Premio nacional de derecho Carlos Manuel de Céspedes 2009
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La Unión Nacional de Juristas de Cuba con el propósito de reconocer la
vida y obra de aquellos/as juristas que han sobresalido por una destacada
ejecutoria profesional, valores éticos y aportes al desarrollo del Derecho en
el país desde la práctica profesional, la docencia o las investigaciones y que
con su labor han contribuido a dignificar el ejercicio de la profesión; otorga
cada año el Premio Nacional de Derecho “Carlos Manuel de Céspedes.
El Jurado designado por la Junta Directiva Nacional de la Unión de Juristas
de Cuba, para seleccionar el jurista merecedor del Premio Nacional de
Derecho “Carlos Manuel de Céspedes”, correspondiente al año 2009,
acordó por unanimidad concederlo a la Dra. Olga MESA CASTILLO por su
larga trayectoria desarrollada en diferentes campos de la docencia jurídica
particularmente en el área del Derecho de Familia, manteniendo en alto el
prestigio de la profesión y destacándose por su modestia, sencillez y entrega
incondicional.
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La Dra. Olga MESA CASTILLO es Presidenta de la Sociedad Cubana de
Derecho Civil y de Familia de la Unión Nacional de Juristas de Cuba.
El Acto Solemne donde se entregó, formal y públicamente, el premio se
realizó el día 7 de junio de 2010 en el Aula Magna de la Universidad de la
Habana a las 10:00 a.m., con la presencia de distinguidas personalidades del
Derecho y de la intelectualidad cubana.
El mismo se inició con la lectura del Acuerdo del Jurado por parte de su
secretaria la Dra. María Elena PUBILLONES.
El jurado estuvo integrado por:
Dr. Antonio Raudilio MARTÍN SÁNCHEZ, (Presidente)
Dra. María Elena PUBILLONES (Secretaria)
Dr. Leonardo B. PÉREZ GALLARDO
Dra. Yanet SOUTO FERNÁNDEZ
Lic. Guillermo FERRIOL MOLINA.
TEXTO DEL ACUERDO
El Jurado designado por la Junta Directiva Nacional de la Unión Nacional de
Juristas de Cuba para seleccionar al jurista vivo, merecedor del Premio nacional
de Derecho “Carlos Manuel de Céspedes” correspondiente al año 2009 y
concedido a partir del 2006, acordó por unanimidad que ha resultado
merecedora del mismo la Dra. Olga MESA CASTILLO, la que ostenta en la
actualidad la categoría docente de Profesora Titular y Consultante de la Facultad
de Derecho de la Universidad de La Habana. Durante más de 10 años se
desempeñó como Jefa del Departamento de Derecho Civil y de Familia de esta
Facultad y ha integrado el claustro de esta Alta Casa de Estudios por más de 40
años. Es Presidenta de la Sociedad Cubana de Derecho Civil y de Familia de la
Unión Nacional de Juristas de Cuba desde hace más de 17 años.
La Dra. MESA CASTILLO es autora principal del actual anteproyecto de
Código de Familia. Presidenta del XII Congreso Internacional de Derecho
de Familia, celebrado en La Habana, por única y primera vez en el año 2002
y conferenciante principal en innumerables congresos celebrados en
Argentina, España, México, Panamá, Venezuela, Brasil, Colombia, Bolivia
y otros países.
Figura insigne del Derecho de Familia en Cuba, ha mantenido un liderazgo
indiscutido desde el Derecho Civil y de Familia, y es voz referente de las
conquistas del Derecho Familiar cubano en la arena internacional
Desde la academia universitaria, la Dra. MESA CASTILLO ha sido formadora
de una escuela de juristas que con vocación humanista multi y
transdisciplinaria ha enaltecido al Derecho de Familia. En los últimos años
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ha conducido las ediciones de la Maestría multidisciplinaria de Derecho de
Familia. Es autora de los textos para la enseñanza de esta materia en las
universidades del país y de gran número de artículos científicos
especializados publicados en Cuba.
Fue miembro de la Comisión de grados científicos para las Ciencias Sociales
en la Universidad de La Habana y ex-Presidenta del Consejo Científico de
esta Facultad.
