Declaración Final de la XII Conferencia de la AAJ y del XV Congreso de la AIJD

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Los juristas de cincuenta y seis países, reunidos en el Palacio de las Convenciones de la República de Cuba, hemos trabajado durante cinco días en sesiones conjuntas de la XII Conferencia de la Asociación Americana de Juristas (AAJ) y el XV Congreso de la Asociación Internacional de Juristas Demócratas (AIJD), y como resultado de nuestras deliberaciones, reflexiones, análisis y debates, en el curso de los cuales conocimos 163 ponencias; trabajando en cuatro Comisiones que abordaron los problemas principales que nos exigen hoy la mayor atención, hemos creído conveniente y necesario culminar esos trabajos con una DECLARACIÓN FINAL que sintetice los consensos obtenidos en los debates de todas las Comisiones y exprese las conclusiones de sus correspondientes discusiones y reflexiones, y las proyecciones del trabajo futuro de ambas organizaciones de Juristas. Los juristas de la AAJ y la AIJD,

DECLARAMOS que estamos convencidos del papel que nuestra profesión nos exige desempeñar en todos y cada uno de nuestros países, en la lucha por alcanzar una verdadera democracia y un real ejercicio de los Derechos Humanos, en esta hora especialmente grave de la historia de la humanidad que exige toda la inteligencia, la prudencia y al mismo tiempo la audacia y la profundidad para afrontarlos.

ESTAMOS CONVENCIDOS DE QUE, estamos viviendo en medio de una ola de violencia e intensificación de los conflictos bélicos, los cuales provocan las más graves y misivas violaciones de los Derechos Humanos y aumentan el sufrimiento de los pueblos de muchos lugares del planeta.

No obstante haber desaparecido la confrontación Este-Oeste, la carrera armamentista, en lugar de haber cesado, no ha disminuido siquiera, y las astronómicas inversiones en armamentos sofisticados constituyen una ofensa al dolor y la frustración de miles de millones de personas en el mundo, que mejorarían notablemente sus amargas existencias con sólo la inversión de un pequeño por ciento de los recursos que hoy se gastan en el brutal propósito de fabricar armamentos. En consecuencia, exhortamos a Page 91 las Naciones Unidas y especialmente al Comité de Desarme a avanzar y concretar acciones en pos del desarme, que permitan dirigir los fondos hasta ahora usados en el armamentismo hacia el desarrollo de los países del Tercer Mundo, sin limitaciones ni condicionamientos.

CONDENAMOS la irresponsabilidad de los grandes centros del poder en el primer mundo, que guiados por sus ansias de lucro, están liquidando nuestro hábitat mediante el empleo de tecnologías sin control, el uso indiscriminado de los recursos y el desprecio absoluto por la naturaleza de la cual formamos parte. Esos centros de poder, que han puesto en peligro la vida en el planeta, acusan ahora a los países del Tercer Mundo de ser depredadores de las riquezas de la Tierra y montan planes más expoliadores con los cuales se pretende cerrar los caminos al desarrollo de los países pobres y acabar más impunemente con el entorno natural.

En razón de ello proponemos que se formulen por nuestras organizaciones de juristas planes dinámicos para influir ante Naciones Unidas y sus agencias especializadas en la formulación de políticas realistas y radicales de protección del medio ambiente, y al mismo tiempo se brinde apoyo político y jurídico a las organizaciones que luchan por la defensa del medio ambiente, y se les brinde asistencia legal en sus luchas contra los depredadores. Asimismo, convocamos a nuestros afiliados a colaborar en la formulación de legislaciones que garanticen, en el ámbito nacional, regional e internacional, la protección del medio ambiente.

ASUMIMOS CON TODA RESPONSABILIDAD que estamos ante un mundo unipolar, política y militarmente, en el que sin embargo, se mantiene y potencia una inescrupulosa competencia intercapitalista al amparo de la mundialización de la economía neoliberal. En ese contexto y bajo esos determinantes, crece desmesuradamente el abismo entre el Norte, que se desarrolla a niveles casi oníricos, con respecto al Sur, en el cual se vive en condiciones casi prehistóricas.

