José Martí en las batallas diplomáticas del Canciller de la Dignidad

AuthorLic. Pablo Prendes Lima
PositionPresidente del Capítulo Provincial Ciego de Ávila de la Sociedad Cubana de Derecho Internacional
Pages72-86

Premio Concurso Anual 2002 «Raúl Roa García» de la Sociedad Cubana de Derecho Internacional

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Introducción

Las batallas diplomáticas del Doctor Raúl Roa García, nuestro Canciller de la Dignidad, forman parte inseparable de la historia de la Revolución Cubana. Es la historia misma. 1

Cuando glosamos en su obra diplomática la presencia de José Martí, Apóstol de nuestra Independencia, advertimos de inmediato que aquellas jornadas de extraordinaria sabiduría política y de una impar dosis de valentía revolucionaria, sólo podía coronarla con el éxito quien llevara en lo más profundo de sus convicciones el ejemplo inquebrantable y primordial «. . . del más radical del ciclo de los libertadores americanos. 2

La presencia de Martí en las batallas diplomáticas libradas por el Dr. Raúl Roa, tienen la virtud de colocarnos en el sendero de la continuidad histórica de una misma Revolución por la independencia y la autodeterminación del pueblo de Cuba y de mostrarnos al imperialismo yanqui como el principal conculcador de nuestra soberanía y la de otros pueblos del mundo.

En esa dimensión sólo es válida la aprehensión del pensamiento del Apóstol que Roa hizo suyo en cada uno de los combates. No se trata de referencias de ocasión. Es la dialéctica de un solo proceso con diversos matices que signa a un defensor perseverante e inclaudicable y a un agresor bajo y criminal.

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Si el Doctor Roa a trascendido a la historia como el Canciller de la Dignidad es, precisamente, porque llevó a los foros internacionales la verdad de Cuba, de su historia y cultura, sus desvelos y utopías, inspirado en el pensamiento y la acción del «. . . más atado de todos a la entraña de Cuba, el que la personifica en sus más puras esencias y en sus más nobles aspiraciones. . . »

Simiente fecunda

La obra del Doctor Raúl Roa García, fraguada en la lucha por la independencia nacional, el antiimperialismo consecuente, la cultura de resistencia y el adecentamiento público, puede estudiarse desde diversos ángulos de creaciones y aportes y es susceptible también, desde el punto de vista estrictamente metodológico, de una evaluación singular que caracteriza sus raíces revolucionarias.

Los que nos acercamos a su brillante ejecutoria política notamos de inmediato su apego in crescendo a las raíces de la historia y, de un modo brillante, su asimilación dialéctica en las nuevas circunstancias que le correspondió vivir. Roa tuvo el privilegio de nacer y crecer en un contexto sociopolítico que no habían soñado los padres fundadores de la nación cubana, ni era el sueño fulgente del mambisado de las Guerras de Independencia. No era tampoco el entramado político social preconizado por el Partido Revolucionario Cubano y el Manifiesto de Montecristi, obras del Apóstol y, como todas las suyas, de un profundo contenido humanista e independentista.

Precisamente, Roa llega a profundas convicciones sobre aquel mustio paisaje social a partir de la lectura que hizo de la obra de José Martí. No se trataba, sin embargo, de elucidaciones carentes de valoraciones y conclusiones sino de lecciones propedéuticas para la acción revolucionaria.

El propio Roa lo dijo: «Martí me estrujó los huesos y me dio la preparación espiritual que me puso en el camino de Mella». 3 Y confiesa que su conciencia antiimperialista le viene inicialmente, entre otras fuentes, del «. . . redescubrimiento de Martí a partir de las «glosas»de Mella». 4

Aquel descubrimiento de Martí no fue para Roa un mero ejercicio intelectual era, en suma, la luz que fortificaría el espíritu rebelde y espartano que supo insuflarle el abuelo mambí. Y que tal proceso aconteciera a partir de Mella, fundador junto a Carlos Baliño, del primer Page 74 Partido Marxista-Leninista de Cuba muestra, con luz propia, las calidades del novel pero ya maduro intelectual que ya discurría por el surco de la lucha popular. No por casualidad encontramos a Roa como uno de los profesores de la Universidad Popular José Martí, corolario digno del anhelo trunco del Maestro. 5

Si como estudiante, encuentra en Martí, junto a otros patriotas cubanos e insignes figuras de nuestra América, el «ideal abrevadero»6ello contribuiría ulteriormente a colocarlo en la vanguardia de la intelectualidad revolucionaria de la época, que al decir de Mariátegui, cuando se trata de intelectuales de «. . . verdadera filiación revolucionaria no tienen más remedio que aceptar un puesto en la acción colectiva. . . »7.

