Papel del jurista en la integración Latinoaméricana

AuthorDr. en Ciencias jurídicas Miguel A. D'Estéfano Pisani
PositionPresidente de la Sociedad Cubana de Derecho Internacional
Pages13-27

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"¿Hay acaso lugar en el futuro para nuestros pueblos sin una América Latina integrada y unida?" FIDEL CASTRO, Mensaje en la Cumbre de Guadalajara, 18 de julio de 1991.

  1. El mundo vive un período acelerado y profundo de cambios y, una de sus características más relevante lo constituyen los procesos de regionalización, que en los últimos años han asumido carácter prioritario para todos los pueblos. Pero aunque parezca paradójico, lo cierto es que América Latina, desde los años que precedieron al Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826, soñó y sentó las bases de su integración, para ser los primeros en ese empeño. Pero ha sucedido que otras regiones del mundo, sin estos sueños tan lejanos, inclusive con antecedentes de guerras sangrientas y graves conflictos de todo orden, sin ninguna identidad regional, han llegado a desarrollar mecanismos tales como los de la Comunidad Económica Europea, y los que llevan adelante Japón y Estados Unidos, cada cual a su manera. Es decir, los países llamados del norte.*La Declaración de Guadalajara de 19 de julio de 1991 significa un hecho histórico en tal sentido; como dice "Representamos un vasto conjunto de naciones que comportan raíces y el rico patrimonio de una cultura fundada en la suma de pueblos, credos y sangre diversos..." y manifiesta "nuestro decidido apoyo a los procesos de integración en cursos tanto a nivel regional, como subregional y nos proponemos seguir avanzando por ese camino..."

    A los finales de este siglo se configura un nuevo esquema en las relaciones multifacéticas internacionales, y no podemos esperar el cambio con pasividad, debemos actuar; estamos no ante una opción sino ante una necesidad tan insoslayable como urgente. V al Derecho en general y los juristas en particular corresponde desempeñar un papel de especial importancia. Nos avala, por demás, una extraordinaria tradición jurídica y, ante la llegada del medio milenio del "descubrimiento", se impone que "nos Page 14 descubramos" nosotros mismos; sigue en pie lo que José Martí dijera hace un siglo acerca de que los latinoamericanos debemos conocernos "aunque no conozcamos los arcontes griegos".

  2. Tan pronto como en su carta a Pueyrredón de 12 de junio de 1818 escribió Bolívar "La América unida podría llamarse la reina de las naciones y la madre de las repúblicas..." y eso lo dice el Libertador cuando en Europa impera la reacción más cavernícola y la Santa Alianza y cuando el vecino del norte comienza a asomar la oreja expansionista. Testimonio elocuente del hacer de Bolívar lo recogería la resolución 31/142 de 1980, de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en el sesquicentenario de su muerte, al declarar "el antecesor de la gran empresa de las Naciones Unidas" que "concebía una región latinoamericana de pueblos libres y fraternos, unidos por ideales comunes, sueño fraterno que señala como el precursor de integración de la región..." califica al Congreso Anfictiónico como que "representa el más relevante y denodado ensayo unionista en el plano internacional del siglo XIX..." Y está lo que dejaron dicho también próceres como José de San Martín, Bernardo O'Higgins, José Calixto del Valle y otros.

    La historia, sin embargo, nos trae el pensamiento y la acción de la otra América a partir de la doctrina Monroe de 1823, sin valor jurídico alguno internacional ni siquiera nacional, puesto que era una declaración personal en un informe anual de rutina al Congreso de su país. Con el monroísmo y sus múltiples "interpretaciones" aparecen sus hijos putativos, "el destino manifiesto" v "el fatalismo geográfico" que llevan, al Secretario de Estado de la Unión. Mr. Olney, a decir en 1895 que la voluntad de Estados Unidos "es ley en América". Ya, en 1890 había surgido el panamericanismo made in USA, el propósito de que fuéramos su traspatio oficializado. Baste recordar la reserva que Estados Unidos formuló en la Conferencia de La Haya de 1899 a la convención para el arreglo pacífico de los conflictos: "Queda bien entendido que nada de lo establecido en la presente Convención podrá ser interpretado de manera que represente el abandono por parte de Estados Unidos de la actitud tradicional con respecto a las cuestiones puramente americanas" y cuando se crea la Sociedad dé las Naciones, en el artículo 21 de su pacto se introdujo una referencia a la doctrina Monroe; pedido por algunos países latinoamericanos que el Consejo de la Sociedad de las Naciones la definiera este no pudo hacerlo ¿cómo definirlo cuando el presidente Woodrow Wilson había dicho poco antes que por la doctrina Monroe cuándo sucedía alguna cosa Estados Unidos hacía alguna cosa?

