Cronología de la soledad. Estados Unidos en las Naciones Unidas. Pedro Díaz Arela. Ed. José Martí. La Habana, 1990. 341 págs.

• Pages: 123-125

Comentarios por el Doctor en Ciencias Jurídicas y Profesor de Mérito, Miguel A. D'Estéfano Pisani

Page 123

Durante tres décadas Estados Unidos ha cometido contra Cuba, entre sus múltiples formas de agresión, la agresión de la mentira. Una de estas consiste en "culpar" a Cuba de su "aislamiento" en el mundo.

"En diciembre de 1990 el presidente Bush dijo que Cuba "era un paria en la comunidad internacional'". Sucedió que, por esos días, se produjo el lanzamiento de este libro, respuesta categórica y anticipada al ex-director de la CÍA y vecino actual de la Casa Blanca.

El libro comprende gráficos aleccionadores de las votaciones que en la Asamblea General de las Naciones Unidas, se han producido desde 1946 hasta 1989. Se puede seguir la coincidencia o no de todos los países miembros y de los países de América con Estados Unidos. De entrada y para que pueda tenerse una idea de la creciente soledad -no precisamente de Cuba sino de Estados Unidos- puede señalarse que, en tanto en 1950 el promedio general de coincidencia de todos los países con Estados Unidos fue del 70.09 % y con el Grupo de Américas lo fue del 76.9 %, en 1989, de 158 países sólo quince votaron, en más del 50%, con Estados Unidos y, por debajo del 25% votaron nada menos que 103 países; en tanto, conPage 124

Cuba coincidieron en 1989, con más del 50%, un total de 150 países y sólo dos con menos del 25 %. Lo que demuestra que, o Pitágoras era un sabio cuando acudía a los números, con lo que queda demostrado que el paria era Estados Unidos y no Cuba, o, por lo contrario, que el sabio es Bush...

El autor explica, en la Introducción, lo que le motivó a escribir la obra: en 1981, al analizar el trigésimo sexto período de sesiones de la Asamblea General, le llamó la atención que los Estados Unidos eran el país que más veces había votado en contra de las resoluciones adoptadas en la Asamblea General; y observó el comportamiento en sucesivos períodos de sesiones, lo que le revelaba una tendencia: "los Estados Unidos eran el país que con mayor frecuencia votaba en contra de las resoluciones adoptadas en las Naciones Unidas y que, por tanto, al no coincidir con el concierto de naciones en los principales problemas abordados en el más importante foro internacional, quedaba realmente aislado en el seno de la Asamblea General". Pero, se preguntó el autor ¿Han estado siempre los Estados Unidos aislados en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas? para responderse: "Intuimos que no, pero la interrogante, más que una respuesta simplista, reclamaba el concurso de la investigación, requería del método científico aplicado al momento histórico". Y con la información primaria de tales votaciones acude al cálculo matemático de cada período, al programa para cada período, hasta reconstruir el panorama de la votación a partir de 1946.

El primer período de sesiones (1946) demuestra una coincidencia con Estados Unidos del 63.10 % de los países miembros: y en 1950 llega al porcentaje de coincidencias hasta el 70.90 %, símbolo de "la edad de oro" del imperio generoso. A partir de ese momento comienza el declive: en 1960 es del 62.18% de coincidencias; en 1965 del 60.15%; en 1970 del 55.61% y, ya en 1975, es del 46.42% (ya coincide con menos de la mitad de los Estados Miembros). Pero es el caso que en 1980 (a coincidencia desciende al 44.13% y en 1985 al 31.88%, mientras en 1988 lo es sólo para un ridículo 27.03 %

Mas el objetivo de Díaz Arcia va más allá: "era no sólo conocer el desarrollo, la tendencia decreciente de Estados Unidos en la Asamblea General, sino incluso cómo se refleja esta tendencia en los principales temas que, como una constante, se han mantenido a lo largo de esos años de existencia de las Naciones Unidas..." Pero no está de más que digamos que Cuba ("el paría" de Mr. Bush) mostró, a todo lo largo de las décadas de 1970 y 1980 un cuadro muy diferente: así, en 1986, 51 países y Cuba coincidieron por encima del 90 % y ningún país con Estados Unidos; ciento once países y Cuba coincidieron por encima del 80 % y ninguno con Estados Unidos; 131 países y Cuba coincidieron por encima del 70 % y sólo tres con Estados Unidos, y 143 países y Cuba coincidieron por encima del 60 % y sólo diez con Estados Unidos; en 1989 con Cuba coincidieron el 84.08 % de los países y con Estados Unidos sólo e¡ 25.24 %. ¿Cabe alguna duda entre Pitágoras y Bush?

Mucha verdad dice el prologuista, Isidoro Malmierca Peoli, Ministro de Relaciones Exteriores de nuestro país: "Como debe ser, ahora América Latina y el Caribe están más lejos de los Estados Unidos que el resto del planeta; la cercanía debe medirse en términos políticos y no geográficos. Este alejamiento no constituye un objetivo sino un resultado de adoptar posiciones legítimas, de defender nuestros derechos y nuestro futuro y es expresión del crecimiento de la conciencia de independencia de los pueblos... Este libro es una contribución a hacer más efectiva la lucha".Page 125

Porque, ni siquiera en las votaciones del Grupo de países americanos sale bien parado el vecino del norte: si en 1946 la coincidencia lo fue de un 66.08% y, en el año cénit de 1950 alcanzó al 76.90%, ya en 1975 alcanza sólo al 51.16%, en 1980 se reduce al 41.52% y en 1985 es del 31.23%. Y si ese es el panorama con las Américas, en lo que concierne a los países no alineados una cifra de la votación en 1985 muestra que, la coincidencia de 95 países no alineados con Estados Unidos fue del 26.47 %...

El autor del libro, Pedro Díaz Arcia, es Viceministro de Relaciones Exteriores de nuestro país y, además, es poeta. Y nada más adecuado para terminar este comentario que traer estas otras palabras del compañero Malmierca: "El autor de "Las Campanas de Moran" esta vez no nos propone un libro de versos. Pero hay poesía en sus páginas, porque como todo revolucionario legítimo, como todo poeta verdadero, ha forjado en estas páginas un arma para pelear por la felicidad".