Ese puesto encontró en Roa a un combatiente culto, cuya hombradía lleva el sello del sacrificio personal en aras del interés social; poseedor, además, de un inmenso caudal teórico capaz de pulverizar a sus más enconados adversarios quienes eligieron no un puesto en la acción colectiva sino en la acción regresiva de la clase dominante que desgobernaba a Cuba.

Roa no perdió ocasión para la denuncia certera del status quo. . . Recordaba que en la república mediatizada «La memoria vivificante de Martí se había convertido en estatua y su mensaje antiimperialista yacía olvidado entre una bandera plegada y flores marchitas. Los atributos de soberanía se reducían a meros signos postizos. La independencia era una caricatura». 8

Roa fustiga con vehemencia el homenaje oficial que le tributan las autoridades de turno a José Martí, con ocasión del Centenario de su natalicio. «En vano - expresa - se evocaría el espíritu de Martí en las misas retóricas de la liturgia oficial»y más adelante postula: «En el altar de José Martí sólo pueden oficiar, dignamente, los hombres libres y los pechos limpios». 9

Hombres libres y pechos limpios se aprestaban, seis días después de pronunciar Roa esas palabras, a rescatar, en magno empeño, la obra ennoblecedora y trascendente de José Martí. El asalto al Cuartel Moneada, bajo la guía de Fidel, devino clarinada de la juventud cubana que decidió inmolarse junto a la tumba del Apóstol antes de postrarse de hinojos. De seguro Roa, batallador incansable se sintió orgulloso de su pueblo y de su juventud. Martiano no de letra, sino de espíritu, en las palabras Page 75 pronunciadas en la propia Universidad de Nuevo León, México, por el Centenario del natalicio de Martí, expresa un reclamo, ya gestado por la Generación del Centenario: «. . . urge rescatar a Martí, para que viva, como anheló y pidió vivir, diluido, tal misteriosa esencia en las raíces más insobornables de los desheredados y perseguidos de América. »10

En el exilio mexicano Roa traza un cuadro sombrío de la patria de aquellos tiempos:

Cuba es hoy [. . . ] una inmensa ergástula rodeada de fusiles por todas partes. La gavilla de traidores que se apoderó del mando público el 10 de marzo de 1952 ha desencadenado sobre la Isla una ola siniestra de terror, hambre y miseria. No respeta nada que pueda obstaculizar su sevicia, rapacidad y cipayismo. Mata, tortura, encarcela, deporta y roba a mansalva; y, a cambio de mancillar nuestra soberanía y entregar nuestras riquezas a la América de Cutting, recibe de ésta apoyo y estímulo a sus depredaciones, latrocinios y crímenes. Nada nuevo por cierto. Fulgencio Batista - típico salteador de vereda escapado de las páginas del Tirano Banderas, sigue perrunamente la línea de los dictadores y tiranuelos que asuelan a nuestra América

. 11

La lucha ascendente contra ese estado de cosas, concebida, organizada y dirigida por Fidel, culminó victoriosamente el Primero de Enero de 1959. Comenzaba una nueva etapa de la Revolución Cubana, difícil y compleja en lo interno e externo dada la actitud agresiva de la burguesía derrocada y el apoyo que recibía de su dilecto mentor político: el imperialismo yanqui.

La Revolución triunfante tiene en Roa al probado combatiente, al intelectual lúcido, al camarada de voluntad inquebrantable, al antiimperialista consecuente, al fiel soldado que ha peleado por la libertad de su pueblo y por la de los pueblos de nuestra América.