Su trayectoria de
integridad profesional y
dedicación a la actividad
docente e investigativa,
los aportes hechos a la
rama del Derecho de
Familia en Cuba, su
abundante obra escrita y
su contribución decisiva a
la formación de nuevas
generaciones de juristas,
han permitido concluir a
este Jurado que la Dra.
Olga MESA CASTILLO merece el reconocimiento de nuestra organización y
nuestra sociedad.
Laudatio del Dr. Leonardo B. PÉREZ GALLARDO en el acto de
otorgamiento del “Premio Nacional de Derecho Carlos Manuel de
Céspedes” a la Dra. Olga MESA CASTILLO
Respetables e ilustres miembros de la presidencia:
Querida profesora Dra. Olga MESA CASTILLO:
Estimados y entrañables colegas y familiares de la homenajeada:
Ante todo, permítanme agradecer el magnánimo gesto que ha tenido el
Vicepresidente de la UNJC Dr. Raudilio MARTÍN SÁNCHEZ, Presidente
además del jurado del Premio Nacional de Derecho Carlos Manuel de
Céspedes, y al Ms.C. Arnel MEDINA CUENCA, Presidente de la UNJC al
pensar en mí, para que pronunciara este discurso de alabanza a mi querida
profesora Dra. Olga MESA CASTILLO, en ocasión de la investidura del más
importante premio que se concede en el área de las ciencias jurídicas en
Cuba. Ese gesto me honra, a la vez que me compromete, en un acto
permeado de emociones y de simbolismo por la persona laureada. Y
también quiero agradecer, en honor a la justicia, a mi querida amiga Yamila
GONZÁLEZ FE RRER, que con más razones y motivos que yo, debiera estar
ahora pronunciando estas palabras, solo un corazón noble y lleno de bondad
como el de ella, hace posible que sea yo, el que, aún inmerecidamente, me
dirija a este honorable público. A los mencionados, mi infinita gratitud.
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El premio que hoy se entrega evoca a uno de los más grandes hombres en la
historia patria. De formación humanista y clásica. Poeta y compositor
musical, su producción lírica exige un estudio. Con conocimiento pleno de
los idiomas francés, inglés e italiano, además del latín aprendido en su
juventud. Estudia matemáticas de forma autodidacta quizás apreciando en el
aprendizaje del cálculo una suerte de complemento al conocimiento
humanístico o quizás internándose en los números y la abstracción a partir
de las fuertes influencias del pensamiento de Leibniz en la época. En
CÉSPEDES el pensamiento se transmuta en acción política, se convierte en el
agente de la eclosión. Toda su actividad mental estuvo en función de lograr
la independencia, de abolir la esclavitud, de diseñar desde la manigua de
Cuba Libre la futura República cubana. Pensar a Cuba, mientras se bate por
trasformarla, es la divisa de su existencia. El primero de los cubanos, el
primer mambí, pero también el primero de los ciudadanos o, "el que nos
echó andar", para utilizar una frase de MARTÍ, se sacrificó por una idea que
atraviesa todo el siglo XX y se mantiene viva. En ese empeño ciclópeo dejó
una lección no menos importante y es que construir una República es una
tarea muy compleja que requiere de cultura, inteligencia, valor y sacrificio.
Pero el premio, en esta ocasión y de modo excepcional, se hace entrega en
la víspera del día jurista, fecha que recuerda la defensa exitosa de la tesis de
grado, de otro de los próceres de la guerra de independencia. Me refiero al
Mayor Ignacio AGRAMONTE Y LOYNAZ. Tesis con la conquistó en el acto la
simpatía de sus jóvenes oyentes; donde se aplaudió su verbo fluente, severo
y enérgico.
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En este contexto en el que se evoca al Padre de la patria, cuyo nombre lleva
el premio a otorgar en la mañana de hoy y al Mayor Ignacio AGRAMONTE,
paradigma del jurista cubano, cabe entonces centrarnos en la persona
homenajeada.