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    En cuanto al panamericanismo made in USA, recordemos las palabras del Secretario de Estado de la Unión, Mr. Blaine, en la inauguración de la Conferencia de Washington (1889-1890): "Nos reunimos con la firme convicción de que las naciones americanas deben y pueden ayudarse recíprocamente más de lo que hasta ahora lo han hecho, y cada una de ellas encontrará provecho y utilidad en el ensanche de sus relaciones con los demás". Era el convite malévolo; como Martí dijera en aquella ocasión "lo que comenzó por ser un ardid prematuro de un espíritu diestro vino a ser el planteamiento desembozado en la era del predominio de Estados Unidos en los pueblos de América", era una Asamblea -apuntó- que "iba a servir los intereses de quien los compele a ligas confusas, a ligas peligrosas, a ligas imposibles...", y todo eso, advierte Martí, había que verlo "con ojos judiciales".

    Tener presente el curso histórico es elemento indispensable para estar bien consciente de las cosas. Bolívar -dice la citada resolución 31/142 de 1980- "concebía una región latinoamericana de países libres y fraternos..." La filosofía del monroísmo y sus hijos putativos se constituyó en un verdadero "derecho expectante" que Estados Unidos sigue manejando.

    Precisa que el jurista, en el papel que le corresponde en la integración latinoamericana, esté apercibido de lo que más adelante presentaremos de manera esquemática, de su complejidad y del reto que encierra. Ya en los primeros años de la década de 1950 las Comisiones Económicas Regionales de la ONU y muchas comisiones ad hoc, llevan a esta problemática y, en 1970, la resolución 2627 pide "a las Comisiones Económicas Regionales, sobre una base regional e interregional intensifiquen la cooperación económica y la integración de sus países miembros".

  3. Agreguemos a la primacía histórica del siglo XIX la propia primacía en el siglo actual que tuvo el sueño integracionista ' latinoamericano. Ya en julio-agosto de 1948 -siete años antes de la firma del Tratado de Roma que conduce a la Comunidad Económica Europea- se reunió en Quito una Conferencia Económica Grancolombiana, que acordó un convenio estableciendo la Unión Económica y Aduanera Grancolombiana; tras el triunfo revolucionario, dice el compañero Fidel, el 22 de enero de 1959 un sueño que tengo en mi corazón y creo que lo tienen todos os hombres de América Latina, sería ver un día a la América Latina enteramente unida... Eso quizás sea una utopía... fueron sueños de los libertadores... se le hicieron muchas estatuas a Bolívar y muy poco caso a sus ideas".

    La resolución 1430 de 5 de diciembre de 1959 de la Asamblea General, reconoce los esfuerzos de la CEPAL sobre establecimiento de un mercado común latinoamericano que comprendiera Page 16 el mayor número posible de productos, en procura de una estandarización progresiva de tarifas arancelarias y otros instrumentos de política comercial, promoción de una creciente especialización y la contribución a la expansión y diversificación del comercio entre nuestros países.

    Las décadas de 1960 y 1970 trajeron consigo pasos y experiencias; no vamos a seguirlas in extenso sino en cuanto van siendo tales pasos y experiencias. En febrero de 1960 se firma el tratado de Montevideo que crea la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, la ALALC, "zona de libre comercio" compatibilizada con los compromisos contraídos con el GATT, cuyo artículo 21 exceptúa de la obligación de la "cláusula de la nación más favorecida" para todos sus miembros a las partes contratantes "que constituyan una unión aduanera, o una zona de libre comercio conforme a determinadas reglas". Pero ALALC no avanzó y se citan varias razones.

    Ese mismo año se firma el Acuerdo de Managua que crea el Mercado Común Centroamericano con el objetivo de elaborar una Unión aduanera "tan. pronto las condiciones sean favorables", pero muy poco se avanzó en este camino subregional.

    En agosto de 1966 y por la "Declaración de Bogotá" se definen campos de la integración económica entre Colombia, Chile, Ecuador, Perú y Venezuela v, en 1969, se firma el Acuerdo de Integración Subregión al Andino, que constituye el Pacto Andino; en 1967 y por la "Declaración de Buenos Aires" que crea un Comité Coordinador del Sistema de la Cuenca del Plata, que en 1969 se institucionaliza por el Acta de Brasilia.

    En 1968 sume la Asociación de Libre Comercio del Caribe ÍCARIFTA) integrado por Barbados. Guyana, Jamaica, Trinidad-Tobago v las islas menores del Caribe anglófono, con el objetivo de incrementar el comercio intrarregional, progresar en la organización de sistemas de transporte marítimo entre sus miembros, abolir los derechos aduaneros entre los miembros y prohibir el uso de restricciones cuantitativas a mayores importaciones y exportaciones; en 1973 el CARJFTA se transforma en la Comunidad del Caribe (CARICOM).