Las batallas diplomáticas

En las palabras de despedida de Duelo de Raúl Roa, el compañero Armando Hart Dávalos, expresó «En una Revolución como la nuestra, el frente diplomático tomaba una importancia singular. El choque contra el enemigo imperialista obligaba a librar batallas colosales en el terreno internacional, y en la vanguardia de esas batallas diplomáticas está la personalidad vibrante de Raúl Roa». Seguidamente, Hart señalaba: «Roa llevó a los salones de los foros internacionales el estilo del agitador político Page 76 y estudiantil de los años 30, que en esencia nunca dejó de ser, llevó el estilo de la barricada estudiantil al foro internacional, y lo hizo sobre la base de una vasta cultura y de un amplísimo conocimiento del drama de nuestros pueblos». 12

En efecto, el frente diplomático se convertía para la Revolución en un asunto estratégico. Por vez primera una nueva diplomacia en el hemisferio medía sus valores en situaciones decisivas para la propia supervivencia de la Revolución. Roa fue designado, primero, Embajador de Cuba ante la OEA y la ONU y posteriormente Ministro de Relaciones Exteriores.

Son tiempos en que el imperialismo maneja a su antojo a la OEA y Cuba es víctima del conciábulo criminal de los lacayos del Norte revuelto y brutal que nos desprecia. Son tiempos, además, en que el imperio le da abrigo y amamanta a todo asesino y ladrón que escapa de la justicia revolucionaria. Son tiempos del bloqueo, que aún persiste, y de los actos terroristas de las bandas contrarrevolucionarias, organizadas, equipadas y financiadas por la CÍA. Es la época del anticomunismo visceral y de la supuesta amenaza extracontinental.

Un estudio de permanente vigencia sobre el período que analizamos en el plano internacional, lo ha hecho con su proverbial brillantez el Profesor Dr. Miguel A. D'Estéfano Pisani, cercano colaborador de Roa en las batallas diplomáticas. Baste consignar una síntesis evaluativa acerca de la OEA: «Una cosa quedaría bien sentada en las reuniones de consulta, reuniones especiales y otros conciábulos de parecido jaez propiciados, celebrados o auspiciados por la OEA: en cada caso se han acumulado contra Cuba los cargos y argumentos más especiosos y ridículos, las falsedades más increíbles y las tesis más peregrinas, y en ningún momento se ha hecho eco ese organismo de las verdaderas agresiones, crímenes, desmanes y acciones de bandolerismo continental del gobierno imperialista de Estados Unidos. Esas reuniones han servido para acusar y condenar a Cuba pero en momento alguno han servido para acusar y condenar a Estados Unidos. Es más, en todo momento sólo han servido para justificar, para amparar y hasta para felicitar al imperialismo yanqui por sus acciones, cualesquiera que éstas fueran. 13

Con profunda admiración y respeto vieron los cubanos la ingente labor de Roa en la OEA y la ONU. A aquellos foros llevó su verbo fulgurante y, con él la imagen viviente y actuante de Martí. Fue la obra de Martí, vale reiterarlo, la oblación de su vida. No resulta ocioso consignar que Roa Page 77 encontró en Martí la respuesta oportuna para responderle a los detractores de la Revolución y a quienes se empecinaban, en vano, destruirla por todos los medios.

Cuando Roa se refería a sus intervenciones en el ámbito internacional significaba que éstas «. . . proyectaban, en diferentes foros y coyunturas, las posiciones internacionales de principio de la Revolución Cubana y, por ende, la línea trazada y las instrucciones recibidas por la alta dirección política de nuestro país». 14

Los discursos de Roa en la OEA, la ONU y otros foros internacionales, ONUONU tienen todavía mucho que hacer. Durante la Sexta Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exterior de las Repúblicas Americanas, Roa reafirma que «somos bolivarianos, juaristas y martianos y, por eso, nada de lo que acontezca en nuestra América nos resulta ajeno». 15

Las maniobras pergeñadas por el imperialismo y sus acólitos en el seno de la OEA y de manera particular en la mencionada reunión, donde por primera vez se adoptaron sanciones colectivas contra una república americana; se confirmaron dos días después durante la Séptima Reunión de Consulta, «en el mismo lugar, Costa Rica, y con los mismos personajes, solo que en este caso, se acusaba a Cuba por la intervención del comunismo internacional. . . »16

La intervención de Roa en esta Reunión constituye un transparente análisis histórico desde la óptima marxista-leninista de las relaciones de Estados Unidos y Cuba, y las nefastas consecuencias para ésta de su descarnada política neocolonial. Deja esclarecida para todos la colosal obra de la Revolución para revertir la calamidad social heredada del depuesto régimen y las garantías reales del ejercicio democrático y soberano del pueblo de Cuba. De modo certero denuncia las campañas difamatorias, el auxilio y protección de criminales de guerra, el amparo a saboteadores que han bombardeado al pueblo y centros de producción, la violación de las aguas territoriales y la guerra económica declarada y aplicada por el imperialismo.

