismo o los pensamientos apocalípticos obnubilan el claro entendimiento del devenir histórico y los factores que condicionan determinados acontecimientos y su proyección futura.

Pero el temor que se señala existe... es real. La televisión cubana puede afectar intereses estratégicos de sectores de la derecha norteamericana. Para comprender las razones hay que adentrarse en las vericuetas del génesis de la mal llamada Radio Martí y su hermanastra televisiva- y cómo incidieron en él ciertos aspectos constitucionales y políticos de Estados Unidos.

Antecedentes

En la medida en que se fue perfeccionando el invento de la radio, los políticos fueron descubriendo su poder. Ya en la década del 30, el presidente Franklin D. Roosevelt la utilizó eficazmente para movilizar al pueblo norteamericano en apoyo a sus reformas.

Gradualmente, la radiodifusión se trasladó al ámbito internacional como vehículo de los gobiernos para divulgar sus puntos de vista o las principales manifestaciones de la cultura nacional.

Es bueno señalar que era ésta una actividad lícita, independientemente de que se pudiera cuestionar el contenido de alguna de las Page 20 trasmisiones. Estas se hacían en onda corta, o sea, la utilizada para distancias significativas ya través de frecuencias internacionalmente acordadas. La onda media se reserva para las trasmisiones nacionales, aunque, desde luego, en algunas regiones como Europa, que comprende un número alto de Estados en un territorio relativamente reducido, son inevitables las interferencias.

Durante la Segunda Guerra Mundial este medio masivo de comunicación se convierte en un arma más. Radio Moscú llegó a simbolizar la heroica lucha del pueblo soviético frente a la invasión nazi. Las campanadas del reloj Big Ben, trasmitidas por la BBC de Londres, signaban la tenaz resistencia inglesa a los bombardeos. También desde Londres se trasmitían programas especialmente dirigidos al pueblo alemán. En el escenario del Pacífico, una locutora japonesa, bautizada irónicamente por las tropas norteamericanas como "Rosa de Tokio", pugnaba por desmoralizarlas con sus alocuciones.

La Guerra Fría disimuló con cantos de sirenas la animadversión a las nuevas ideas. Surgieron Radio Europa Libre y en 1953 Radio Libertad que tenían como principal objetivo desestabilizar a la Unión Soviética y a las democracias populares de Europa Oriental.

Desde su inicio, la Revolución cubana fue objeto de ataque de las fuerzas retrógradas. La Voz de los Estados Unidos (Voice of America), que trasmitía para América Latina en general, comenzó a concentrar sus programas en Cuba; pero era necesario afinar el blanco y en 1960 la Agencia Federal de Comunicaciones autorizó a una supuesta emisora privada, Radio Swan, a trasmitir específicamente contra Cuba. También, durante años la zona oriental de nuestro país sufrió la desinformación y el veneno procedente de Radio Bonaire. Hoy en día, diversas agrupaciones contrarrevolucionarias trasmiten hacia Cuba a través de supuestas o reales emisoras comerciales, las que pretenden no tener responsabilidad alegando que se limitan a vender determinado tiempo de trasmisión.

Las distintas emisoras mencionadas, tanto las legítimas como las espurias, tienen en común que responden a motivaciones e intereses de política exterior. Más complejo es el caso de Radio Martí. Su especificidad viene dada por la diversidad de factores de índole interno que condicionan su nacimiento. (

Dos de estos factores son resultantes de la estructura constitucional norteamericana y su interrelación con intereses políticos. La influencia del Tribunal Supremo y el Sistema Electoral. Como invitado de piedra en la política interna, la comunidad cubana ha quedado imbricada al juego y rejuego de los partidos políticos.

El Tribunal Supremo

El Tribunal Supremo norteamericano está integrado por nueve magistrados que son designados por el Presidente, pero el nombramiento requiere la ratificación del Senado. La designación es vitalicia. Page 21 Esto significa que sólo habrá una plaza vacante en caso de muerte o jubilación voluntaria pues no hay límite en cuanto a la edad. Teóricamente también pueden ser removidos mediante el llamado procedimiento de "juicio político", lo cual no ha sucedido en este siglo.

