Todo lo que existe merece perecer (o una pregunta distinta sobre la democracia)

AuthorJulio César Guanche
Pages312-342
XXIII.
TOOO
LO QUE EXISTE MERECE PERECER
(0
UNA PREGUNTA OISTINTA SOBRE
LA
DEMOCRACIA)*
Julio Cesar Guanche
1. PRELIMINAR
EI
socialisrno, en
eI
disCUISO
del maflcismo revolucionario, tiene varios sinonirnos
-rransici6n, dictadura del proletariado,
fase
inferior del
comunismo-
asi como
tiene varios ant6nimos. Por paradoja de la historia,
La
experiencia del socialismo
ha
estado cubierta mas
por
la tortuosidad
de
sus antonimos que
por
la
virtud comenida
en aquellas imagenes
que
tam bien
10
identifican.
Es preciso resistir una tentaci6n: aquella
que
impulsa a pensar
que
la teo ria riene
La
razon
y,
en cambio, ha sido
La
historia la que
ha
producido
el
reino del
reves.
Si
en
La
teorfa
eI
socialismo es sin6nirno
de
libertad social
}'
de autonom(a individual, de
socializaci6n de la economia
}'
del poder politico,
de
democratizacion del orden inte-
gral de
la
vida cotidiana,
de
desenajenacion
y,
en suma, de emancipaci6n; en con-
tcaste, en
la
practica predominante -la dpicamente encarnada en la experiencia
sovietica-
ha sido la ejecutoria de sus oposicione
s.
La
culpa
de
esta tragedia
no
puede arrojarse sobre
la
historia, mientras
se
deja indernne a
la
teona.
En
la
tradici6n
del
marxisrno revolucionario,l
el
cornunismo
es
el
nombre dado
al
pro-
gcama
de
la
socializaci6n del poder,
al
regimen del trabajo libre,
al
estatuto de
la
organi-
* Quiero consignar aquf,
en
esre libro homenaje,
mas
que una dedicaroria para Julio Fernandez Buite
una advertencia:
esras,
y todas
las
p<1ginas
que
escri
bire, cuando
sean
dignas,
se
cobijan en su
som
bra.
I Para diferenciarlo tanto de
las
corrie
nt
es
reformistas soc
iald
em6cratas como del «marxismo- le
ni
-
nismo» de inspiraci6n sovier
ic
a, entendemos a
quC
eI
«marxismo revolucionario. segtin este program
a:
como filosofia de
la
praxi
s;
como
pensamiento abierto
qu
e entiende
la
realidad
en
dave
de cambio, hace
la
cr{
tica de todo
10
existellle,
parte
de
la
necesidad de
comp
rehender
la
totalidad social,
se
preocupa
tanto por
«e
ntender.
eI
mundo
como
por sirve
de
teorla delsocialismo revolucionario,
aquel que
se
opone a l
as
dominaciones y a
la
ex
pl
otaci6n
--de
la cual
so
n parte
la
dominaci6n burgu
e-
sa
y la dominaci6n burocd.tica, pero no l
as
unicas que integran
la
culrura de
la
dommaci6n y de la explo-
taci6n
-;
al
mismo ciempo
que
signiftca un pensamiento crltico proyectado tanto hacia
las
esttucruras
de
la
opresi6n como hacia
s(
mismo, hacia sus propias formas d e entender y de manejar la r
eal
idad, y
riene como nucleo
el
tema de la desenajenaci6n del
ser
humano
y
la
conquista de su autonomfa, esto
es,
del regimen integral de su liber(ad. En 10 adelante, cuando aparece
el
termino .marxismo. sin
oua
caJi-
hcaci6n, ha de enrenderse «marxismo revolucionario».
312
zacion de
los
productores,
al
sistema resultante
de
la
expropiaci6n de
Los
expropiadores.
En
esta
corriente, el socialismo jamas resulta un proceso politico con horizonte propio:
es
un
medio
para alcanzar un fill:
el
comunisrno. Desde
el
celeberrimo «Crftica
del
Programa
de Ghota» el socialismo no
ha
sido defirudo como
un
«modo de producci6n» autonomo,
sino como una especie de purgatorio:
la
preparacion para
La
vida
fUtura
del
comunismo.
Pero
el
socialismo hist6rico reescribio
en
modo imperativo
10
que habfa sido
redactado
en
subjuntivo. Este ensayo
es
una
indagaci6n sobre
el
perfil del socialismo
en cuanto programa de socializaci6n:
una
discusion teorica sobre
el
significado del
concepto y sobre las nociones que
Le
resuLtan correlativas.
Una
pretension de contri-
buir a recuperar el significado de
Las
palabras
de
la
tribu.
2.
EL
SOClALLSMO
ES
AUTONOMlA
EL
socialismo se hace revolucionario cuando reconstruye
el
tema
de
la autonoffifa.
El
pensamiento ilustrado, Kant espedficamente, entendio
la
libertad como inde-
pendencia, autolegislaci6n; como autonomia frente a la heteronomia, como
norma
que
se
da
uno
a sf mismo, frente a
La
norma
impuesta
por
ouo.
Pero
el proyecto de Kant sobre
la
autonomfa de la persona
se
ha instaurado
en
el
espacio politico del capitalismo
no
como autonomia sino
como
independencia del
hombre privado respecto del poder publico.
EI
pensamiento democcatico republicano
de
fines del siglo
XVIII,
de
Jefferson a
Robespierre, pasando por Rousseau, construyo, con sus respectivos modos, un con-
cepto de libertad politica basado,
en
sus rasgos generales,
en
el
modelo del pequeno
propietario independiente y en una sociedad regida
por
la pequena propiedad agra-
ria con cobertura mas 0 menos universal hacia sus ciudadanos para dar respuesta a
este problema: no
es
libre
el
que depende
de
otro para sobrevivir.
En
10
adelante,
ya
rodeado para siempre por un paisaje industrial,
el
pensamiento
liberal recondujo el complejo tema de
La
autonomfa hacia
el
marco polftico de la «in de-
pendencia». Para ello, elliberalismo termino por resignificar dos instituciones:
la
pro-
piedad y el contrato,
al
imaginar
el
vinculo Individuo-Estado
en
tanto
co-soberanos.
La
propiedad habilita
en
el
individuo
La
esfera
de independencia personal
--econo-
mica y
jurfdica-,
que
es
para elliberalismo la precondicion dellibre hacer politico.
La
propiedad
-seglin
asegura Richard
Pipes-
«
crea
una esfera aut6noma en
la
que, de
mutuo acuerdo, ni
el
Estado
ni
La
sociedad pueden incurrir en usurpaci6n:
al
trazar una
linea entre
10
publico y
10
privado, hace
al
propietario co-soberano.
De
ahf que pueda
afirmarse
que
es
alin mas importante
[eI
derecho a
la
propiedad] que
el
derecho
al
yoro
».
La
idea es
el
resultado de una larga evolucion.
El
iusnaturalismo clasico y medie-
val habfa puesto el enfasis en el caracter imperativo de
la
ley natural.
Con
el
surgi-
miento de
La
«doctrina moderna de los derechos naturales»
--que
es
la
que abre para
Bobbio
la
fiLosoffa
de la historia hacia
una
concepcion individualist
a-
la atenci6n
se
centro en su cacacter atributivo.
La
gestion del sobecano ya
no
podfa considerarse per-
fecta, y resultaba,
por
tanto, susceptible de
sec
requecida. A traves del derecho de
resistencia,
el
soberano respond1a
por
sus delitos contra
el
derecho natural, no
soLa-
mente ante Dios sino ante sus subditos.
313

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