En esta ocasión Roa recuerda que «En la Sexta Reunión de Consulta, el Secretario de Estado de Norteamérica, se permitió advertir y censurar la «influencia soviética» en mi lenguaje». La fulminante y apasionada respuesta del Canciller de la Dignidad, no se hizo esperar y trae a Page 78 colación el ideario de los grandes de nuestra América y, de modo particular, el pensamiento de José Martí, no sin antes aclararle al auditorio que aquella brotación de ideas admonitorias, precursoras y promisorias, no pertenecían a Carlos Marx, ni a Vladimir Ilich Lenin, ni Nikita Jruschov.

El núcleo del pensamiento martiano que Roa llevó para aniquilar las maniobras obsesivas del imperialismo y sus aliados de sentar en el banquillo de los acusados a Cuba, se puede sintetizar en los siguientes aspectos puntuales: a) la independencia de las Antillas, como fiel de América, deviene garantía del equilibrio y de la independencia de la América Española, ante la amenaza de la «gran República del Norte», b) advierte, en magnífica profecía, el peligro de la unión comercial a partir de los presupuestos e intereses del Norte, contra los intereses de nuestros pueblos y demanda sobre esta cuestión sensatez, vigilancia, examen claro y minucioso, y concluye «que ha llegado Para La América Española la hora de declarar la segunda independencia», 17 c) La doctrina Monroe como enemiga de la independencia y la autodeterminación de nuestros pueblos, d) el de la identidad d nuestros pueblos frente al espíritu colonizador y neocolonizador de Estados Unidos de Norteamérica y, e) la enunciación del Apóstol, cuando en carta a su amigo mexicano le habla de su consagración para impedir a tiempo que EE UU caiga, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras. 18

En Naciones Unidas, Roa incorporó a los escritos y discursos referencias del pensamiento de Martí y defendió con honor las luces del padre fundador, en los momentos que la patria era víctima de una artera agresión por parte de mercenarios al servicio del Gobierno de los Estados Unidos.

El día 17 de abril de 1961, después de hacer un pormenorizado análisis de los esfuerzos diplomáticos de Cuba ante los organismos internacionales (OEA-ONU), Roa señala que «En ningún caso [. . . ] Cuba obtuvo garantía ni justicia de los organismos internacionales en su heroica batalla contra el imperialismo norteamericano. Seguidamente, reafirmó que «. . . en todos los casos [. . . ] la diminuta y erguida patria de José Martí - surtidor de esperanza y ejemplo estimulante para millones de seres que se levantan con el sol y se acuestan con el hambre - obtuvo el respaldo de la opinión pública mundial, la solidaridad de los pueblos subdesarrollados de América Latina, África y Asia, el voto de los gobiernos amantes de la paz y el apoyo de los países que luchan contra Page 79 todas las formas imperialistas y coloniales de dominio económico, político, racial y cultural. 19

El imperio norteamericano ese «. . . noble dragón dedicado celosamente a custodiar los recursos naturales, mercados, precios, transportes, muelles, aranceles, y cuotas de los pueblos inferiores, atrasados y desvalidos de América Latina, África y Asia», como lo caracterizó Roa, mordió el polvo de la derrota en Playa Girón, la primera en América, y obra del coraje y el sacrificio sin límites de los mejores hijos de esta tierra.

Esos días gloriosos para Cuba y nuestra América, la vivió intensamente Roa en Naciones Unidas, allí pudo destruir, con los proyectiles morales de su verbo, la barricada de lodo donde el «noble dragón», pretendía proteger la sarta de mentiras que pacientemente había concebido. Las llamas destructivas del fuego imperial no pudieron incinerar el escudo de la palma real ni la bandera de la estrella solitaria.