RECHAZAMOS ENÉRGICAMENTE el "neoliberalismo" que se impulsa desde los centros imperiales, y que no sólo profundiza los abismos económicos y hace más despiadada la explotación, sino que también atenta violentamente contra los más elementales principios de la supuesta democracia que pregona el Occidente, erosionando y fracturando abiertamente las soberanías y la legitimación de Gobiernos, Estados y sistemas políticos del Tercer Mundo.

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Por ello llamamos a nuestras organizaciones de juristas a sostener campañas de denuncia consecuente contra las políticas neoliberales y contribuir con nuestros instrumentos jurídicos en la denuncia del neoliberalismo y de sus consecuencias.

ADVERTIMOS QUE la legitimación de nuestros sistemas políticos, gobiernos y Estados, cada vez menos depende de los consensos nacionales sino que se encuentra a merced del beneplácito de los centros financieros internacionales, especialmente el FMI, el Banco Mundial, la banca privada internacional y los clubes de acreedores de Londres y París, desde cuyos centros se dictan los requisitos de admisibilidad de nuestros gobiernos y sistemas, y se les brinda o niega el reconocimiento práctico, de forma que los pueblos han sido despojados incluso del mendrugo de decisión que soñaron detentar.

Por ello llamamos a realizar campañas nacionales, regionales e internacionales contra esas fórmulas de dominio ilegítimas y a denunciar esa situación en todas las tribunas a las que tengamos acceso.

DENUNCIAMOS que la deuda externa, que oscila ya en nuestros países subdesarrollados en torno a cifras increíbles que llegan a los dos billones de dólares, y que, lejos de disminuir acrece de modo insaciable, constituye la prisión dentro de la cual sucumben nuestros regímenes que han aspirado a entrar en una llamada "apertura democrática". Y esa deuda, no sólo es impagable, sino que es, por ello mismo, incobrable; de hecho se ha convertido en una deuda eterna de la que son rehenes los gobiernos del Tercer Mundo, y que refuerza su dependencia, con respecto a los centros financieros internacionales, cancelando la independencia de los órganos ejecutivos, limitando o erosionando la libertad de los Parlamentos y, en fin, ahogando la soberanía nacional y la capacidad de representación de los poderes públicos.

En consecuencia, llamamos a articular acciones concretas contra el pago de la deuda externa y en particular a condenar la manipulación financiera de esa deuda, que ha llegado a límites extraordinarios cuando desde 1981, mediante los malabares con el precio del dólar, la deuda se ha cuadruplicado. Llamamos a realizar la denuncia de la naturaleza ilegal y arbitraria de la deuda externa en Naciones Unidas, y en sus agencias especializadas.

DENUNCIAMOS, en consecuencia, además de la deuda externa, que es esencialmente impagable, su utilización como arma de dominación y desintegración nacional que viene siendo usada a esos fines por las grandes Page 93 potencias imperialistas, en complicidad con los centros financieros internacionales que fueron creados supuestamente para ayudar al desarrollo de los pueblos atrasados.

DENUNCIAMOS IGUALMENTE, el irreflexivo empleo de los mecanismos bursátiles, que puede conducir a engrosar desmesuradamente la fortuna numeraria de algunos, sin que aumente ni en un ápice la cantidad de bienes materiales o espirituales existentes en el planeta. Advertimos lo particularmente peligrosa que es esa irreflexiva carrera de las Bolsas, si tenemos en cuenta la creciente manipulación en ellas de las monedas nacionales, como ocurrió con la crisis del sureste asiático de 1997, y que afectó de inicio las monedas de Tailandia, Indonesia, Filipinas y Malasia, pero amenazó y todavía amenaza con una desestabilización mayor las bases financieras del mundo en general.

Llamamos entonces a luchar por la consecución de legislaciones que impidan o estorben el juego bursátil irreflexivo y sin controles. Llamamos especialmente a luchar jurídicamente contra el deterioro de nuestras monedas mediante su inclusión inescrupulosa en los juegos bursátiles.