La Dra. Olga MESA CASTILLO, nace en Matanzas en una fecha que no viene
ahora recordar. Es la segunda de los tres hijos que tuviera el matrimonio
constituido por Segundo MESA, y por Doña Mercedes CASTILLO, maestra
normalista, con quien aún tiene la dicha de compartir la vida. En 1960, hace
justamente medio siglo, se titula en Derecho en esta misma Casa de
Estudios, recibiendo formación en Sociología y Antropología Social y
aunque ha devenido por décadas en una de los más emblemáticas figuras de
la enseñanza del Derecho en Cuba, su vida profesional no solo ha estado
vinculada al ejercicio del magisterio, sino también al propio ejercicio del
Derecho. No se trata de una jurista que ha conocido tan solo el perfil teórico
de la profesión. En la década de los años 60 ejerció como fiscal en la
Audiencia de La Habana, para devenir luego en docente universitaria, pero
en el área de Sociología, hasta que en el año 1978 forma parte del claustro
de nuestra Facultad. Su exitosa vida profesoral ha estado llena de
reconocimientos en el ámbito nacional e internacional, a lo cual se une el
perfil internacionalista, desempeñado con éxito en tierras africanas,
precisamente en su condición de fiscal.
Durante diez años dirige
con mano dura el
Departamento de Derecho
Civil y de Familia de la
Facultad de Derecho,
siendo aún una mujer
relativamente joven tiene
bajo su dirección a
consagrados profesores de
Derecho Civil y de
Derecho Procesal, figuras
insignes en la enseñanza
postrevolucionaria como
los profesores CLEMENTE DÍAZ, GRILLO LONGORIA, VERDEJO REYES, DE
VERA SÁNCHEZ, CANTÓN BLANCO, PERAL COLLADO, entre otros, este
último, quien le precede en la cátedra de Derecho de Familia. No cabe
dudas que el reconocimiento intra y extramuros universitarios que va
teniendo este importante departamento docente durante la década de los
años 80, viene dado, en gran medida, por la manera en que la profesora
MESA CASTILLO lleva las riendas de un colectivo profesoral de excelencia,
de prestigio académico y revolucionario, pero con criterios propios y de
carácter fuerte, tarea difícil para una mujer, en una época en que todavía las
cabezas pensantes del Derecho Civil y del Derecho Familiar estaban sobre
los cuerpos de ilustres hombres cubanos. Solo el carácter férreo e
indomable, de la conocida a partir de entonces “Dama de Hierro”, además
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de su aguda inteligencia y su prestigio académico, permiten el éxito que en
el campo de la formación profesional y de las investigaciones jurídicas se ha
preciado durante años el departamento que un día dirigió y en el que inculcó
la disciplina, la necesariedad de apreciar las instituciones jurídicas con un
enfoque multi, y transdisciplinario y la visión holística de la pedagogía
universitaria.
La dirección por una década del departamento docente no le aísla de una de
las facetas más interesantes de ella como profesional: la de las
investigaciones sociojurídicas, de la cual es una de las más importantes
exponentes en suelo patrio. Precisamente en la década de los 80 dirige
varias investigaciones en temas de minoridad, indaga sobre las madres solas
y la niñez carenciada interna en centros asistenciales de la capital. A inicios
de los 90 dirige un estudio sociojurídico sobre uno de los temas en los
cuales más ha aportado dogmáticamente hablando, el de la uniones
consensuales.
Al suceder a mediados de los 80 al Dr. PERAL COLLADO en la cátedra de
Derecho de Familia, sin renunciar a los pilares socio-políticos, ni a las bases
metodológicas en los que dicho profesor sustenta el Derecho de Familia
cubano, la profesora MESA CASTILLO reanima la enseñanza de una
asignatura capital en la formación de valores en el estudiante de Derecho.