En esos días, y en el mismo foro, Roa se indigna de que los conculcadores de José Martí, utilicen sus pensamientos para «justificar arbitrariedades y depredaciones», pues considera que «No tienen derecho a citar a José Martí, sin profanarlo, los portavoces de una república imperial que se apoderó del fruto de su sacrificio y del heroísmo de veinte generaciones de cubanos». 20

En un acto de justicia y, conocedor de las virtudes del noble pueblo norteamericano, Roa le responde al Representante del Gobierno de los Estados Unidos que «Pueden citar a José Martí los norteamericanos fieles al legado de Lincoln, esa gallarda constelación de escritores, artistas, educadores, publicistas y hombres y mujeres comunes, que se atreven a desafiar al imperio y luchar contra sus injusticias, prejuicios, abusos, miserias y codicias». 21

El pensamiento de José Martí tiene una dimensión universal, como universales fueron las batallas del Canciller de la Dignidad. Por eso, en SL pupila escrutadora y en su corazón ardiente, estuvieron presentes las ansias de redención de los pueblos oprimidos. Cada una de sus intervenciones han quedado para los fastos de la historia como una verdadera muestra de solidaridad humana, a la vez que acta acusatoria contra el imperialismo yanqui y los regímenes opresores. Baste mencionar el caso de Puerto Rico. A este respecto Roa reitera que «El compromiso Page 80 de solidaridad contraído por José Martí con el pueblo puertorriqueño permanece intacto. Es - dijo -sangre de nuestra sangre y tuétano de nuestro tuétano», 22 y en su discurso ante la Asamblea General de la ONU, en la que se adoptó la Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los Países y Pueblos Coloniales, expone una vez más la diáfana posición de la Delegación de Cuba, la cual «. . . renovando el pacto de José Martí, trasfunde a la suya la voz y el espíritu de Puerto Rico, y, en su nombre y representación demanda ante la Asamblea General que, reivindicando el derecho y la razón que le asiste como nación constituida, le conceda absoluta autodeterminación, independencia y soberanía». 23

Es de notar que la presencia de Martí en las batallas diplomáticas libradas por el Canciller de la Dignidad, se encuentra en todo su esplendor en la lucha que libró el pueblo panameño por la soberanía sobre el Canal y la Zona, o en la pelea contra el apartheid, el subdesarrollo, la guerra, la democratización de los organismos internacionales, etc.

En los apuntes conclusivos de estas líneas, recordamos que el Dr. Carlos Rafael Rodríguez, compañero entrañable de Roa en la brega revolucionaria, lo llamó «genio y figura», 24 precisamente cuando cumplía setenta años de edad. No era, por supuesto, un calificativo de ocasión si tenemos en cuenta la autoridad intelectual y revolucionaria de quien, en síntesis, caracterizaba una vida y una obra de trascendencia histórica. En una ocasión el notable escritor Ilya Ehrenburg, le dijo a Marinello que «. . . el genio posee siempre un ímpetu de generosidad, de totalidad benéfica. . . », 25 de ello, sin duda, fue depositario el Canciller de la Dignidad, y el ejercicio de esas virtudes lo hicieron legatario brillante de la ética Martiana.

En las batallas diplomáticas libradas por el Canciller de la Dignidad, siempre estuvo presente, de cuerpo entero, José Martí, aun cuando no mencionara su nombre o recordara su pensamiento, porque para Roa el Apóstol vive «. . . diluido, tal misteriosa esencia en las raíces más insobornables. . . . . . La palabra de Cuba en el proscenio de Naciones Unidas, la OEA u otros foros internacionales, alcanzó la dimensión universal que le viene dada, justamente, por el mensaje humanista, redentor, antiimperialista, anticolonialista, integracionista, y de justicia social, que está presente en la médula del pensamiento de José Martí.

La diplomacia cubana tiene el orgullo de contar con el caudal inagotable del ideario Martiano, y el ejemplo inextinguible del Canciller Page 81 de la Dignidad, quien en la práctica, sin reservas ni quebrantos, fue uno de sus más conspicuos cultores. Por eso, Roa y sus discípulos, siguen clavando los dardos afilados «. . . en la carne tumefacta de quienes pretenden, baldíamente, detener la marcha de la historia». 26

Suplemento José Martí Visto por Raúl Roa

Esta parte del trabajo la dedico a exponer el pensamiento de Raúl Roa acerca de José Martí. Fueron tomadas de trabajos y discursos de Roa en distintas épocas y circunstancias, pero todas sus reflexiones en torno a nuestro Apóstol traslucen la profunda admiración, respeto y conocimiento del más universal de los cubanos.