DECLARAMOS que aun dentro del esquema conceptual de la democracia representativa, se hace evidente que cada vez más se está ante situaciones en que no existe de hecho tal representatividad popular y, en consecuencia, no hay tal democracia. Advertimos que aunque algunos se repliegan ahora a defender la existencia de una supuesta democracia y representación de partidos, tienen enseguida que reconocer que se trata a su vez de partidos en crisis, con lo cual se confiesa que estamos ante una representatividad sólo de las cúpulas partidistas y a través de ellas, las más de las veces, sólo de los intereses de las plutocracias nacionales, ajenas a las aspiraciones y demandas populares y obsecuentes servidoras de los centros internacionales de poder y hegemonía económica y política.

Llamamos entonces a desenmascarar, por todos los medios, las falacias del esquema de democracia que nos ofrecen desde los centros de poder de Occidente, y a poner de relieve, con toda la técnica jurídica puesta a contribución, las inconsecuencias y falsedades de los sistemas electorales usuales y al mismo tiempo a impulsar formas dinámicas de participación popular.

DENUNCIAMOS ENÉRGICAMENTE la creciente violación de los Derechos humanos, especialmente de los mal llamados derechos de la segunda generación, es decir, de los Económicos, Sociales y Culturales y, por Page 94 supuesto, mucho mas del Derecho a la Paz, al Desarrollo Sostenible y a un mundo habitable.

DENUNCIAMOS ENÉRGICAMENTE Y QUEREMOS DEJAR DESENMASCARADA, la doctrina del primer mundo que defiende la realización y exigibilidad de los derechos Civiles y Políticos y sin embargo asume los Económicos Sociales y Culturales como simple aspiración deontológica que no puede ser exigida a los gobiernos y Estados y por los cuales la comunidad internacional debe esperar pacientemente, como si debiera aguardar la hora de las Calendas griegas.

Por ello convocamos a todos los juristas del mundo a levantar fuertes campañas de denuncia contra las violaciones de los Derechos Humanos en general y de los Económicos, Sociales y Culturales en particular y a que nuestras organizaciones insistan ante el ECOSOC y la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra, en la articulación de mecanismos de protección verdaderamente eficientes de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales y particularmente impulsando la aprobación del Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de esos Derechos Económicos, Sociales y Culturales, con las modificaciones que son necesarias.

Debemos sostener con firmeza la doctrina reiterada en la Segunda Conferencia de Derechos Humanos de Viena, del carácter interdependiente, indivisible y universal de los Derechos Humanos.

DENUNCIAMOS CON TODA FUERZA la situación económica que ocasiona la violación masiva de los Derechos Humanos en los sectores más vulnerables. Mientras los centros de poder utilizan a la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra para examinar violaciones del derecho de libre expresión del pensamiento, o de la libertad de palabra en tal o más cual lugar del planeta, -lo cual es importante- no toman en cuenta, sin embargo, con igual rigor y profundidad, que en el mundo de hoy, con 6, 000 millones de habitantes, 1000 millones, es decir, uno de cada seis habitantes del planta, no tiene contacto con el mundo que le rodea porque no saben leer ni escribir; 250 millones niños entre 5 y 14 años son obligados a trabajar, según admite la Oficina Internacional del Trabajo, y un número espeluznante de menores son esclavizados por deudas. Cientos de miles de niñas y niños en el mundo son prostituidos o sobre ellos se ejerce el abuso sexual; los llamados "niños de la calle", eufemismo que sirve para calificar a la mendicidad infantil, ascienden a millones, y en algunos países los señores empresarios, molestos por su lamentable presencia en los portales de sus establecimientos, pagan grupos paramilitares para que los asesinen impunemente, a veces en plena luz del día.

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DENUNCIAMOS el fariseísmo con que se proclama en ocasiones la igualdad jurídica de la mujer, cuando es abrumador constatar que de los más de mil 300 millones de seres humanos que viven por debajo del umbral de pobreza absoluta, 70%, es decir, algo más de mil millones, son mujeres, o cuando se sabe que en la India, para sólo citar un ejemplo, el 61% de las mujeres son analfabetas, en tanto que en el Tercer Mundo en general, más de la mitad de las mujeres sufren de anemia por desnutrición, y en el Asia del Sur la cifra asciende al 78%. . En consecuencia señalamos con toda fuerza que la pregonada igualdad jurídica de la mujer sólo será cierta cuando se alcance su verdadera liberación de la miseria, la ignorancia, la enfermedad y la pobreza.