No caben dudas que como ella misma ha dicho, es la menos jurídica de
todas las ramas del Derecho, precisamente por el objeto de estudio en el
cual se centra y por la transversalidad de sus perfiles. Dos componentes
juegan un papel esencial en la manera en que ella concibe su asignatura: el
de corte histórico y el de naturaleza sociológica. Pocas asignaturas hurgan
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más en los antecedentes históricos de las instituciones jurídicas, que
Derecho de Familia, la evolución del matrimonio, el transito de la
nupcialidad a la consensualidad, la emancipación de la mujer, los derroteros
andados por el régimen económico del matrimonio, los pasos hacia una
adopción plena, los recorridos de la tutela de autoridad familiar hacia la de
autoridad judicial, la mutación del desempeño de una patria potestad
esencialmente paterna hacia una patria potestad de ejercicio dual. Cada
figura del Derecho familiar es analizada en una visión retrospectiva y
también prospectiva. No se entiende el Derecho familiar, si no somos
capaces de develar en clave jurídica la incidencia de las variables
sociodemográficas, de las tablas estadísticas, de la evolución de la genética,
o de los retos de la informática. El perfil histórico nos permite desentrañar
algo más que la esencia de cada institución jurídica, nos da una visión
vertical del Derecho. La Dra. MESA CASTILLO ha tenido la virtud en sus
clases de lograr en el estudiante una visión historicista del Derecho familiar,
con un marcado contenido político. El Derecho familiar cubano es el
resultado de un continuo proceso de luchas desde 1868 hasta la actualidad.
Las normas del Derecho familiar cubano se han esculpido en los campos
insurreccionales, ha sido fruto de la izquierda militante. De este modo Cuba
fue uno de los primeros países en institucionalizar el divorcio vincular y
exigir la formalización del matrimonio por la vía civil, a los fines del
reconocimiento de sus efectos jurídicos.
La obra bibliográfica de la profesora discurre esencialmente en la materia a
la que se ha entregado por varias décadas. La mayoría de las publicaciones
cubanas en Derecho Familiar tienen la impronta de la Dra. MESA, sea
porque ha nacido de su pluma o porque lo ha sido de la pluma de sus más
allegados discípulos. Es, hoy día, la primera fuente de referencia de los
estudios cubanos de Derecho familiar. Sus artículos han quedado escritos en
un presente perenne, de ahí que se empleen por quienes hoy siguen sus
pasos, no solo como antecedente sino como verdad insoslayable. Sus textos
de Derecho de Familia, obra aún inconclusa, es sin temor a equivocarme la
más importante de sus obras científicas, en la que jurisprudencia, doctrina,
Derecho comparado, Derecho positivo, historia constitucional, e historia
jurídica del país, logran una amalgama perfecta, con función pedagógica
innegable, reflejo de la obra más acabada de su autora, expresión de su
sólida madurez intelectual y de una vida dedicada al estudio sociojurídico
de las instituciones iusfamiliares.
Ha sido la profesora Olga MESA una de las voces más importantes en el
escenario académico latinoamericano. La celebración del XII Congreso
Internacional de Derecho de Familia, en septiembre del año 2002, fue
posible por su coraje y empuje. Solo una mujer con puños de acero podría
traer para Cuba un congreso que tradicionalmente se había desarrollado en
otros escenarios políticos. Es cierto que el apoyo de varios académicos entre
los que destacan la memorable profesora KEMELMAJER DE CARLUCCI,
fueron factores que coadyuvaron al éxito de esta empresa, pero la figura
paradigmática de la Dra. MESA, líder indiscutible del congreso, logró que
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este tuviera el éxito que algunos escépticos nunca pudieron imaginar. Ha
sido ella quien ha representado por más de dos décadas a la Sociedad
Cubana de Derecho Civil y de Familia en jornadas, seminarios, congresos,
celebrados en América Latina y Europa. Caracas, Medellín, Sevilla, París,
Madrid, Buenos Aires, Bogotá, Bahía Blanca, Hermosillo, Guadalajara,
Mendoza, entre otras tantas ciudades, han sentido la voz enérgica, pero
pausada, con un español impecable, de la maestra cubana. Y no han sido sus
ponencias loas al Derecho cubano. La profesora MESA ha elogiado en
tribunas cubanas y extranjeras nuestras conquistas familiares, ha resaltado
las políticas públicas en función de la niñez, la adolescencia, la juventud, la
tercera edad y las personas con discapacidad, pero ha sido muy crítica,
cuando ha resultado necesario, con nuestro Derecho vigente. La urgencia de
un nuevo Código de Familia y la constitución de los tribunales familiares
han sido durante años puntos de miras de sus discursos académicos, vertidos
en sus obras escritas y en las piezas de oratoria que ha protagonizado. Por
fortuna uno de ellos se va haciendo hoy realidad. El otro, aún se mira
perdido en el horizonte.