La influencia y el poder del Tribunal Supremo no radica en las sentencias que resuelvan casos específicos, sino en su facultad de interpretar la Constitución a través de la fundamentación de la sentencia, a lo que en Cuba denominamos "considerandos". En los primeros años de la presidencia de Franklin D. Roosevelt, el Tribunal logró demorar o impedir algunas de las reformas declarándolas inconstitucionales. Pero a partir de la década del 60 adquiere un carácter mucho más activo. Sus interpretaciones constitucionales -consideradas por muchos juristas conservadores como excesivamente extensivas y de dudosa legalidad jugaron un significativo papel en favor de los derechos civiles de la minoría negra. Aunque cuestionado teóricamente, ese poder basado en esa facultad de interpretación constitucional siempre ha sido acatado. Como quiera que las decisiones se toman por mayoría, bastará que cinco magistrados coincidan en sus criterios para que se promuevan cambios sustanciales en el país. En materia de política exterior, las diferencias entre los partidos es apenas de matices, pero en política interna hay serias divergencias en unos cuantos focos polémicos como los derechos civiles, el aborto, la política fiscal y la seguridad social. En estos temas, las posiciones ideológicas -en el sentido norteamericano pueden ser decisivas.

El Tribunal Supremo es el primer factor a tener en cuenta, en especial su facultad de interpretación constitucional y el hecho de que los magistrados son designados por el Presidente pero el nombramiento requiere la ratificación del Senado.

Es bueno señalar que se trata del Tribunal Supremo Federal, pues cada estado tiene su Tribunal Supremo como cúspide de su propio sistema judicial con funciones similares dentro del territorio estadual. Estos tribunales no interesan a los efectos de este trabajo.

El sistema electoral

El presidente de Estados Unidos es electo por un Colegio Electoral integrado por un húmero de delegados elegidos por cada estado. La Constitución los denomina electores, pero comúnmente se les llama "compromisarios", pues se han comprometido previamente a votar por determinado candidato presidencial. Aunque no es esta una obligación legal, no se ha dado el caso de un incumplimiento que significaría la "muerte política" del compromisario. En épocas anteriores, los compromisarios eran escogidos por cada órgano legislativo estadual; hoy en día cada partido presenta en cada estado su Page 22 lista de compromisarios, compuesta de activistas, profesionales de la política... en fin, incondicionales de probada lealtad.

El partido que obtiene la mayoría de votos en un estado -o la minoría mayor, si hubiese más de dos candidatos en ese estado-gana la totalidad de los votos electorales,- es decir, todos sus compromisarios son electos para integrar el Colegio Electoral.

La elección en el Colegio Electoral es meramente formal. Ese trámite se cumple aproximadamente un mes después del escrutinio de noviembre. (Antes era el 6 de enero posterior). En realidad el propio día o al día siguiente de las elecciones, se conoce quién ha sido el triunfador. Baste sumar los compromisarios o votos electorales que ha obtenido.

Como detalle de interés actual, cabe señalar que en el Colegio Electoral sí es necesario obtener una mayoría absoluta para ser elegido presidente. De no ser así, la elección corresponde a la Cámara de Representantes. Antes de la Duodécima Enmienda Constitucional (1804), en la Cámara se votaba por estados, cada estado con un voto, entre los cinco candidatos más votados. A partir de esa Enmienda, votan los miembros de la Cámara, o sea, los representantes, entre los tres candidatos con mayor votación. Sólo Thomas Jefferson en 1800 y John Quincy Adams en 1824, no obtuvieron una mayoría absoluta en el Colegio Electoral y fueron electos por la Cámara de Representantes.