    En 1967 la nueva Carta de la OEA establece, en su artículo 40, que los Estados Miembros "orientarán sus esfuerzos y tomarán las medidas necesarias para facilitar el proceso de integración con miras al logro, en el más breve plazo, de un mercado común latinoamericano", en tanto el artículo 46 preceptúa que "los Estados Unidos reconocen que para facilitar el proceso de Integración regional latinoamericana es necesario armonizar la legislación social de los países en desarrollo" y, el artículo 105 recoge como una de las finalidades del Comité Jurídico Ínteramericano Page 17 "estudiar los problemas jurídicos referentes a la integración de los países en desarrollo del continente y la posibilidad de uniformar sus legislaciones en cuanto parezca conveniente". > Si esto se planteaba así hace un cuarto de siglo, previsor y oportuno resulta ahora multiplicar las razones para adentrarse en tales problemas jurídicos, que se han multiplicado por demás. En 1969 la OEA ensalzó la integración y sostuvo que el predominio de intereses extranjeros "es uno de los más graves obstáculos para la creación del Mercado Común Latinoamericano".

    La década de 1970 representa un período en que las experiencias acumuladas, propias y las ajenas, conducen a nuevos pasos. En octubre de 1975 se constituye en Panamá el Sistema Económico Latinoamericano (SELA), cuyas características son: 1. es un órgano netamente latinoamericano; 2. no sólo efectúa consultas sino que sirve de instrumento de acciones comunes; 3. promueve la cooperación regional con el fin de analizar el desarrollo de la región; 4. ayuda los procesos de integración y propicia acciones coordinadas entre sus miembros; 5. promueve proyectos y programas concretos de interés para sus miembros; 6. dispone de un Programa de Acción; 7. constituye empresas multinacionales.

    Más ¿cuál sería la actitud de Estados Unidos durante ese período? En 1950 objetó la llamada "Operación Panamericana" del presidente del Brasil, J. Kuivishek, apuntada hacia la necesidad de la cooperación hemisférica; en 1954 arremetió contra las proposiciones de la CEPAL, que propugnaban una política de desarrollo económico y social de la región. Pero en 1967 el Secretario de Estado, Dean Rusk califica así la integración "Quizás sea la decisión más importante que han tomado los latinoamericanos desde que se convirtieron en Estados independientes..." ¿No pensaba acaso en la integración para la dependencia de nuestros pueblos? ¿No asomaba el "caballo de Troya", como siempre? Ya en 1961 y en respuesta a la Revolución Cubana, el presidente Kennedy lanzó la Alianza para el Progreso que consideró una "revolución pacífica", que quedó bien pronto en el olvido.

    La década de 1980 alcanza especial interés. Los procesos integracionistas en otras áreas y la creciente crisis socioeconómica de América Latina se suman a las experiencias anteriores regionales y foráneas que se adquieren. Es así que en 1980 se forma en Montevideo la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) que prevé la formación de un mercado económico latinoamericano; se trata de una reestructuración de la ALALC que la hace más ágil, amplia y real. Los mecanismos arancelarios para cumplir sus objetivos comprenden: la reducción de aranceles (de carácter bilateral), las preferencias arancelarias de alcance regional, respecto a países no miembros, la preferencia arancelaria regional Page 18 aplicada que países del ALADI lo cobran al resto del mundo. En junio de 1984 ALADI acordó rebajar sus aranceles en 20 % promedio con respecto a países no miembros, lo que llama "preferencia arancelaria regional". En su seno se realizan convenios de pagos y créditos recíprocos para no utilizar divisas sino los sistemas de compensación, que sólo se pagan con divisas si no alcanza la compensación.

    Además ALADI sustenta un sistema de apoyo para los miembros de menos desarrollo a fin de favorecer la Integración.

    En julio de 1983, en ocasión del bicentenario del nacimiento del Libertador, algunos presidentes de América Latina y España firmaron, en Bogotá el "Manifiesto a los pueblos de América Latina", en que se establece que "la unidad latinoamericana es condición indispensable para que las naciones de la región ocupen el lugar a que tienen derecho" y se respalda "La convocatoria de una Conferencia Económica Latinoamericana para poner en marcha un programa de acción conjunta regional"; en 1984 y por iniciativa del presidente Hurtado de Ecuador se celebra tal conferencia, que aprueba la "Declaración de Quito".

    En 1983 se firmó el "Compromiso de Santo Domingo", cooperación iniciada entre la CEPAL y el SELA, que pide una acción conjunta en la región, debiéndose destacar el significado que tiene un acuerdo entre un organismo del sistema de las Naciones Unidas, (la CEPAL) y uno regional que no es del sistema (el SELA); la resolución 44/12 de 28 octubre de 1987 de la Asamblea General de la ONU encareció el acuerdo de facilitar la cooperación entre la ONU y el SELA. La década de 1980 concluyó con la toma de posiciones consecuentes del llamado "Grupo de los Ocho", así como con determinados acuerdos subregionales, como los que están conduciendo al MERCOSUR.