En consecuencia proponemos mantener una firme movilización en pos de la verdadera realización de los Derechos Humanos de forma universal e indivisible y por la eficiente y realista protección de los sectores más desvalidos, como las mujeres, los niños, los ancianos y los minusválidos, entre otros.

DENUNCIAMOS ENÉRGICAMENTE, del mismo modo, la impunidad de las violaciones de los Derechos Humanos. Leyes de punto final, de olvido, de amnistía o de otros similares subterfugios engendrados casi siempre por los mismos comisores de los delitos de lesa humanidad y de las violaciones de los Derechos Humanos, tienen nuestro más enérgico repudio porque dejan abiertas profundas heridas en el tejido social y lesionan la conciencia nacional y la sensibilidad de los pueblos que han sufrido tiranías de todo tipo.

CONSIGNAMOS Y DENUNCIAMOS que esa impunidad erosiona la autoridad de las Administraciones de Justicia, debilita su credibilidad y constituye, de hecho, un arma más para favorecer la fragilidad de nuestras soberanías.

Llamamos entonces a luchar en todos los escenarios jurídicos, nacionales e internacionales, contra las legislaciones que protegen con la impunidad a los comisores de delitos contra los Derechos Humanos y hasta delitos de lesa humanidad y llamamos a trabajar en pos de una cultura de reconciliación nacional sobre verdaderas bases jurídicas que supongan el justo castigo a los que atentaron imperdonablemente contra el pueblo y sus más elementales derechos.

DENUNCIAMOS ENÉRGICAMENTE el actual orden económico mundial, basado en el abismo antes indicado entre el Norte y el Sur y en la perpetuación del mismo, mediante el arbitrario comercio e intercambio Page 96 desigual, el proteccionismo y las medidas arancelarias que abaratan nuestros productos y hacen inaccesibles los provenientes de la poderosa industria del primer mundo.

DENUNCIAMOS asimismo que el comercio actual, cada vez más, y de manera muy peligrosa, se realiza y establece entre los países altamente industrializados, excluyendo a los países pobres, tanto por los términos de la contratación, cuanto por la falta de créditos y las inadmisibles medidas proteccionistas; de forma que las economías de los países subdesarrollados, lejos de encontrar caminos viables para prosperar, son cada vez más hundidas en la marginación y la dominación del capital extranjero, y con ello, en la deformación estructural, que acarrea la debilidad de sus soberanías, sus sistemas políticos y sus ordenamientos jurídicos. Señalamos que la Organización Mundial del Comercio, bajo la apariencia de ser un organismo en donde todos los Estados son iguales en derechos, ha devenido el instrumento de estas políticas discriminatorias y de dominación.

Llamamos entonces a todas nuestras organizaciones a levantar campañas enérgicas contra el comercio desigual y las trabas arancelarias y otros mecanismos proteccionistas y desenmascararlos con nuestros criterios técnicos jurídicos. Llamamos también a influir en lo posible en la formulación de legislaciones que propendan a lograr un nuevo orden económico y comercial mundial.

CONDENAMOS ENÉRGICAMENTE las medidas unilaterales de agresión comercial contra algunos países por parte de las grandes potencias mundiales, y en particular DENUNCIAMOS CON TODA FUERZA, la brutal y genocida guerra económica que los Estados Unidos de Norteamérica vienen realizando contra el pueblo de Cuba, desde hace cuarenta años, por la única razón de que Cuba ha hecho una Revolución y ha establecido soberanamente un sistema político alternativo, y ha constituido un orden estatal de propia invención y ha elaborado una concepción del ejercicio auténtico de la democracia que se escapa de los paradigmas dictados por los que pretenden ordenar desde sus centros de poder, la vida y las decisiones de todo el universo.

CONDENAMOS al mismo tiempo, con toda fuerza, la actitud antijurídica de los Estados Unidos, que han hecho oídos sordos ante las múltiples decisiones de la Asamblea General de Naciones Unidas en las que se ha condenado el uso de la coacción económica y el empleo de leyes que, como la Torricelli y la Helms Burton, con inadmisible extraterritorialidad Page 97 imponen incluso sanciones a los países que deciden ejercer su libre y soberano comercio con Cuba.