Comoquiera que lo determinante es el voto electoral, pudiera triunfar un candidato que no recibiera la mayoría de los sufragios, es decir, del voto popular. Esta situación se ha presentado en diez ocasiones. Es decir, diez presidentes -los llamados Presidentes Minoritarios- no obtuvieron la mayoría del voto popular:

James Buchanan, 1856,- Abraham Lincoln, 1860; Rultreford Hayes, 1876; James Garfield, 1880; Grover Cleveland, 1884 y 1892; Benjamin Harrison, 1888; Woodrow Wilson, 1912 y 1916; Harry Truman, 1948.

Otras veces, la aplastante mayoría en el Colegio Electoral no refleja la diferencia en el voto popular: F.D. Roosevelt-Landon en 1936 o Reagan-Móndale en 1984.

La Constitución no se pronuncia sobre la forma de elegir a los compromisarios y lo deja a la discreción del órgano legislativo de cada estado. La Sección 1 del Artículo 2 expresa-. "Cada Estado designará en la forma que determine su órgano legislativo, un número de electores, equivalen al número de senadores y representantes que le corresponde al Estado en el Congreso".

A su vez, el Congreso de Estados Unidos consta de dos Cámaras.-la Cámara Alta o Senado y la Cámara de Representantes. Las leyes requieren la aprobación de ambos cuerpos legislativos, pero cada uno de ellos tiene, además, atribuciones específicas. A los efectos de este trabajo, interesa la facultad del Senado de ratificar el nombramiento hecho por el Presidente para ocupar determinados cargos Page 23 federales, entre ellos, los magistrados del Tribunal Supremo, como se indicó en el acápite anterior.

El número de representantes que elige cada estado será proporcional a su población. Con independencia de su población, cada estado posee dos senadores.

Los orígenes de este sistema bicameral se remontan al nacimiento de la Unión y están vinculados a ciertas garantías que exigían los estados sureños para preservar la esclavitud... lo que se denominó el Gran Compromiso. Comoquiera que la Federación fue una asociación voluntaria, pero constitucionalmente indisoluble, de estados soberanos, la esencia esclavista del Compromiso quedó disimulada conceptualmente. Los senadores eran los delegados de cada uno de estos estados soberanos e iguales; de ahí que todos tuvieran la misma cantidad. Los representantes eran los delegados del pueblo de cada estado.

Ya se indicó que cada estado tiene tantos votos electorales o comprimisaríos en el Colegio Electoral, como representantes y senadores tenga. Los estados de muy poca población tienen tres compromisos equivalentes a sus dos senadores y un representante. El más populoso actualmente. California, cuenta con 55 compromisarios que reflejan sus 53 representantes y 2 senadores. (Es posible que en los ajustes que se efectuaron recientemente al Censo de 1990, haya una diferencia de 1 representante).

Debido a este sistema, la campaña presidencial va a centrarse en los estados más populosos: California, Nueva York, Texas, Florida, Illinois y Pennsylvania. Estos Estados van a ser claves. Es de señalar el vertiginoso crecimiento demográfico de Florida. Según el censo de 1970, no aparecía entre los primeros diez Estados; en 1980 pasa a ocupar el sexto lugar en cuanto a votos electorales y en 1990, el cuarto.

En el peso específico de Florida dentro del sistema electoral y la función senatorial de ratificar a los miembros del Tribunal Supremo, va a radicar la respuesta a la interrogante planteada en el título de este trabajo.

La comunidad cubana

No resulta fácil caracterizar a la comunidad cubano-americana en la Florida. Incluso en sus orígenes, sólo el odio a la Revolución cubana era el común denominador de grupos con diferentes motivaciones y objetivos. Veinte o treinta años después, cualquier generalización es riesgosa. Una nueva generación ha nacido o ha crecido para la cual Cuba es algo lejano y desconocido. La mayoría ha adquirido la ciudadanía norteamericana y se ha ido enraizando en esa zona crepuscular que no es cubana pero tampoco yanqui.

En un extremo hay una pequeña minoría en lento pero constante incremento que siente simpatías -consciente o instintiva- hacia lo Page 24 que significa el proceso social acaecido en su país de origen o en el de sus padres. Estas simpatías no tienen necesariamente un cariz ideológico, sino más bien nacionalista y con frecuencia están matizadas con sinceras reservas críticas. Pero, en general se manifiesta con un cierto grado de activismo.