    Pero la historia se repite de nuevo. Los proyectos bolivarianos encontraron que el monroísmo les salió al paso a lo largo de décadas y, a los propósitos de las décadas de 1960-1980 le sale al paso un proyecto de integración para la dependencia que manipula Estados Unidos y que culminó el 26 de junio de 1990 cuando el presidente Bush dio a conocer su "Iniciativa para las Américas". Sucede precisamente en el centenario del convite de Elaine de 1890. Estados Unidos, acosado por el peligro de la Comunidad Económica Europea y por Japón, considera necesario consolidar su traspatio, su mercado subsidiario, alejándonos de nosotros mismos y de otras regiones del mundo. Como diría a principios de 1991 el compañero Carlos Rafael Rodríguez, frente a la integración surge tal Iniciativa en que "las ofertas para mitigar la deuda son demasiado parcas, la inversión que se propone es insignificante y la apertura de los mercados significaría la Page 19 entrega a la explotación norteamericana indiscriminada, porque su tecnología superior le permitiría barrer con las mercancías latinoamericanas y caribeñas, en todas las ramas de la producción".

  4. El orden cronológico que esbozamos del proceso integracionista tiene, en 1991, una particular trascendencia; de una parte los procesos regionales y subregionales que van desarrollándose y, de otra parte nos encontramos ante la Iniciativa para las Américas. Cuando los días 18 y 19 de julio de 1991 se reúne la Primera Cumbre Iberoamericana, en México, y se adopta la "Declaración de Guadalajara" se abre una página de inocultable emplazamiento decisorio y definitorio. Se dice en ella que se trata de que "nos hemos congregado, por primera vez en la historia, para examinar en forma conjunta los grandes retos que confrontan nuestros países en un mundo de transformación...", de que "la persistencia de la actual situación internacional puede llevar a que se sustituya el bipolarismo ideológico por una división entre el norte, rico en capitales y tecnología, y el sur pobre y sin perspectivas"; y esos "grandes retos" decidieron "constituir la Conferencia Iberoamericana de Jefes de Estados y de gobiernos... para ello nos reuniremos en España el año próximo, en Brasil en 1993, en Colombia en 1994 y en Argentina en 1995", lo que "permitirá avanzar en un proceso político, económico y cultural a partir del cual, nuestros países podrán lograr juntos una mejor y más suficiente inserción en un contexto global en plena transformación"; se trata "de la conveniencia de intercambiar la información sobre el avance de los objetivos de esta Declaración antes de la próxima Cumbre". Y en tal dirección se han dado pasos.

    La Declaración identifica problemas y mecanismos, llama a "promover un mercado común del conocimiento como un espacio para el saber..." propone "la creación de un fondo iberoamericano para el desarrollo de los pueblos indígenas..." y recuerda otros problemas.

    Como dijera allí el compañero Fidel "Ha llegado el momento de cumplir con hechos y no con palabras la voluntad de quienes soñaron un día para nuestros pueblos una gran patria común que fuese acreedora al respeto y al reconocimiento universal". El camino ha sido más largo del debido. Hay en marcha procesos de identidad e integración de diversa índole y no sólo económico.

    Pero antes de seguir es necesario subrayar que hemos hablado de ese proceso a partir de 1960, pero no nos hemos detenido -y lo dejamos al análisis de los juristas- de qué manera unos y otros de tales procesos van en búsqueda de una mayor autodeterminación o, por el contrario, han estado lastrados por formas de subordinación foránea. Por ejemplo, aunque los estatutos Page 20 de la ALALC establecían que todos los países americanos podían ser miembros de ella a Cuba se le negó su participación pese a presentar su solicitud en forma debida.

    La Declaración de Cozumel de 23 de octubre de 1991, establece "La integración de Cuba al contexto latinoamericano, señalaron, constituye sin duda uno de los requisitos para hacer viables las metas colectivas del desarrollo y estabilidad en la región del Caribe", y añade "Los presidentes (de México, Venezuela y Colombia) reconocen que la invitación que formula el IV Congreso (del Partido Comunista de Cuba) al capital latinoamericano para participar en el desarrollo de Cuba, coincide con uno de los objetivos primordiales que se ha trazado el Grupo de los Tres en el sentido de sumar esfuerzos para promover la cooperación en el Caribe y coincide también íntegramente con la letra y el espíritu de la Declaración de Guadalajara".

  5. Ahora tiene la palabra el jurista y su papel en la integración latinoamericana y, para ello, nada más oportuno que tratar de resumir en qué consiste la consideración de las implicaciones jurídicas que cada una de las problemáticas concurrentes en el proceso puedan presentar. De ahí que las traigamos en los siguientes seis grupos: 1. económicas- comerciales; 2. monetarias-financieras; 3. científico-técnica; 4. cooperación y desarrollo; 5. negociaciones; 6. ámbito internacional. A posteriori hemos de traer otros aspectos de relevancia.