Más que el manantial prístino que brota de las palabras de Roa en alusión a nuestro grande hombre, es su fidelidad sin límites a las enseñanzas y previsiones que nos legara. Con ese prisma debemos recepcionar su visión inmarcesible y siempre combatiente sobre el Maestro.

El propósito, vale decirlo, de esta pequeña compilación, no agota en toda su extensión lo dicho por Roa sobre José Martí, se trata de una selección que se propone ofrecer al lector una aproximación entre el paladín «. . . por la libertad del pueblo de Cuba y por la de los pueblos de nuestra América, sin dobleces ni quebrantos» y el «. . . genio político y de letras impares, veedor profundo en las corrientes soterradas de la historia» y autor intelectual del Asalto al Cuartel Moncada.

Tiene la palabra el camarada Roa:

Milicia generosa fue su tránsito por la tierra y vía radiante su desplome en Dos Ríos. No hemos tenido en América varón más tierno, ni mente más robusta, ni intuición más buida, ni conciencia más limpia, ni verbo más fúlgido. Ni tampoco carácter más entero, ni fe más templada, ni pasión más noble, ni héroe más puro, ni guía más diestro. Su voluntad fue servir, su tarea crear y su oficio ver, prever y postver

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Fue libertador de Cuba y profeta de América. Pero fue mucho más que eso: fue un hombre que sintió y pensó con entraña y calor de humanidad. Y, por haberlo sido, es que su nombre es hoy estandarte y trinchera. . .

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La misión antillana, americana y universal que asigna a la revolución le confiere a Martí rango propio entre los veedores excepcionales de la historia. Su pupila abarca, en un solo tiempo, el pasado, el presente y el futuro

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. . . El más atado de todos a la entraña de Cuba, el que la personifica en sus más puras esencias y en sus más nobles aspiraciones, renueva el verso, le infunde música, color, flexibilidad y esmalte desconocidos a la lengua castellana y tutéase con orbes extraños a Varona, Sanguily, Piñeyro y Casal. Es vigía insomne de América, latido concentrado del mundo y profeta que junta, denuncia, afiebra, organiza y avizora

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Al pisar tierra oriental junto con Máximo Gómez y una mano de valientes, y disponerse a , José Martí totaliza su vida revolucionaria y magnifica la arcilla humana

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Hombre de genio político y de letras impares, veedor profundo de las corrientes soterradas de la historia al punto que avizoró antes de nadie la inminente aparición del imperialismo norteamericano y pudo ser, por eso, como dijera Fidel Castro, el "autor del asalto al cuartel Moneada

. José Martí cayó, de cara al sol y al enemigo, en el campo de batalla». 32

Un adolescente de frente montuosa y aire de iluminado, condenado a presidio por las autoridades coloniales, sangrándole la pústula ocasionada por el grillete, intuyendo quizás la parábola radiosa de su vida, culminante en su suprema ofrenda en el campo de batalla, encarna el decoro y la rebeldía de la juventud cubana de aquel tiempo. Se llama José Martí

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Ese cuarto menguante de las letras ocurría, paradójicamente, en un pueblo que cincuenta años antes había engendrado en José Martí, a la par que el revolucionario más radical del ciclo de los libertadores americanos, un pensador, prosista, poeta y tribuno de inusuales dotes y calidades. Su escritura era de raíces tan hondas, alas tan fuertes, ideas tan prolíficas, tonos tan singulares, fragancias tan alquitaradas, fuegos tan cegadores y perspectivas tan universales, que rebasó, con largueza, los confines históricos de su época. No resultaría inmoderado sostener que, desde el Siglo de Oro a acá, no ha surgido en la lengua española artista de la prosa que le pise los talones

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La Revolución Cubana es una sola. El eslabón de enlace entre quien lo advirtió y la culminó fue José Martí, el cubano impar del siglo XIX. Su genio político y su pensamiento revolucionario - el más radical de la centuria en América Latina - lo empinan muy por encima de sus contemporáneos. Nadie le aventajó tampoco en la doma y maestría de la escritura. Su prosa y su verso exhalan efluvios matinales. Ganó la inmortalidad el día que cae rifle en mano frente al enemigo y de cara al sol. Marcha hoy junto al pueblo cubano. Tiene aún mucho que hacer en América Latina. La humanidad le debe excepcionales contribuciones en su lucha secular por emancipar al hombre de ataduras, vendas y menoscabos.