En el otro extremo hay un grupo más numeroso, aunque heterogéneo. A grandes rasgos está compuesto por los exilados iniciales cuyas motivaciones políticas" los hacen enemigos irreconciliables de las transformaciones revolucionarias, incluso las evidentes o innegablemente positivas. El paso inexorable de los años ha ido diezmando este sector. Un peso específico mayor radica en elementos más jóvenes (más jóvenes hace 30 años), que no disponiendo de los recursos económicos de los grandes exilados, hicieron del "anticomunismo" su medid de vida. Medio de vida que en las décadas del 60 y 70 adquiere cierto aire de respetabilidad al que administraciones federales y estaduales le otorgaron un manto de legitimidad. Y es que el anticastrismo llegó a ser un gran negocio local. Al principio, se rivalizaba para obtener la mayor tajada de los fondos federales (cubiertos y encubiertos) destinados a la guerra contra Cuba. También estaba en juego el "ordeño" de los cubanos adinerados y de los que disponiendo de recursos menos cuantiosos soñaban con el retorno vencedor. La época estuvo signada por los escándalos, las estafas y ocasionalmente algún que otro acto de sangre, resultado de las luchas entre diversos grupúsculos.

Inexorablemente, la Comunidad -aún contra su deseo- fue siendo absorbida por la política electoral norteamericana. Inicialmente a nivel local, sus logros fueron símbolos de orgullo de "inmigrantes que habían logrado el éxito". Gradualmente, el interés local se proyectó a la arena nacional. Decepcionados con Kennedy y relegados a un segundo plano por la crisis de Viet-Nam, se fue produciendo una simbiosis del sector conservador (y en gran medida de toda la Comunidad) con el Partido Republicano. Ya desde épocas de Bebé Rebozo y sus vínculos con Nixon, era evidente esta tendencia que se ha consolidado con las relaciones financieras con un hijo del Presidente Bush. Sin embargo, lo que constituyó la fuerza del sector conservador, era al propio tiempo su punto más vulnerable. La llamada Fundación Cubano-Americana, se alejaba de Cuba en la medida que incrementaba su influencia en Estados Unidos. Hoy se deteriora producto de rencillas internas, aspiraciones desmedidas y la sospecha de que es una corporación encaminada más a los negocios que a defender intereses comunes. Y es que también la Comunidad tiene su "mayoría silenciosa". Son gente asimiladas por su patria adoptiva pero que por las más disímiles razones desean mantener vínculos con Cuba: intercambio cultural, viajes turísticos, relaciones comerciales y, en fin, más contactos con su "madre patria".

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No se pretende en este breve ensayo, un estudio sociológico de la Comunidad, que por más tendrá que hacerse en el propio Miami. El sólo análisis de los denominados "marielitos" es extremadamente complejo.

Aspiro solamente a trazar a grandes rasgos los componentes de lo que erróneamente se considera una unidad monolítica y homogénea. La realidad es que, lentamente, de exilados se han ido transformando en emigrantes. Salvando la distancia en el tiempo y otras características, sus relaciones con Cuba tienden a convertirse en la de otras emigraciones, como la italiana o irlandesa con la "patria vieja" (en inglés old country).

Aunque ello es todavía prematuro, a largo plazo afecta intereses básicos de la política exterior norteamericana y los intereses económicos de la minoría cubano-americana, vocinglera pero poderosa que domina el medio político en el Sur de Florida.

Nacimiento de Radio Marti y Televisión Marti

Los tres factores mencionados, Sistema Electoral, Tribunal Supremo y Comunidad, van a confluir por diversas causas en el alumbramiento de Radio Martí. (A modo de comentario al margen: Si los legisladores que aprobaron su creación hubieran leído la obra del Apóstol de la nación cubana, tenaz adversario del expansionismo y la obsesión hegemónica norteamericana, la hubieran bautizado con un nombre sin tantas connotaciones antiimperialistas).