    1. Económicas-comerciales. Las regulaciones que identifican el orden económico mundial han de llegar a constituirse en un nuevo orden económico Internacional, inexcusables para sentar las bases de un desarrollo socio-económico auto sostenido. Vivimos en una época caracterizada por el desarrollo de las relaciones económicas internacionales y por la presencia activa -como uno de sus personajes principales- de los Estados, los organismos regionales o subregionales y los internacionales, porque existe una nueva dimensión de esas relaciones. Constituyen iniciativas útiles la creación de UNCTAD a partir de 1964 y de la ONUDI en 1965. Se está dando vida a un verdadero corpus juris con sus principios, métodos, regulaciones y también sus obstáculos y violaciones.

      El anhelo del Tercer Mundo, que condujo a la aprobación de la Carta de Comercio Internacional, en la conferencia de La Habana de 1947, quedó frustrada por la oposición de Estados Unidos principalmente, lo que dio lugar a que se creare el GATT o Acuerdo General de Tarifas y Aranceles que, en modo alguno, puede ser sustituto válido de la citada Organización. Algunos elementos que caracterizan esta problemática son los siguientes: a) La fijación de común acuerdo de precios de las materias primas Page 21 y de las exportaciones de productos manufacturados a fin de enfrentar el deterioro del Intercambio Norte-Sur y la ampliación del mercado regional de tales productos; el desarrollo de medidas para la producción y fomento de recursos básicos; o sea, lo que la Declaración de Guadalajara establece: "Fortalecer el sistema multilateral de comercio..."; los planes regionales han de contemplar el fomento del comercio para mejor aprovechar los recursos, capacidades y oportunidades b) Análisis de las políticas del GATT que han permitido - a contrario sensu de lo que se dijo al crearlo- prácticas comerciales restrictivas, el proteccionismo reciente de los países desarrollados sin que, las sucesivas conferencias de UNCTAD, hayan podido ponerle coto, ni el Sistema Mundial de Preferencias Arancelarias se conciba para fomentar el comercio regional c) El fomento de los intercambios exige mayor atención a la financiación del comercio a fin de facilitar los mecanismos de comercialización, el fomento del comercio de compensación para superar problemas de pagos, créditos y divisas; el diseño y actividad de formar las asociaciones que permitan obtener precios remunerativos y asegurar mercados estables para la exportación, la promoción de actividades conjuntas de exportación, almacenamiento y utilización de servicios de transporte y el auspicio en la formación y fortalecimiento de las empresas multinacionales latinoamericanas.

      Como establece la Declaración de Guadalajara "se podría estimular el establecimiento de una organización empresarial latinoamericana". El dato de que el comercio intralatino americano pasó del 12.8 % de las exportaciones totales de la región en 1970 a un 13.9 % en 1989 es un claro índice del bajo nivel de estas relaciones. Y lo que conduce a más profundas reflexiones es el hecho de que el comercio internacional ha crecido a un ritmo tan acelerado que, en 1951 era de 160 mil millones de dólares, en 1971 de 370 mil millones (aumentó a más del doble en veinte años) y ese aumento ha seguido creciendo; pero, en nuestros días, la participación del Tercer Mundo en el comercio internacional es la mitad -un 12 %- del total mundial que era hace cuatro décadas. O sea, que el Tercer Mundo enfrenta un verdadero apartheid económico.