Y es que es imposible hablar hoy de la académica laureada si no se dedican
algunas líneas a una de sus más importantes piezas de orfebrería jurídica: el
anteproyecto de Código de Familia, en cuyo articulado está su impronta
indeleble. Obra legislativa, una de cuyas principales artífices lo ha sido ella,
en el que ha volcado sus largos años de experiencia profesoral y personal,
su sapiencia y aguda inteligencia y la prudencia, el sentido común y la razón
que suelen ir de la mano con el decursar de los años. La Olga codificadora
es también otra de las facetas interesantes de su fecunda vida, pues como
todo gran jurista, el colofón de una fructífera vida intelectual, suele ser la
obra legislativa con la cual se pasa de la prosa jurídica al Derecho vivido, de
la dogmática a la realización sentida y emotiva que la norma evoca.
La actual Presidenta de la Sociedad Cubana de Derecho Civil y de Familia,
sucede en el verano del año 1992 a su querido y entrañable predecesor el
gran jurista cubano Raúl GÓMEZ TRETO, quien con astucia e inteligencia
natural logró llevar con éxito rotundo las bridas de esta sociedad científica.
Empero, ni los avatares de los años 90, y con ello la dura situación
económica del país, impidieron en lo más mínimo que esa sociedad
científica siguiera adelante. Nada ni nadie entorpecerían las sesiones
abiertas, que aún con la crudeza del momento, seguían realizándose a las
siete de la noche, ni las sesiones sabatinas. En medio de las dificultades, la
MESA CASTILLO, galope en medio, seguía cabalgando en función de las
ciencias jurídicas en el país. Durante esa propia década y bajo su dirección,
se organizaron exitosas jornadas nacionales e internacionales, el Derecho
Familiar cubano se fue abriendo en el contexto latinoamericano y con el
apoyo de amigos y el mejor escenario posible: el propiciado por la UNJC,
los congresos se fueron sucediendo, abriéndose una brecha importante en
los estudios jurídicos en el país. Ha sido la Sociedad Cubana de Derecho
Civil y de Familia, de la propia voz de su Presidenta, uno de los baluartes
más significativos en la lucha por la liberación de Elián González, cobrando
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vida el arsenal académico, en función de las conquistas más importantes del
proceso revolucionario. Una vez más la ciencia, se ponía al servicio de los
más nobles ideales.
Como diría el Maestro “Honrar, honra”, por ello es un honor en la mañana
de hoy que el gremio jurídico le conceda el Premio que lleva el nombre del
Padre de todos los cubanos a la Dra. Olga MESA. Se suma a este premio
otros tantos con los cuales no se ha hecho sino dignificar la talla de una de
nuestras más ilustres profesionales del Derecho, tal es así el Sello de
educadora ejemplar, otorgado por el Ministerio de Educación Superior,
1989, la Medalla “Rafael María de Mendive” otorgada por el Comité
Nacional del Sindicato de los Trabajadores de la Educación, 1990; la
Medalla “Distinción por la Educación cubana” otorgada por el Ministerio de
Educación Superior, 1991; el Sello Conmemorativo “270 aniversario de la
Universidad de la Habana”, otorgado por la Universidad de La Habana, en
1998; el de Profesora invitada de la Universidad Externada de Colombia, en
el año 2000, el “Premio Anual del Ministerio de Educación Superior por la
mayor ejecutoria profesional dentro de la Tesis de Doctorado en Ciencias
más destacadas” en el 2000; el Premio de la Sociedad Cubana de Derecho
Civil y de Familia en el 2006 por los aportes académicos en esta área del
Derecho; la Medalla por la Orden “Frank País” de Segundo Grado,
otorgada por el Consejo de Estado de la República de Cuba en el 2007; la
Medalla conmemorativa del “280 aniversario de la Universidad de La
Habana”, otorgada por el Rector en acto solemne y público, en septiembre
de 2008; y el Título de Dra. Honoris Causa por la Universidad
Interamericana de Morelos, Campus Cuernavaca, México, en octubre del
2008.