«Si Martí no era socialista, a pesar de sus severas censuras a los monopolios y de su amor entrañable a «los pobres de la tierra», su avanzado ideario, su agudo sentido de la justicia y sus vibrátiles antenas se abrían hacia los caminos del futuro. No en balde «vio, previó y posvió». Y, por eso, alumbra y guía, del brazo de Marx, Engels y Lenin y de Abel Santamaría, Camilo Cienfuegos y Che Guevara. Es un hombre de nuestro tiempo por haberse levantado en Cuba para todos los tiempos. Anhelaba darle a su patria la dimensión histórica que Fidel Castro le daría con una concepción, en una época y con responsabilidades distintas. La sociedad socialista que estamos construyendo es la fase antagónica y superior de desarrollo de su concepto ya periclitado de la conciencia. Había avizorado muy lejos; pero el objetivo de una sociedad sin clases erigida por el proletariado jamás entró en su perspectiva ideológica ni en su acción política. Esta verdad palmaria no merma su estatura revolucionaria, ni amengua la fertilidad de sus ideas, ni empequeñece su papel en la historia. Disfrazarlo a la brava de socialista y materialista constituiría, a la par, engaño y torpeza. Su mayor mérito consiste en que, sin haberlo sido, contribuyó a preparar la conciencia para serlo. »35

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[1] Roa García, Raúl. [1907-1982]. Escritor, polemista, político y diplomático cubano. Miembro en su juventud de la Liga Anti-imperialista de Cuba, de la Universidad Popular «José Martí», y del comité de redacción de la revista América Libre, que dirigía Rubén Martínez Villena. Participa en el movimiento estudiantil contra Machado, fundador del Directorio Estudiantil Universitario del 30 y, en febrero de 1931, del Ala Izquierda Estudiantil. Su enfrentamiento a la dictadura machadista le cuesta persecuciones y cárcel. Con el mismo valor de su juventud combate a la tiranía batistiana, sufriendo prisión por tal motivo en varias oportunidades. Al producirse el triunfo de la Revolución fue designado, primeramente embajador de Cuba ante la OEA y la ONU, y en junio de 1959, Ministro de Relaciones Exteriores, cargó que ocupó hasta fines del año 1976. En su desempeño en la jefatura del MINREX, libró importantes batallas diplomáticas contra el imperialismo yanqui, al que puso siempre en la picota con su verbo vibrante, mordaz y elocuente. En los foros internacionales aplicó en forma brillante la política de principios de la Revolución Cubana y defendió no sólo a nuestro pueblo, sino también las causas justas de los pueblos de nuestra América y de los pueblos oprimidos de todo el mundo. Por su destacada labor en este frente de lucha, el pueblo le llamó el «Canciller de la Dignidad». Miembro del Comité Central del Partido desde que este se constituyó en 1965. En 1976 - al crearse los órganos del Poder Popular - fue elegido Vicepresidente de la Asamblea Nacional, desempeñando la presidencia de la misma por sustitución reglamentaria en los últimos meses del período.

[2] EL FUEGO DE LA SEMILLA EN EL SURCO. Editorial de Letras Cubanas, Ciudad de La Habana, Cuba, 1982. p. 50.

[3] Retorno a la alborada. Tomo II, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1977, p. 789. Entrevista aparecida en la Revista Cuba, La Habana, octubre de 1968.

[4] Ibídem. P. 793.

[5] De la Osa, Enrique. Entre los profesores de la Universidad Popular José Martí, también figuraban, Rubén Martínez Villena, Alfonso Bernal del Riesgo, José Z. Tallet, Jacobo Hurwitz, Pavletich, Bustamante, el Polaco Elias Jonowsk-Jhon. En VISION Y PASIÓN DE RAÚL ROA. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1981, p. l.

[6] Roa, Raúl. Retorno a la alborada. Tomo I, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1977, p. 477. La noble memoria de José Ingenieros, octubre 23, 1949.

[7] Ibídem. P. 17.

[8] Retorno a la alborada. Tomo II, p. 737. Cincuentenario de la FEU, Universidad de La Habana, enero 10, 1973.

[9] Retorno a la Alborada. Tomo I, pp. 704, 710. Universidad de Nuevo León Monterrey, México, julio 20, 1953.

[10] Ibídem, p. 702.

[11] Ibídem, p. 572. Ofrenda a Martí.