      2. Monetarias-financieras. Las que pretendemos resumir así: a) A partir del sistema de Bretton Woods de 1944 y la creación del FMI y del BIRF, entre cuyos propósitos se encontraba la necesidad de ampliar la asistencia multilateral en los flujos financieros al Tercer Mundo, los hechos demuestran que se ha llegado a la situación inversa, o sea a las transferencias masivas de fondos y las transacciones con valores entre los centros financieros, lo que facilita la fuga de capitales y en forma más amplia el Page 22 proceso de descapitalización de los países del Sur en favor de la mayor capitalización de los del Norte. Como se sabe, el sistema de Bretton Woods es controlado partiendo del arbitrario sistema de participación por cuotas, lo que trae consigo que los países capitalistas más desarrollados -siete- dispongan del control en la toma de decisiones de esos organismos. Bajo la cobertura de esas instituciones internacionales se conceden o niegan los préstamos. De ahí lo valedero de un nuevo orden monetario-financiero internacional demandado por el Movimiento do Países No Alineados y presente en diversas resoluciones de la comunidad internacional; b) Es un reclamo la selección de proveedores de bienes de capital y de una política de cooperación e intercambios de fuentes de financiamiento interno y externo; de cómo manejar la ayuda y las inversiones extranjeras y adoptar decisiones tales como las de mejorar las condiciones de cooperación en el ámbito empresarial; el apoyo a acuerdos regionales y subregionales de pagos y créditos; la creación de un Banco Interregional de financiamiento de proyectos de desarrollo; c) Superar el problema de las diversas monedas libremente convertibles que conspiran contra los países del Tercer Mundo, sin que pueda considerarse sino un paliativo la asignación de los derechos especiales de giro (DEG). La actividad fundamental del FMI de "vender" las monedas nacionales de unos miembros a otros miembros es un medio que no soluciona sino agrava los problemas monetarios del Tercer Mundo, surgiendo problemas como la falta de liquidez internacional, es decir, la escasez de medios de pago con los cuales hacer frente a las necesidades de sus economías. De lo que dimana el propósito de la creación de mecanismos para la institucionalización de una moneda de transacción regional, que no pocas veces ha sido reclamo de muchos países. Como punto d), digamos que es necesario precisar posiciones ante la deuda externa, el más grave obstáculo para el desarrollo de nuestros países. Se impone, a más del análisis histórico, político, económico y moral, el análisis jurídico, en cuanto significan los instrumentos en que se contrajeron, aquellos de su pago y las condiciones de otro orden, a cuestionar como leoninas, y en lo que se refiere al despojo de la propia soberanía e independencia de los países deudores, mediante los sistemas de "ajustes" y otros elementos y fórmulas impuestas por el grupo oficializado de los acreedores, en tanto se niega la constitución del grupo de los deudores. El carácter de impagable, incobrable y eterna ha devenido en una categoría ajena a toda consideración unilateral o bilateral. Se trata, en el orden cuantitativo, de una deuda que en 1960 era de un per cápita de 50 dólares en nuestra América y que, en nuestros días, sobrepasa los 1 200 dólares.

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    2. Científico-técnica. El mundo vive la era de la revolución científico-técnica; se creyó en sus inicios que serviría para acortar las distancias entre los países desarrollados y subdesarrollados, pero los hechos demuestran que cada día se profundiza más el abismo. Eso trae consigo la "fuga de cerebros", la "compra de cerebros" y también la "exportación de cerebros", en este último caso de los países del Norte a los del Sur. Como sostiene la Declaración de Guadalajara "es necesario acortar la brecha tecnológica". América Latina es compradora en el mercado inter nacional de una tecnología tan costosa como ya atrasada, hecho en condiciones cada vez más encaminadas a su dependencia mayor.

      Hace años que se discute en la comunidad internacional el tema de la transmisión de tecnología, y las normas que la presiden requieren de una profunda y detenida consideración jurídica. De ahí que la ciencia y la tecnología han de integrarse en el orden regional, mediante el objetivo de la creación de una red de capacidad nacional y regional; de seleccionar los proveedores de tecnología y obtener el intercambio; de ir a la creación de un Centro de Ciencia y Tecnología de América Latina, ya propuesto, y allegar recursos financieros y humanos para constituir y aprovechar una "masa crítica" como el primero y más importante recurso del planeta: el hombre y su capacidad creadora.

    3. Cooperación y desarrollo. La cooperación es una obligación que viene impuesta por la necesidad de la índole actual de las relaciones internacionales, fundadas en el interés común; se trata de un campo de posibilidades actuales y también de muchas más emergentes, en un futuro inmediato. Es uno de los propósitos esenciales que recoge la Carta de las Naciones Unidas (artículo 1 y capítulo IX), habiéndose elaborado mecanismos y métodos al respecto entre éstos, la acción operativa y los fines de los organismos del sistema de las Naciones Unidas. Se requiere una nueva cultura de la cooperación internacional, que viene impuesta por la índole de las relaciones internacionales y de las posibilidades en campos como por ejemplo, los "problemas globales" que afectan por igual a todo el planeta.

      Formular la cooperación regional es movilizar las capacidades posibles, es definir modalidades que permitan reinscribir las cuestiones de cooperación en las agendas multilaterales.

      En la "Declaración de Quito" de 1984 se acompaña un Plan de Acción referido a la cooperación intrarregional, y en la Declaración de Guadalajara se formula: "Encontramos en la aproximación respectiva de nuestras diferencias y en la voz múltiple de nuestras sociedades, las bases de un proyecto de cooperación iberoamericano sustentado en el diálogo, la solidaridad y justicia, Page 24 su sistema político y sus instituciones". Un sistema de cooperación debe velar por el desarrollo, especialmente de los países del Tercer Mundo, basado en relaciones justas. La entidad del desarrollo es de tal naturaleza que la Asamblea General de las Naciones Unidas ha reiterado el derecho al desarrollo político, económico, social y cultural y que, sin derecho al desarrollo, se está ante una denegación de los derechos humanos. Y obvia es toda referencia al subdesarrollo y como la integración de Nuestra América impone proyectos y programas que lo estimulen.