CON ÉNFASIS ESPECIAL QUEREMOS CONDENAR las recientes medidas del Congreso de Estados Unidos, que farisaicamente dicen flexibilizar el bloqueo contra Cuba y que, ofendiendo incluso las inteligencias de todos los hombres lúcidos del mundo, lo que hacen es endurecer dichas medidas de acoso y bloqueo, pretendiendo rendir por hambre y enfermedad a un pueblo, por el único delito de ser soberano y no ponerse de rodillas ante el vecino imperialista. Significamos que según esas medidas Cuba será el único país del orbe que tenga un trato discriminatorio por parte de los Estados Unidos.

En consecuencia convocamos a levantar constantes y enérgicas movilizaciones contra el bloqueo que sufre Cuba y a sostener el movimiento de solidaridad con un pueblo enérgico y patriótico al que el imperialismo pretende doblegar mediante el hambre y las enfermedades.

CONDENAMOS asimismo las medidas de bloqueo económico que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas impone contra el pueblo de Irak, bajo la presión de los Estados Unidos de Norteamérica.

CONDENAMOS el terrorismo en general y particularmente el terrorismo de Estado que practican las grandes potencias pretendiendo convertirse en árbitros de los Derechos Humanos o de la lucha de cada país contra el narcotráfico, como es el caso de Colombia. En ese sentido, condenamos en particular el llamado Plan Colombia que abre paso a la intervención militar extranjera contra ese país y constituye un riesgo inminente de regionalización del conflicto interno de esa nación soberana.

DENUNCIAMOS UNA VEZ MÁS, con toda fuerza, la xenofobia, el racismo y la intolerancia que se extiende en los países desarrollados del mundo y que se concilia diabólicamente con la tolerancia ante el surgimiento de peligrosos engendros neonazis y grupos} pandillas que asesinan impunemente por sus brutales concepciones xenófobas y racistas.

DENUNCIAMOS las maniobras de las grandes potencias, las cuales, moviéndose cínicamente tras pasiones y conflictos nacionales o interétnicos, promueven guerras y apoyan con financiamientos y todo tipo de asistencia a determinados grupos dentro de los conflictos, de modo que éstos, lejos de tender a solucionarse, aumentan en complejidad e intensidad.

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DENUNCIAMOS en consecuencia de lo anterior, la intervención de las grandes potencias en los problemas de los países de la región balcánica, en África o en el conflicto del Medio Oriente, en el cual, muchas veces como aparentes mediadores, lo que hacen es ayudar descaradamente al gobierno de Israel.

APOYAMOS Y SUBRAYAMOS NUESTRA SOLIDARIDAD con la lucha del pueblo Palestino por su absoluta independencia y por constituirse como nación soberana en el concierto internacional.

DENUNCIAMOS ENÉRGICAMENTE las últimas agresiones y violencias de Israel y llamamos a la comunidad internacional a levantar una ola de denuncia y solidaridad contra la violenta intervención del ejército israelí en territorio palestino.

EXPRESAMOS IGUALMENTE NUESTRA SOLIDARIDAD con la lucha del pueblo saharaui por la autodeterminación e independencia, conforme a los principios de la Carta de las Naciones Unidas y reafirmamos la responsabilidad de las Naciones Unidas con respecto al destino independiente del pueblo saharaui y llamamos a levantar nuestras voces en Naciones Unidas para hacer que se cumplan los acuerdos relacionados con la independencia del pueblo del Sahara Occidental.

DENUNCIAMOS ENÉRGICAMENTE la existencia de bases militares norteamericanas en territorios de países soberanos, como es el caso de las bases de la isla de Vieques, o la base naval que mantienen en Guantánamo, contra la voluntad expresa del Gobierno y el pueblo cubanos o la base de Manta, en el Ecuador o la de Okinawa y de todos los demás enclaves militares impuestos por las fuerzas imperiales a pueblos soberanos.

La Habana, Cuba, 20 de Octubre del 2000.

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