El ala derecha del Partido Republicano otorgó a las elecciones parciales de 1986 particular importancia. De conformidad con el sistema electoral norteamericano, en cada elección -parcial o general- se renueva la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, (los senadores son electos por un período de seis años).

La derecha lunática que aportó cierto contenido ideológico a lo que se autodenominó "Revolución (¿?) Reagan" estaba decidida a cimentar sus logros para los próximos treinta o cuarenta años. Era necesario, por tanto, sustraerlos de los vaivenes electorales. Ya se ha explicado que el sistema judicial federal está compuesto de jueces y magistrados vitalicios. Es el único órgano del Estado con estabilidad relativamente prolongada.

Desde la década del 50, el Tribunal Supremo había adquirido un carácter cada vez más liberal en cuestiones internas. Incluso algunos nombramientos de Nixon habían resultado decepcionantes para los conservadores. Sin embargo, Reagan había designado un número apreciable de jueces inferiores, aunque el botín principal -la Corte Suprema- aún no estaba controlado. Era predecible que dos o tres magistrados murieran o se jubilaran en los dos años restantes del gobierno de Reagan. Se quería actuar antes de las elecciones presidenciales de 1988 para anticiparse a un triunfo demócrata, no Page 26 probable en ese momento pero no descartado del todo, en particular porque Reagan, muy popular en el orden personal, no podría reelegirse nuevamente.

El problema radicaba en obtener una mayoría tal en el Senado que garantizara la ratificación de las propuestas del Presidente para llenar las futuras vacantes en el Supremo.

Como se expresó anteriormente, se renovaba en 1986 un tercio del Senado. Los entendidos consideraban que la mayoría de los senadores que buscaban la reelección (los llamados incumbents), tanto demócratas como republicanos, tenían asegurado el triunfo. En los estados donde se llenaría una vacante, uno de los candidatos mostraba una fuerte ventaja en las encuestas de opinión. La lid, pues se circunscribía a un reducido número de estados.

La senadora de la Florida, Paula Hawkins, electa en la avalancha republicana de 1980, aparecía vulnerable frente a su contrincante demócrata, el popular Gobernador Graham.

Hay que señalar aquí que las diferencias políticas entre ambos candidatos eran mínimas. Sin embargo, por regla general en las votaciones del Senado para ratificar designaciones, se acata la disciplina partidista. Y los demócratas no estaban dispuestos a permitir que Reagan proyectara su política interna a través de un Tribunal Supremo conservador hasta bien adentrado el Siglo XXI. Los disidentes en ambos partidos, algún que otro demócrata y un reducido y execrado puñado de republicanos liberales, se cancelaban mutuamente. Graham no era hombre de enfrentar la dirigencia partidista en estas cuestiones.

También debe explicarse que algunas discrepancias de política interna resultan comprensibles: derechos civiles de las minorías, política fiscal, seguridad social, etc. Otras, como la prohibición del aborto, el uso libre de armas de fuego por cualquier ciudadano y ciertas confrontaciones religiosas, sólo son explicables a la luz de las contradicciones esquizofrénicas que signaron el nacimiento de esa nación: libertad e intolerancia; liberalismo político al estilo de la ilustración francesa y chovinismo aislacionista; pacifismo cuáquero y violencia sistemática; y, como colofón, libertad y esclavitud.

Retomando el hilo. Florida se convirtió en un estado clave: había que reelegir a la Senadora Hawkins.

Pero volvamos a la Comunidad, o mejor a su rama militantemente reaccionaria. Esta, que había puesto grandes esperanzas en Reagan, se sentía subestimada (taken for granted). Mucha retórica antirrevolucionaria pero pocos hechos concretos. En 1981 se constituye la Fundación Nacional Cubano-Americana, amalgama interrelacionada de rechazo a cualquier acercamiento con Cuba -no importa cuan tímidoconexiones políticas locales y pingües ganancias en negocios resultantes de esas relaciones. El objetivo de la Fundación era hacer sentir el peso político del sector, autodenominándose representante de toda la Comunidad. Parodiando el lema utilizado en décadas anteriores Page 27 por sectores de la minoría negra, se habló de Cuban Powe.r

En general, la frustración de la Comunidad había ido en aumento. Los llamados "anglos" (no necesariamente anglo-sajones; esta expresión llegó a tener un significado genérico que abarcaba a cualquier norteamericano blanco) que se sentían gradualmente excluidos de la zona pugnaban por recuperarla, incluso erradicar el uso del idioma español, mediante la oficialización del inglés.

