ERA DE LAS NIEBLAS. Derechos humanos, terrorismo de Estado y salud psicosocial en América Latina. Horacio Riquelme U. (Editor,), con un equipo de escritores y profesionales europeos y latinoamericanos. Editorial Nueva Sociedad. Venezuela, 1990. 190 págs.

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Doctor en Ciencias Jurídicas Miguel A. D'Estéfano Pisani

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Es un libro "de testimonio compartido" que nos lleva a profundas reflexiones por la temática que desarrolla y las condiciones y las conclusiones que nos trae sobre temáticas tales como el lenguaje del miedo, los efectos psico-culturales del terrorismo de Estado en América del Sur, el tratamiento de hijos de desaparecidos, etc. Hace unos pocos años comentamos el libro "Nunca Más" y, "Era de las Nieblas", diríamos que es una segunda parte de aquél. Es una búsqueda del terrorismo de Estado que, como se sostiene, "ha marcado inexorablemente el clima social en la América del Sur en las Page 141 últimas décadas". ¿Con qué objetivo? El de subyugar a la población en base de refinados métodos de psicología social; se trata "de una estrategia ideológica manifestada en el uso y abuso del poder estatal y que ha propendido al control de los espíritus..."

Se procura, para ello, que las víctimas de la violencia organizada "sean relegadas al olvido, marginalizadas de la sociedad" y que al mismo tiempo tengan acceso a un tratamiento especializado, con lo se pone de evidencia "una situación virtualmente grotesca: la sociedad habría dado origen a los verdugos y, con similar consecuencia, produce expertos para el trato de los torturados sobrevivientes" ¿Acaso no se ha llamado a las Madres de la Plaza de Mayo como "las locas de la Plaza de Mayo"? Sencillamente, las víctimas del terrorismo de Estado han sido expulsadas de "la normalidad" y "corren peligro de ser estigmatizadas y marginalizadas en la sociedad postdictatorial en esos países de América del Sur". Y "La Era de las Nieblas" busca ampliar la base social y cultural para que el "Nunca Más" sobre cuerpo real y no devenga tan sólo en un lema "de nuevas intenciones y escasa efectividad..."

Se profundiza en la tortura en sus diversas formas y manifestaciones que están "dirigidas justamente a movilizar masiva e insidiosamente los aspectos más miméticos, oportunistas y conformistas del ser humano, aquellos en donde, más allá de toda adaptación cultural, somos "adaptables a cualquier cosa"; y se dice que "el sistema torturante" es como un "cuerpo extraño" que ocupa "el mundo interno" y que, el torturador "es alguien que actúa deliberadamente sobre el otro; alguien que en posesión asimétrica de poder, abusa y roba al otro su voluntad, su capacidad de decisión y de su propia definición de sí mismo".

Hay un marco ideológico para aplicar la violencia organizada, y este lo proporciona la doctrina de la seguridad nacional. Para ello, se recurre a la "guerra psicológica"; el libro va a los métodos y consecuencias de ella. La tortura de opositores a la tiranía militar llegó a ser "un componente obligado" en la praxis social de esos regímenes".

Suman más de treinta mil los desaparecidos en América del Sur; se trata de un método de guerra psicológica que los yanquis estrenaron a escala internacional en la guerra contra el pueblo vietnamita; en el libro se señala que "lo que afectaba psicológicamente a los vietnamitas involucrados en la guerra no era la muerte de sus vecinos o familiares a consecuencia de la agresión norteamericana, sino el hecho de no poder celebrar las ceremonias tradicionales, con las cuales acostumbraban mostrar su luto y despedirse ritualmente de sus muertos." En el caso de América del Sur, los desaparecidos hacen que los deudos describan esa situación como un "shock" permanente "una situación de crisis latente y continua, en la cual la tristeza y el dolor causados por la ausencia de la persona querida se sientan como eternos".

Terminada la dictadura no termina el terror: "hemos comprendido que, así como la destrucción provocada por un incendio no desaparece cuando se acaban las llamas, el daño a las víctimas de la represión perdura en el tiempo y se manifiesta a veces, años o generaciones después de ocurridos los hechos traumáticos"

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Y es que se trata de la alineación como modus vivendi en una atmósfera obsesiva "dirigida a uniformar las conciencias". Para razonarse: "Hace 500 años que a América Latina la vienen estabilizando... Hace 500 años que la boa española primero, portuguesa, inglesa y norteamericana, y hoy la banca internacional están tratando de deglutir a América Latina y sigue habiendo una lucha entre un elefante que no se quiere dejar digerir y una boa que tritura, que tortura para transformar en carne propia una carne ajena". El documento de Santa Fe (I y II) es "toda una Internacional, una escuela de tortura, que funciona dentro de los marcos de la democracia..." Está hecho por asesores "muy preocupados por lo cultural, por la ideología. Inclusive citan a Gramsci: que el determinismo económico no es lo único, sino también los factores culturales son determinantes".

Para estos ideólogos "los gobiernos son estructuras de tránsito" y por eso consideran lo más importante el aparato militar: "así es que vamos a tener una democracia con cárceles para presos políticos dentro de una democracia custodiada por los militares. Este es su planteo".

La obra plantea que "Es preciso que la sociedad discrimine culpas, complicidades y establezca sanciones y castigos. Sólo entonces podremos pensar en el perdón y la reconciliación, sólo entonces podremos mirarnos las caras y reencontrarnos. No basta la verdad, debemos asumir también la necesidad de hacer justicia".

Este libro y nuestro comentario nos recuerda un comentario que hicimos también al "Juicio a los militares" (Argentina), libro en que se dice que en nombre "de la seguridad nacional" decenas de miles de seres humanos -incluyendo niños- pasaron a ser torturados, asesinados, desaparecidos, con el terrorismo de Estado como sistema..." Entonces dijimos y ahora repetimos, con este libro, que "la doctrina de la seguridad nacional" de origen imperialista y obediencia de carácter oligárquica-autoritaria, pende sobre la democracia argentina; pero al menos, la mano de la justicia ha caído sobre la cúpula militar genocida y el pueblo ha tomado conciencia de que "nunca más debe reescribirse esa macabra historia en la tierra de San Martín". Pero esa cúpula ya está en libertad....

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