Intervención en el Acto de Apertura de la XII Conferencia de la AAJ y el XV Congreso de la AIJD

• Author: Lic. Arnel Medina Cuenca
• Position: Presidente de la Unión Nacional de Juristas de Cuba
• Pages: 85-89

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Compañeros de la presidencia que nos honran con su presencia en este acto:

Distinguidos delegados:

Invitados:

Estimados amigos:

Al darles la bienvenida al Congreso debo decirles, en nombre de los juristas cubanos, que nos sentimos muy honrados en tenerlos en nuestra Patria y que hemos hecho todo lo posible y lo seguimos haciendo, para que estos días en que conjuntamente trabajaremos puedan ustedes sentirse como en sus propias casas. Somos conscientes del privilegio que representa para nuestro país el poder reunir, como lo hemos hecho, a la gran cantidad de juristas que participan en este Congreso, dentro de los cuales se encuentran destacadas figuras del mundo jurídico internacional y de sus respectivos países. Les doy las gracias por atender a nuestra convocatoria y por estar entre nosotros.

Este encuentro ha estado signado por un tema que ha constituido el elemento que identifica los hilos conductores de los trabajos y comunicaciones que se han recibido y es el de la creación de las bases jurídicas para el logro de un orden internacional más justo y solidario. Creo que ustedes pueden coincidir conmigo en que la humanidad está viviendo en estos momentos episodios de absoluta irracionalidad y que a nosotros los juristas nos corresponde una cuota de responsabilidad en el empeño de los hombres de bien por lograr que este panorama se revierta, pues lo que está en juego es la supervivencia misma del género humano; en esa dirección precisamente es que debemos conducir nuestros empeños y nuestras inteligencias, para que las generaciones venideras no deban lamentar en el futuro el haber tenido padres que no asumieron en su momento el compromiso que la historia les deparó.

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Tal vez el paso del tiempo nos ha hecho olvidar que hace apenas unos años y ante los cambios que se produjeron en la correlación de fuerzas en el mundo con la caída del socialismo en Europa, algunos se precipitaron en vaticinar el advenimiento del fin de la historia y la pérdida de sentido de las ideologías. Nos quisieron hacer creer que a partir de ese momento todo sería más llevadero, que la Guerra Fría había llegado a su fin y que de ahora en adelante el mercado, con sus leyes lógicas y racionales, se encargaría de regular nuestras vidas de la forma mejor posible. Se nos trató de convencer que el Estado había demostrado su total ineficacia en poder lograr una mejor vida para sus súbditos, razón por la cual debía retirarse lo más posible y dejarle también al mercado la misión de poner las cosas en su lugar adecuado.

Ha pasado ya una década y la vida ha demostrado que ninguno de los vaticinios era certero; la historia no se acabó y las ideologías tienen hoy más sentido que nunca. El Estado es cierto que se retiró, pero los problemas no se han solucionado, el mercado, lejos de resolver los problemas pendientes los ha acrecentado y los que eran ricos, ahora son más ricos y los que en aquel entonces eran pobres, ahora lo son aún más.

La vida ha demostrado fehacientemente que los cantos de sirenas que tuvieron su base en los estudios económicos de MILTON FRIEDMAN y sus alumnos de la escuela de Chicago y que hicieron que muchos países de nuestro entorno vieran en el neoliberalismo la solución a sus ancestrales problemas, lo que han hecho es acrecentar cada vez más los abismos sociales entre ricos y pobres: tanto entre hombres ricos y hombres pobres, como entre países ricos y países pobres. La ancestral dicotomía entre el centro y la periferia sigue hoy teniendo más vigencia que nunca.

La agenda de los problemas que nuestro mundo mostraba al finalizar la década de los ochenta, siguen hoy manteniendo plena vigencia y algunos de ellos se han acrecentado.

La humanidad contemporánea sigue siendo una voraz depredadora de su ecosistema; los países desarrollados postulan hermosas legislaciones de protección del medio ambiente, solo que están encaminadas a su entorno territorial, pues no ponen freno a la labor que sus propias empresas transnacionales realizan en el suelo de los países pobres, como si nuestro medio ambiente fuera distinto del que ellos disfrutan, nuestros territorios siguen siendo los mismos basureros de productos y desperdicios tóxicos que fueron siempre, lugares de realización de ensayos militares y pruebas nucleares, Page 87 de instalación de industrias que bajo ningún concepto podrían operar en suelo de países del primer mundo, por el impacto que tienen en el medio natural donde son ubicadas, en fin, que seguimos siendo los mismos que éramos antes del fin de la historia.

Esta década ha sido testigo de un paulatino proceso de acrecentamiento del poder y el protagonismo de los grandes, que ahora utilizan el sistema internacional que en su momento fue creado para lograr la armonía entre las naciones, como instrumento para el cumplimiento de sus propios designios imperiales. Ejemplos sobran para demostrar como los países más desarrollados utilizan el antidemocrático sistema de la ONU para lograr imponer su voluntad, eminentemente selectiva, al resto de los países; y decimos que es una voluntad selectiva pues por los mismos acontecimientos en unos casos deciden castigar y en otros no, todo en dependencia de que el comisor del hecho en cuestión sea amigo o no de los grandes. El ejemplo reciente de los Balcanes es una muestra más que elocuente de cómo van las cosas actualmente en el mundo en que vivimos.