[12] De la Osa, Enrique. VISION Y PASIÓN DE RAÚL ROA, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1987, p. 417. Palabras pronunciadas por Armando Hart Dávalos en la despedida de Duelo de Raúl Roa.

[13] D'Estéfano Pisani, Miguel A. CUBA, ESTADOS UNIDOS Y EL DERECHO INTERNACIONAL CONTEMPORÁNEO. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1983, p. 207.

[14] Roa, Raúl. Retorno a la Alborada. Tomo II, p. 7. En la parte preliminar de este libro, Roa señala: «La política de varios países de tierra firme y del Mar Caribe a favor de la recuperación de sus recursos naturales y de la unidad latinoamericana constituye claro exponente del avance de la lucha por la segunda independencia propugnada por José Martí al evocar la frustración del magno empeño de Simón Bolívar y prever la expansión del dominio yanqui. La alborada empieza a destellar en nuestro continente.

[15] Ibídem, p. 23. San José, Costa Rica, Agosto, 1960, Convocada aparentemente para considerar los actos de intervención y de agresión del Gobierno de la República Dominicana contra el Gobierno de la República de Venezuela, su objetivo real era sentar un precedente para ulteriores actos de intervención y agresión del imperialismo Norteamericano en Cuba.

[16] D'Estefano Pisani, Miguel A. Ob. Cit. P. 205. Resulta conveniente recordar que la Séptima Reunión de Consulta fue convocada expresamente por el imperialismo norteamericano para crear las condiciones de una agresión militar a Cuba, indirecta o directa, unilateral o multilateral, culminante en la aplastante derrota en Playa Girón de la invasión mercenaria urdida, entrenada, financiada y dirigida por la CÍA, el Pentágono y el Gobierno de los Estados Unidos, con la complicidad de sus regímenes títeres y de la mayoría mecánica de la OEA.

[17] Roa, Raúl. Retorno a la alborada. Tomo II.

[18] Aquel racimo esplendente de pensamientos de José Martí, citados por el Canciller de la Dignidad, muestra el hondo calado del anhelo y desvelo del Apóstol de nuestra Independencia.

[19] Roa, Raúl. Retorno a la alborada. DAVID Y GOLIAT. Tomo II, p. 248. Comisión Política y de Seguridad, abril 17, 1961.

[20] Ibídem, p. 159. Reclamación del Gobierno Revolucionario de Cuba contra el Gobierno de los Estados Unidos.

[21] Ibídem.

[22] Ibídem, p. 630. Apertura del Seminario Internacional por la supresión del apartheid y en apoyo a la lucha de liberación de África del Sur. La Habana, mayo 24, de 1976.

[23] Ibídem, p. 194. Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los países y pueblos coloniales. Asamblea General, Diciembre 6, 1960.

[24] Rodríguez, Carlos Rafael. LETRA CON FILO, (2), Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1983, p. 511. De una entrevista concedida al periódico Granma sobre Raúl Roa en Su setenta aniversario, La Habana, abril de 1977.

[25] Marinello Vidaurreta, Juan. CONTEMPORÁNEOS, La Habana, 1971, UNEAC, p. 210.

[26] De la Osa, Enrique. Ob. BIT. , Pp. 11-12. Mensaje de Roa al Comandante en Jefe Fidel Castro en ocasión de su elección como miembro del Comité Central del PURSC.

[27] Roa, Raúl. Retorno a la alborada. Tomo I, p. 700. Centenario de Martí, Universidad de Nuevo León, Monterrey, México, junio, 1953.

[28] p. 571. Ofrenda a José Martí.

[29] AVENTURAS, VENTURAS Y DESVENTURAS DE UN MAMBÍ. Editorial de Ciencias Sociales, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 970, p. 199.

[30] Ibídem, pp. 162-163.

[31] Ibídem p. 205.

[32] Retorno a la Alborada, Tomo II, p. 455. Discurso de apertura del VII Congreso de la Organización Internacional de Periodistas, La Habana, enero 3, 1971.

[33] Ibídem. P. 736. Cincuentenario de la FEU, Universidad de La Habana, Enero 10, 1973.

[34] EL FUEGO DE LA SEMILLA EN EL SURCO, Editorial de Letras Cubanas, Ciudad de La Habana, Cuba, 1982. p. 50.

[35] Retorno a la Alborada. Tomo II. José Martí, Autor intelectual del Moneada, p. 764.

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