La participación universitaria en los procesos medioambientales en las comunidades costeras del sur de la provincia Pinar del Río como necesidad social de la ciencia del Derecho Ambiental. Caso de estudio: Boca de Galafre

AuthorLic. Dolores Ireisy Cala Concepción/Lic. Nayri Ada Redonet Gómez
Pages1-16
Año V, número 12-13, enero 2014 - diciembre 2014
La participación universitaria en los procesos medioambientales en las
comunidades costeras del sur de la provincia Pinar del Río como necesidad
social de la ciencia del Derecho Ambiental. Caso de estudio: Boca de
Galafre.
Lic. Dolores Ireisy CALA CONCEPCIÓN1
Lic. Nayri Ada REDONET GÓMEZ2
INTRODUCCIÓN
El desarrollo del hombre en sociedad a partir de su intervención en procesos
sociales determina la relación hombre-naturaleza-sociedad, por lo que cualquier
análisis posterior debe estar signado por el reconocimiento de esa relación y la
percepción del hombre como un sujeto cognoscente, consciente de su accionar en
esos procesos sociales.
Aún cuando el fraccionamiento del conocimiento científico es una realidad
ineludible, la única vía de solución a los problemas ambientales es darle un
carácter tridimensional, pues son al mismo tiempo procesos científicos,
tecnológicos y ambientales.
La relación hombre-naturaleza, aunque incluye la explotación y manejo de
recursos naturales, contiene varias esferas específicas de protección; que se
encuentran diseminadas en toda manifestación de la conducta humana, a partir de
que el hombre se desarrolla, actúa y transforma su contexto social y natural. De
ahí que toda manifestación de conducta humana en sus relaciones sociales es
susceptible de ocasionar un impacto negativo o positivo en el Medio Ambiente,
natural o construido, según sea el caso.
Consecuentemente, dada la función universitaria de generar cultura, en el caso
específico de su encargo para sustanciar procesos ambientales, se hace
imprescindible dirigir sus procesos, no solo en el sentido de hacer coincidir los
objetivos de la práctica y la profesión con la conducta del profesional, sino a la
formación general e integral del ciudadano como gestor de esos procesos,
considerando un estilo de pensamiento científico.
SOPEÑA (2010), CHIVAS (2010) y DÍAZ (2011) abordaron la formación de un estilo
de pensamiento científico para determinadas ciencias. No obstante, en casos
complejos, obedeciendo a causas múltiples, su solución requiere un carácter
global, con el esfuerzo coordinado y conjunto de una pluralidad de actores, entre
ellos, los de la educación, dado por la dinamización de su enfoque para desaislar
las disciplinas que lo contemplan, y articular los actores que intervienen. Entonces,
1 Licenciada en Derecho, Universidad Hermanos Saiz Montes de Oca, Pinar del Río Cuba (1998).
2 Especialista para la Ciencia, la Tecnología y el Medio Ambiente, del Centro de Investigaciones y
Servicios Ambientales ECOVIDA, Pinar del Río.
Año V, número 12-13, enero 2014 - diciembre 2014
trasciende los límites de una ciencia particular, desde la labor extensionista
universitaria, sustentada en la educación popular.
Coincidentemente, VEGA (2011) en ellos incluye “…el problema medioambiental,
porque ha sido abordado de una manera fragmentada, en el conocimiento,
primando en la sociedad de hoy el desentendimiento al respecto, no obstante, es
un problema complejo”.3
Para el profesional del Derecho la responsabilidad ambiental es un criterio de
imputabilidad y no un valor que se construye como parte del entramado de
relaciones sociales en las que interviene el ser humano como sujeto (DÍAZ, 2011).
Se impone la formación en el estudiante, particularmente de la carrera de
Derecho, de un estilo de pensamiento desde su profesión, que trascienda sus
límites y que las autoras del presente trabajo advierten como un estilo de
pensamiento científico totalizador: el ambiental; categoría que designa aquella
función intelectual cosmovisiva sobre los procesos ambientales que entraña una
responsabilidad global más allá de los límites espacio-tiempo, es decir, una
responsabilidad tanto con las generaciones futuras como con el planeta en su
integridad física (DOMINGOS, 2012).
Sirve de ejemplo la zona costera Boca de Galafre, donde dicha responsabilidad,
está limitada, caracterizándose por una deteriorada gobernabilidad ambiental,
dada por la pesca ilícita, asociada a otros problemas: carencia de sistema de
alcantarillado, construcción de viviendas de veranero en la duna y línea de costa,
la pérdida de la diversidad biológica, revelada por la captura de especies cuya
fragilidad está acreditada, contaminación de las aguas, degradación del suelo
marino y del medio acuático, deficientes condiciones higiénico-sanitarias. Esta
falta de gobernabilidad ambiental, está determinada por los siguientes factores,
que devienen problemas sociales del Derecho como ciencia:
Déficit de control y fiscalización gubernamental.
Mal estado técnico de las embarcaciones, favoreciendo las emisiones de gases
contaminantes, ruidos y vertimientos de sustancias contaminantes al mar.
Insuficiente cantidad y calidad de los recursos humanos, y escasa preparación
científico-técnica que quienes deben acometer el manejo, control y fiscalización
de los recursos naturales, históricos y culturales del ambiente de la comunidad
Boca de Galafre.
Inobservancia de la legalidad.
La falta de ética, derivado del deficiente cumplimiento por parte de órganos,
organismos y entidades de las normas legales ambientales con incidencia en
las zonas costeras.
Visto así, esta valoración causal advertida desde las ciencias sociales,
particularmente desde el Derecho, solo puede solventarse trabajando, a partir de
3 VEGA PEÑA, 2011.

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