Lo que hace particularmente alarmante la situación que describimos es que estamos viviendo cada día más en un mundo globalizado; proceso del que no escapa ningún aspecto de la vida social y que provoca que al mismo tiempo que se diseminen con rapidez vertiginosa los adelantos de la ciencia y la técnica, lo cual resulta indudablemente provechoso, provoca también que los grandes males del mundo postmoderno en que nos ha tocado vivir también se diseminen con extraordinaria velocidad. Hoy cobra más fuerza que nunca aquella consideración filosófica que postulaba que el aleteo de una mariposa en una parte del mundo podía provocar una catástrofe social o ecológica en el otro extremo del planeta.

Nos ha tocado vivir en un mundo de injusticias, donde la desigualdad, la pobreza y el desamparo se concentran en un polo, el sur empobrecido y la riqueza en una isla rodeada de un mar de desesperanzas. No es Marx sino Nixon quien afirma que el sur no tolerará esta situación y hará lo posible por cambiarla y la cambiará.

En este esfuerzo de cambio se insertan precisamente las organizaciones que conjuntamente con nosotros han convocado este magno encuentro, pues tanto la Asociación Americana de Juristas como la Asociación Internacional de Juristas Demócratas, prestigiosas y reconocidas instituciones de larga y probada ejecutoria en las más justas causas de nuestros pueblos, desde su misma constitución han apostado por la defensa de la libertad y la prevalencía Page 88 del Estado de Derecho y la Democracia, sobre la base de los principios de la lucha por la autodeterminación de los pueblos, la independencia económica, la soberanía, el respeto al Derecho Internacional, la acción contra las diferentes formas de discriminación, la defensa y protección de los derechos humanos y la eficiente protección y dignificación del ejercicio de nuestra profesión.

Les damos nuevamente las gracias a los líderes de ambas organizaciones que han demostrado una vez más su capacidad de convocatoria, agradecimiento que hacemos extensivo en este momento a todos ustedes por encontrarse hoy aquí junto a nosotros en un momento tan particularmente importante para nuestro país.

Los juristas cubanos acabamos de librar, junto a todo nuestro pueblo, una tenaz lucha por lograr la liberación de uno se sus hijos injustamente secuestrado en suelo norteamericano: el niño Elián González Brotons; que más que un niño se convirtió en símbolo de la vetusta lucha que por más de cuatro décadas libra nuestro país, por lograr lo que puede parecer elemental a cualquiera de ustedes, el derecho a poder vivir y hacer las cosas de manera diferente.

Quiero en este momento, en nombre de los juristas cubanos, dar las más sinceras muestras de gratitud a todos aquellos juristas, muchos aquí presentes, que desde los más remotos lugares del mundo se nos unieron en esta incansable lucha y en especial a todos aquellos abogados norteamericanos que en su propio país jugaron un importante papel en explicar y demostrar la justeza y legitimidad de nuestra reclamación.

Para nosotros el tema no está concluido, Elián fue solo un capítulo de la larga historia del enfrentamiento despiadado, alevoso e injustificado entre el más poderoso imperio que haya conocido la historia de la humanidad y un país de escasa presencia geográfica en el mapa de las naciones.

Durante más de cuarenta años hemos resistido todos los ataques y hemos soportado inclaudicables todas las agresiones. Primero fueron las agresiones directas, el suministro de armas a los grupos de mercenarios, los sabotajes, la guerra económica, la tergiversación de la verdad, en fin, un interminable catálogo de formas y maneras de destruir la obra que laboriosamente hemos forjado. Nada ha podido doblegar la persistente voluntad de nuestro pueblo.

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Los juristas cubanos protagonizamos hoy una batalla franca y abierta contra una de esas formas de agresión que es lo que se conoce como Ley de Ajuste Cubano y que no es otra cosa que un instrumento normativo adoptado desde los primeros años del triunfo de nuestra Revolución y que ha sido la causante de muchos de los lamentables episodios que se han divulgado en los últimos tiempos, dentro de los que se incluye el de Elián González; a esto se unen las recientes medidas adoptadas por el Congreso de Estados Unidos que bajo la falaz argumentación de que están encaminadas a suavizar el bloqueo, lo que hacen en realidad es agudizarlo y sistematizarlo, aspectos que seguramente será abordado con más profundidad durante las sesiones del encuentro.

Cuba vive tiempos difíciles y en estos tiempos es donde se mide la amistad; los amigos verdaderos no son los que siempre están presentes al momento del convite y la festividad, sino los que comparten contigo las penalidades y las batallas, es por eso que valoramos tanto la amistad y la reconocemos como un valor supremo. En este momento no podemos ofrecerles otra cosa que no sea nuestra lealtad a su confianza y su fe; aquella misma fe que hace 47 años, un día como hoy, tuvo Fidel Castro, cuando en aquella sala de hospital devenida en Tribunal de Justicia, proclamara: CONDENADME, NO IMPORTA, LA HISTORIA ME ABSOLVERÁ.

La historia absolverá irremisible a todos aquellos hombres y mujeres que conscientes de su papel y responsabilidad, luchan hoy como luchan ustedes, por lograr un mundo mejor para nuestros hijos.

Muchas gracias.