    4. Procesos negociadores. Todo proceso de negociación sólo es posible y útil partiendo de un marco ancho de participación. No es casual que para dilucidar sus divergencias con los demás países ricos formen un frente común que va, desde las conferencias "en la cumbre" de los siete países más desarrollados hasta la toma de decisiones en el Consejo de Seguridad. Sucede que los países del Tercer Mundo están desprovistos de mecanismos propios al respecto y, por ende, no están preparados para los procesos negociadores. Sencillamente no tienen capacidad negociadora, lo que no escapa sobre las consecuencias que ello trae consigo.

      La comunidad internacional ha establecido el principio del multilateralismo, que ha de regir por sobre el del bilateralismo en toda negociación y, si se rige lo sucedido se constata que la Declaración de Manila de 1979 aprobada por la V-UNCTAD, estableció regulaciones en base al multilateralismo. La preferencia por las negociaciones bilaterales, que mantienen los países ricos, resulta innecesario que entremos a considerar su porqué.

      En 1990 la Asamblea General de la ONU, en sesión extraordinaria dedicada a la cooperación para el desarrollo, procuró una revitalización del diálogo Norte-Sur; este diálogo y la cooperación Sur-Sur requieren de posiciones regionales para que sea valedera la aspiración de que se nos escuche y negociemos sobre una base de mayor igualdad y justicia.

    5. Presencia internacional. Debemos convertirnos en un inter- locutor válido en el escenario internacional, máxime a partir de lo que recoge la Declaración de Guadalajara acerca de que puede se sustituya "el bipolarismo ideológico por una división entre el norte rico en capitales y tecnología y el sur pobre y sin perspectivas". En todo esto desempeña un papel muy im portante el respeto al Derecho Internacional y, en este sentido, en diversos párrafos de la Declaración de Guadalajara se fijan posiciones a destacarse: 1. el deseo de "un futuro de certidumbre, paz y seguridad para nuestros pueblos. Ello sólo es posible mediante el respeto al Derecho Internacional". 2. La interdependencia de los desafíos que confronta la humanidad "requiere el Page 25 estricto apego a las normas fundamentales del Derecho Internacional, así como a su desarrollo progresivo en las nuevas áreas resultado de los procesos de regionalización y globalización". 3, "Guiar la conducta externa de nuestros países sobre la base del Derecho Internacional y actuar en forma conjunta y coordinada"; 4. establece los siguientes objetivos de la vigencia del Derecho Internacional: a) guiar la conducta externa sobre la base del Derecho Internacional; b) promover los procesos de negociación para la solución de los conflictos regionales; c) desarrollo de las relaciones económicas internacionales más justas; d) reestructuración del sistema de la ONU; e) consulta sobre el desarrollo y codificación del Derecho Internacional. "La nueva situación internacional debe facilitar la inserción efectiva de los fines para los cuales fueron creadas".

      En el nuevo contexto internacional debemos participar activamente "en la reestructuración de los foros multilaterales, en particular del sistema de las Naciones Unidas" (Declaración de Guadalajara), la que también nos trae el desarme general y completo, los derechos humanos, los problemas ecológicos, frente al narcotráfico, en pro de la mujer, de los niños y de la salud, "problemas globales" los más de ellos, ante los cuales se imponen posiciones comunes a los niveles nacionales, regionales e internacional.

  6. No cabe duda del papel del jurista en los aspectos enunciados y en otros. Menos duda debe caber de su papel a partir de la integración, en la medida en que ésta avance. Reiteramos que hemos perdido tiempo en el largo camino emprendido y que i al menos hemos adquirido experiencias propias y ajenas; ha \ habido un nivel determinado de participación activa de juristas y no han faltado, por supuesto, elaboraciones teóricas y prácticas, que van dando paso o han de darlo a las etapas que apremia cubrir. Los problemas acuciantes de una población de 600 millones de habitantes que tendrá Nuestra América en el año 2 000, sólo se pueden enfrentar y resolver con la integración, ante las grandes comunidades humanas integradas.

    En lo que a los juristas se contrae, es mucho lo que han de hacer. Se impone el desarrollo del Derecho Comparado Latinoamericano en sus diversas ramas y con la exégesis más atinada; es menester que se vaya al desarrollo de un proceso de uniformidad de nuestras, legislaciones nacionales en los tantos ámbitos como sea posible. Échese una mirada a lo que significan los pasos que apareja el proceso y se observará el instrumento jurídico, en forma de convenio, tratado, acuerdo, protocolo u otro que lo presiden y acompañan. Y más en concreto, están presentes cuestiones como las aduaneras y las tarifas arancelarias; la Page 26 prohibición al uso de restricciones cuantitativas en materia de importación y exportaciones; los convenios de pagos y créditos; los de cooperación científico-técnica y otros; las regulaciones sobre financiamiento interno, regional y de otras áreas; la selección de proveedores de bienes de capital foráneo; los medios del comercio compensado y las provisiones sobre la deuda externa.

