DERECHOS Y GARANTÍAS CONSTITUCIONALES EN EL PROCESO. Héctor Enrique Quiroga Cubillos. Ed. Librería del Profesional. Bogotá, 1987. 212 páginas

Pages147-149

Doctor en Ciencias Miguel A. D'Estéfano Pisani

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La lectura de esta documentada obra nos lleva a comprender lo que el autor nos plantea en la Introducción: no se está ante "garantías constitucionales en el proceso" sino que "las constituciones establecen no solamente garantías para seguridad del cumplimiento de ciertas obligaciones o deberes, sino que van mucho más lejos al consagrar postulados que hacen parte del mismo hombre y que éste puede reclamar cuando sean desconocidos, valorados, etc.; así como ha de observarse que si los derechos humanos comprenden una serie de facultades de obrar, actuar, disfrutar, etc., la Constitución no solamente enumera las llamadas garantías como simples compromisos del Estado frente al hombre"; y encuentra una respuesta "al concepto un tanto ingenuo, del constitucionalismo del siglo XIX" que consideraba que los principios referidos a los derechos humanos fundamentales estaban "garantizados" con su simple establecimiento en la Page 148 Carta Fundamental, con lo que califica de mayor precisión la doctrina latinoamericana que distingue "entre esos derechos fundamentales, y sus garantías constitucionales, entendiendo que estas últimas constituyen los medios (remedios) procesales para lograr la protección efectiva de los primeros, especialmente cuando son desconocidos". El proceso -dice el autor- "tiene un fin institucional como es la justicia, pero para llegar a ésta es necesario que aquél sea protegido en su desenvolvimiento por unos derechos mínimos que han sido denominados derechos fundamentales".

La obra tiene particular interés por el hecho mismo que sea escrita en un país como Colombia, con décadas de creciente violencia, llegada a límites insospechables; y el propio prologuista, Antonio José Cancino Moreno lo apunta al referirse a que "En estos momentos dramáticos para la jurisdicción colombiana... las enseñanzas que contiene (la obra) pondrán un poco en orden las desordenadas ideas de quienes han tratado de colocar a nuestro más alto Tribunal de Justicia en la picota del desprestigio".

Lo que el autor quiere es que "lo juzgue un juez imparcial"; y, para él "la imparcialidad es el principio fundamental del proceso" del que se derivan los demás principios y postulados. El prologuista hace una invitación: "quien tenga dudas sobre la naturaleza y alcances de lo que debe entenderse por principios rectores de un procedimiento justo y democrático, obligado está a profundizar en las páginas sabias de este nuevo libro".

La obra consta de diez capítulos: 1. fuentes del derecho,- 2. los derechos fundamentales y el proceso; 3. el funcionamiento; 4. el juez natural; 5. la independencia; 6. acceso a la justicia; 7. audiatur et alteza pars; 8. garantías constitucionales de las partes,- 9. garantías procesales; 10. conclusiones.

Quiroga Cubillos profundiza en el tema con mano sapiente en cada capítulo, acompañado de una escogida bibliografía. De las fuentes del derecho va a su fundamento frente al derecho procesal con las dos teorías: las que sostienen la independencia normativa del fallo judicial y las que sostienen la dependencia normativa del fallo; y resulta singular que nos traiga el fundamento y justificación de la existencia de los derechos fundamentales en el hombre vinculados a la dignidad y lo establecido en el código de las diez libertades humanas y virtudes necesarias para la buena vida (leyes de Manú), a saber: 1. la liberación de la violencia (AHIMSA); 2. la liberación de la miseria (ASTEYA); 3. la liberación de la explotación; 4. la liberación de la violencia o deshonra (ARYABHICHARA),- 5. la liberación de la muerte y la enfermedad tempranas (ARMINATIA y AROGYE) y las cinco virtudes individuales: 1. ausencia de intolerancia (AKROADHA); 2. compasión o sentimiento por el prójimo (BHYTADAYA ABROHA); 3. sabiduría (JNANA, DIDYA); 4. libertad de pensamiento y de conciencia (SALYA, SUNTA); 5. liberación del miedo y de la insatisfacción o desesperación (PRAURITI, Page 149 DHIRTI). Se trata de una lección sabia y milenaria de los derechos humanos que, en nada, se parece a los que nos "venden" los ideólogos occidentales...

El libro se plantea cuestiones tales como el "debido proceso" y el del juez que como Calamandrei diga, constituye el más importante entre los personajes del proceso. Y se detiene en la situación de su país donde "Las mafias de narcotraficantes han colocado a la nación entera en circunstancias cuya condición excepcionalmente decisiva para el presente y el futuro de Colombia nos cabría exagerar" para sustentar que "Los poderes del Estado de Sitio le permiten al gobierno tomar disposiciones... sin necesidad de suplantar a las autoridades jurisdiccionales..." tiene enjundia el desarrollo del audiatur et altera pars, porque así como le es permitido a una parte acudir libremente ante los tribunales es necesario permitir que la parte pasiva de la relación procesal debe tener la posibilidad de acudir al tribunal.

Por último, el autor nos presenta las condiciones a que llega con el trabajo, la última de la cual las resume "Todo a lo que aspiro es que me juzgue un juez imparcial".

Han pasado cinco años de la publicación de esta obra, en Colombia han sucedido acontecimientos traumatizantes, negociaciones encaminadas a resolver problemas socio-políticos y sobre el narcotráfico, pero lo más preocupante en estos años es el pretexto norteamericano de intervenir militarmente en Colombia y otros países hermanos para "resolver" el problema del narcotráfico; o sea, ser jueces y partes, porque lo son como los primeros traficantes y consumidores y grandes productores también. En tanto, la soberanía de esos pueblos quedaría descabezada. De ahí que sería necesario ahondar en un análisis jurídico que extravasa, con mucho las fronteras de un sólo país.

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