Las elecciones de 1986 ofrecieron a la Fundación una espléndida oportunidad. Los halagos republicanos hasta la fecha, eran más bien ejercicios de grandilocuente retórica. Los cubano-americanos ventilaron públicamente los agravios -supuestos o reales-, la indiferencia, la falta de apoyo efectivo a la "liberación de Cuba". Se habló de retraimiento (votar por los demócratas estaba fuera de la cuestión).

Ya en diciembre de 1983 se había promulgado la ley creando Radio Martí, destinada a trasmitir específicamente a Cuba en onda media.

No obstante, persistían algunos obstáculos. A la mayoría de los propietarios de estaciones de radio le preocupaba el precedente y la posible reacción cubana con su potente capacidad de trasmisión. Los rivales cubano-americanos de la Fundación temían que la nueva Radio fuera controlada por ésta. Ciertos legisladores tampoco habían logrado la subordinación de Radio Martí a la Voz de los Estados Unidos.

Pero finalmente la obsesión republicana de controlar el Senado y las veladas amenazas del / retraimiento del voto cubano-americano, dieron sus frutos. El 20 de mayo de 1985 -poco más de un año antes de las elecciones parciales- comenzaron las trasmisiones hacia Cuba.

Resulta asombroso cómo las administraciones norteamericanas han interpretado como signo de debilidad cualquier disposición de Cuba al diálogo. Nuestra reacción no se hizo esperar y se denunció el Convenio Migratorio. Otras posibles respuestas quedaron en reserva.

De aquel aparatoso esfuerzo sólo quedó una estación que sirvió de discordia dentro de la propia Comunidad. Vale aclarar que a pesar de todo, el voto cubano no pudo romper el equilibrio en Florida: la Senadora Hawkins fue derrotada.

Pero antes del descalabro, en la euforia del "triunfo" de Radio Martí, la fundación había anunciado en julio de 1985 el inicio de estudios de factibilidad para una estación de televisión destinada específicamente a Cuba.

La idea languideció, los republicanos tenían otras preocupaciones y salvo un formal tributo de apoyo a la Fundación (y no tan formal apoyo en áreas de negocios) el gobierno encaró otros problemas. La Convención Demócrata de 1988 y la secuela del escándalo Irán- Contra, hizo surgir el pánico en el Partido Republicano. En las encuestas de opinión la ventaja del candidato demócrata llegó a sobrepasar los 15 puntos; en junio la ventaja de Dukakis sobre Bush Page 28 era de 17 puntos. Se esperaba en el mejor de los casos unas elecciones reñidas. De nuevo la Florida podía ser uno de los estados claves en noviembre y el voto cubano-americano capaz de inclinar el fiel de la balanza en ese estado.

Se desempolvó el proyecto de la televisión. Había que movilizar activamente la Comunidad. El resto es historia conocida. De poco importó la violación de convenios y las amonestaciones del organismo internacional especializado. Bush ganó las elecciones sin mayores problemas, pero era necesario cumplir con la Fundación. La televisión Martí comenzó sus trasmisiones invisibles. La tecnología norteamericana quedó en ridículo. Un buen día el globo se zafó y por ahí debe estar, hasta que llegue el día de cortejar nuevamente el voto de los cubano-americanos.

En todo este andamiaje, ha quedado disimulada la oferta que hizo el Gobierno cubano para un intercambio libre y recíproco de información.

Motivos del rechazo norteaméricano a la propuesta cubana de reciprocidad en las trasmisiones

Hay un hecho que lamentablemente nosotros no hemos divulgado con la insistencia y el énfasis que amerita.