    Grosso modo y junto, van otros en el ascenso en la escala ; de la integración hasta ir tejiendo un Derecho Comunitario latinoamericano, lo que trae consigo la diversidad de formas de I la cooperación multifacética, seguir el curso de las zonas de I libre comercio y de lo que son las uniones económicas y aduaneras; la existencia de las diversas formas posibles de asociaciones de productores, empresariales, de servicios, etc.; las empresas mixtas y sus diversas formas y las empresas multinacionales, como las que recoge el Programa de Acción del SELA. Solamente así dejaremos de ser lo que dijera quien fuera Secretario Permanente del SELA, Carlos Pérez del Castillo "aprendices de los nuevos bloques..."

    En la "Resolución sobre el Desarrollo Económico del País", «probada por el IV Congreso del Partido es octubre de 1991 se hace referencia a "la inversión extranjera en las ramas y territorios donde resulte conveniente por su aporte de capital, tecnología v mercado, utilizando las diferentes modalidades de la asociación, tales como empresas mixtas, producciones cooperadas, acuerdo de comercialización, cuentas de participación y otras..." v que "en este caso Cuba está dispuesta a desarrollar adicionalmente proyectos de inversión con un tratamiento preferencial para nuestros socios de América Latina y el Caribe. Como paso de avance hacia la integración económica regional podemos, en condiciones que lo justifiquen, otorgar facilidades aún mayores en el aporte de empresas y capitales latinoamericanos en inversiones a realizar en nuestro territorio".

    En lo que se contrae a la armonización v unificación progresiva, está el ejemplo de UNCITRAL. creada por la Asamblea General de la ONU en 1986 y encargada de la armonización y unificación progresiva del Derecho Mercantil internacional, encaminada a suprimir los obstáculos jurídicos que se opongan a una adecuada organización del comercio con vista a una política de desarrollo.

    Comprendamos que mucho se han de manejar las leyes nacionales y las internacionales, y ese derecho que va siendo regional hasta alcanzar categoría de comunitario, que no consiste en ideas abstractas sino en el orden concreto que se alza. Se trata además, de fomentar las legislaciones latinoamericanas procedentes, evacuar las consultas que se demanden, seguir el curso de Page 27 toda negociación, profundizar en el análisis de las normas y principios a cumplir en toda la gama de cuestiones.

    A ningún jurista se le escapa el "lenguaje" a seguir, con el cual debemos "leer" el Derecho a la luz de nuestras realidades, de nuestra identidad y aportes; y ello sucede en las diversas ramas de la ciencia jurídica (internacional, constitucional, administrativo, civil, criminal, mercantil, etc.) En el análisis y exégesis indispensable no sólo concurren las interpretaciones que están presentes en el Derecho, sea alternativo, sea de la lex lata o de la, lege ferenda, o sea del practer legem, el propter legem y el contra legem. Pero es lo cierto que se ha de estar consciente que ha llegado el momento en que el Derecho, como un todo superestructural, debe expresar la realidad objetiva de una comunidad de pueblos cuyo "lenguaje" no siempre se corresponde al que siguen hablando otros.

    Mucho tiene que ver todo eso con el proceso de formación e información, porque se es jurista en la medida en que se forma e informa. La formación docente debe hacer, de la integración, materia obligada, si fuere posible de una cátedra, en toda Escuela o Facultad de Derecho latinoamericana; y han de realizarse también seminarios, conferencias y reuniones a nivel nacional, subregional o regional, editarse publicaciones de diversa índole y establecerse una divulgación e intercambio eficientes.

    A su vez, la información en nuestros días desarrolla todo un nuevo "idioma": el de la informatización de la sociedad a través de una informática que utiliza la información que está detrás del computador y. en este caso, la informática jurídica ofrece enormes posibilidades, de suerte tal que pudiera informarse mucho acerca de la integración de América Latina e inclusive del papel de jurista en ese proceso, de la manera que más conviene al interés de un proceso de información o de desinformación. Se trata de identificar determinados factores que conspiran contra nuestra integración, tales como la "conciencia aldeana" de quienes no la crean necesario, del proceso de transnacionalización por llevar adelante los países capitalistas más desarrollados y, por ende, de nuestra sucursalición, de la política de "ajustes" fondo monetaristas con la mira puesta en convertirnos en simples países tributarios y de la toma de conciencia, entre otros.

    Los juristas somos centenares de miles en nuestra América; desde el Río Bravo hasta la Patagonia; se encuentran en los órganos legislativos, ejecutivos y judiciales, como profesores, asesores y en las más diversas actividades consecuentes. Todo, de una u otra manera, hemos de Henar el rol que nos corresponde en ese sueño devenido en urgencia.

    Ello exige conocernos, aunque no conozcamos los arcontes griegos.

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