El supuesto razonamiento detrás de la radio y la televisión anti- cubana era la necesidad de informar a nuestro pueblo de lo que acontecía en el mundo y en nuestro propio país. La tesis era que el solo conocimiento de "la verdad", haría desmoronar la "tiranía comunista".

Es indudable que nuestra prensa radial y escrita tiene serias deficiencias. Así lo han manifestado reiteradamente los dirigentes cubanos. Pero una cosa son estas deficiencias y otra el pretendido ocultamiento de la verdad.

Pero la falacia se hace evidente para quien conozca la facilidad con que entran en Cuba las radiodifusiones provenientes del Sur de la Florida. Descontemos Radio Canadá y las trasmisiones en inglés. Se trata de la propia Voz de los Estados Unidos en sus trasmisiones en español y las estaciones cubano-americanas de Miami, por cierto, tendenciosas y sensacionalistas a ultranza.

Plantear que el cubano estaba desinformado era aceptar implícitamente el fracaso de la Voice of America y de las estaciones anti- cubanas de Miami. Lo que ocurría sencillamente era que no encontraban en Cuba una audiencia receptiva. Había que matizarlas y edulcorarlas con ofertas de películas nuevas y grandes programas de variedades.

No nos vamos a referir al elevado por ciento de películas norteamericanas que se exhiben en nuestros cines o en la televisión, ni a las trasmisiones de la CNN. Siempre van a alegar que las películas Page 29 se exhiben selectivamente y el programa de la CNN es una síntesis noticiosa semanal.

Lo que es importante destacar es la oferta del Gobierno cubano de establecer un intercambio recíproco de programación televisiva a libre elección de cada parte trasmitente. Fue esta una propuesta formal que además ha sido publicada en el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba. (Personalmente, considero que no hemos insistido suficientemente en este punto; que este no ha recibido una adecuada divulgación en Cuba y mucho menos en los Estados Unidos y el resto del mundo). Jamás hubo respuesta norteamericana a tal ofrecimiento. Sólo silencio total. Consistía esta propuesta en que Cuba habilitaría un canal de televisión para recibir los programas de entretenimiento y noticieros que determinaran los Estados Unidos. A su vez Cuba podría trasmitir sus programas hacia el Sur de la Florida. El tiempo y horario de trasmisión se acordaría a partir del principio de igualdad.

Existían problemas técnicos y comerciales. En cuanto a los primeros, el globo que se utilizaría para facilitar las trasmisiones desde Florida podía servir para recepcionar los provenientes de Cuba. Quedaba el problema del canal a utilizar en Miami. Dudo que no existiese una estación comercial dispuesta a recibir entre tres y seis horas de programación si las autoridades federales les garantizaban que no habría represalias de los sectores reaccionarios de la Comunidad. También ignoro si el Gobierno Federal tenía un canal a su disposición. Lo significativo es que ni siquiera se exploraron esas posibilidades. El ofrecimiento NO recibió divulgación alguna en Miami y mucho menos en el resto de Estados Unidos. Algunos ciudadanos norteamericanos que por diversas razones deben viajar a Cuba quedan asombrados cuando se enteran de la propuesta cubana. Tal es la desinformación, pero curiosamente no la cubana, sino la existente en el "país de la libertad", adalid del Mundo Libre.

Existen varias razones para la negativa a siquiera reconocer que existió el mencionado ofrecimiento.

Por un lado, cometieron el error de considerarlo una señal de debilidad cubana. No se previo la forma eficiente y poco costosa en que sería interferida Televisión Martí. O, si se previo esta posibilidad, siempre existía la ventaja de poder presentar a la Revolución dispuesta a todo para evitar que la verdad llegara a su "infeliz pueblo". Ganancia neta en ambos supuestos.

También existía otra razón de índole internacional. Negarse al diálogo e imponer la televisión anticubana significaba humillar a la Revolución, mostrar el poderío norteamericano y enviar un fuerte aunque indirecto mensaje a otros pueblos de Nuestra América y a gobiernos "díscolos" renuentes a acatar mansamente los dictados de Washington.

Pero las razones más importantes son internas: Primeramente la Administración Bush no podía ni puede ahora ir a un enfrentamiento Page 30 con la Fundación, a la cual considera capaz de movilizar el voto cubano-americano a modo de un Tammany Hall tropical Los años venideros demostrarán que ese club de cabildeo -lobby- tiene pies de barro y comienza, a desmoronarse.

La otra razón no se limita a meras coyunturas electorales, sino a consideraciones estratégicas de la derecha. Como ya se señaló, existe una mayoría de cubano-americanos que sin tener especial simpatía hacia la Revolución, desean lazos estables. Ya son norteamericanos, pero siguen interesados en la "Madre Patria". A medida que nazcan nuevas generaciones, este sector irá creciendo.

La paradoja de la propaganda feroz contra Cuba es que produce expectativas que por su propia exageración resultan decepcionantes al ser confrontadas con la realidad. Una programación cubana apolítica que se limite a exponer nuestra realidad -con todas sus deficiencias y limitaciones- resultaría explosiva en Miami. Un documental sobre Vinales o Santiago tiene una potente carga nostálgica. Seriales o documentales sobre la vida cotidiana pueden hacer surgir dudas acerca de la veracidad de la propaganda sobre "infierno rojo". Los noticieros cubanos cuestionarían el supuesto desconocimiento popular de los acontecimientos nacionales o mundiales.

Los sectores conservadores norteamericanos ven con aprensión la gradual transformación de la Comunidad que, de punta de lanza y proveedora de "carne de cañón" contra Cuba, con el devenir de los años puede convertirse en promotor de relaciones normales en plano de igualdad.

Aunque no se trata de un bloque monolítico, la Comunidad puede llegar a tener a largo plazo la suficiente cohesión para convertirse en un formidable grupo de presión interno al estilo de emigraciones más añejas.

Será esta una transformación lenta pero inexorable. Para esos sectores conservadores es inadmisible que surja este nuevo grupo de presión a favor de legítimos intereses de Cuba, máxime cuando su densidad demográfica le permite controlar la política del Sur de Florida y ser el factor determinante en todo el estado. Su influencia se proyecta a otras zonas con algún grado de concentración cubana como New Jersey.

Cabe destacar, no obstante, que ahí termina su poderío. El resto de la población de origen latinoamericano -los llamados hispanos-, los rechazan, muy especial los chicanos.

Reitero que nuestra televisión es débil y en ocasiones deja mucho que desear. Pero para el Comunitario traería añoranzas y el deseo de la normalización de relaciones. Su presencia en Miami alcanzaría un público ansioso de noticias, informaciones y experiencias vitales que a nosotros nos pueden parecer aburridas por cotidianas. Esta función catalizadora no la podían permitir los sectores a que he hecho referencia.

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Cuba interfirió la televisión intrusa, no por miedo a la "verdad", sino porque la querían imponer. La intransigencia en los principios ha sido el arma secreta de la Revolución. Una claudicación lleva a otra... y al final a la ignominia, como demuestran tantos tristes ejemplos por estos y otros lares, en ésta y en lejanas épocas. La incomprensión norteamericana de la íntima relación entre Revolución y Nación los ha llevado a repetidos errores con respecto a Cuba. Han subestimado lo que representa la dignidad de un pueblo, como también han subestimado su resistencia y su capacidad de maniobra.

Tal es el trasfondo de lo que se quiere hacer creer al pueblo norteamericano. Nuestro reto es el siguiente: Divulguen el ofrecimiento cubano. ¡Refútenlo!

Nota: El presente trabajo se comenzó a elaborar con vistas a un evento internacional dé carácter político. Por razones de tiempo no llegó a ser presentado. No obstante, el autor consideró que contenía suficientes elementos jurídicos para justificar, con algunas modificaciones, su publicación en la Revista Cubana de Derecho.

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