Querida profesora, ha tenido usted la noble misión de haber enseñado a
tantas generaciones de juristas que hoy ejercen esta profesión, en Cuba y
allende sus fronteras, y que le recuerdan con cariño y nostalgia, sin que se
hubiera propuesto nunca arrastrar masas, en expresión de un populismo
baladí. Para usted los principios y valores más esenciales del ser humano
son irrenunciables, como ineluctable es la exigencia en la formación de un
profesional. Usted además nos ha enseñado a ver la familia como el único
sostén de cualquier sociedad, “un camino común, aunque particular, único
e irrepetible, como irrepetible es todo hombre; un camino del cual no puede
alejarse el ser humano. En efecto, él viene al mundo en el seno de una
familia, por lo cual puede decirse que debe a ella el hecho mismo de existir
como hombre. Cuando falta la familia, se crea en la persona que viene al
mundo una carencia preocupante y dolorosa que pesará posteriormente
durante toda la vida”1. Esa familia socorrida, ansiada, buscada, querida,
amada, remanso de paz, regazo de los más nobles recuerdos. Esa familia
1 JUAN PABLO II, Carta del Papa a las Familias, con motivo del año internacional de la familia
(1994), en http://www.conferenciaepiscopal.es/documentos/magisteriojpii/cartas
/familias.htm, consultada el 3 de mayo del 2005.
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que creamos y esa familia que añoramos cuando un día nuestros padres se
van y nosotros emprendemos vuelo para crear nuestro propio nido.
En un día como hoy sienta usted el abrazo de sus alumnos de siempre, de
los profesores del departamento de Derecho Civil y de Familia, del claustro
de la Facultad de Derecho, de la Unión Nacional de Juristas de Cuba, del
gremio jurídico cubano. Sienta también el abrazo cercano de su venerada
madre, fortuna divina y humana, de mantenerla viva y lúcida, aún
centenaria, de sus hijos y nietos, de los que están, de los que no están pero a
la vez están, porque las madres quieren, aman y perdonan, aun cuando
guarden en su corazón los sinsabores de la vida. Sienta el abrazo de todo
aquel que le admira y le respeta como mujer, como profesora, como
revolucionaria, como hija, como hermana y sobre todo, como madre, pues
como diría la MADRE TERESA DE CALCUTA “El amor, para que sea
auténtico, debe costarnos”.
Permítame, por último, expresarle la gratitud, a nombre de este público
presente, por contar con usted, por tenerla con nosotros, por saberla nuestra,
y por ser ejemplo de mujer distinguida, culta y tan cubana como nuestra
propia sangre.
Palabras de agradecimiento de la Dra. Olga MESA CASTILLO en el acto
de otorgamiento del “Premio Nacional de Derecho Carlos Manuel de
Céspedes”.
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Distinguidas autoridades académicas y políticas aquí presentes, compañeros
profesores, alumnos y ex alumnos de pre y post grado, personalidades del
sector jurídico, compañeros de la Unión Nacional de Juristas de Cuba que
otorgan este Premio y organizaron este acto, familiares que me acompañan
y amigos entrañables que nunca me abandonan. Gracias a todos por estar.
Los que me conocen bien, saben, cuán angustioso para mí es recibir
cualquier reconocimiento. No es falsa modestia, es verdadera convicción de
considerar excesivo gratificarme en lo que valoro como premiar el simple
cumplimiento de un deber. En el ámbito jurídico, tanto el deber de
conducirme como Presidenta por ya 18 años, de la Sociedad Cubana de
Derecho Civil y de Familia de la UNJC, como el deber de mantenerme
cumpliendo mis tareas como académica de esta alta casa de estudios, no
importa que ya lo sea por 42 años, ahora, como profesora consultante. Esta
angustia la siento también porque me adscribo al pensamiento de José
Martí, nuestro Héroe Nacional, cuando expresaba: ``Las cosas buenas se
hacen sin llamar al Universo para que lo vea a uno pasar, se es bueno,
porque sí y porque allá dentro se siente como un gusto; cuando se ha hecho
un bien o se ha hecho algo útil a los demás”.
A pesar de todos estos argumentos, sería ingratitud de mi parte y falta de
sensibilidad no agradecer a mi querida Unión Nacional de Juristas de Cuba,
mi segunda casa y mi segunda familia, la decisión de haberme otorgado por
unanimidad, el mayor Premio que puede recibir un jurista cubano, este
Premio que lleva el nombre del Padre de nuestra nación, el Primer
Presidente de la República de Cuba en Armas, el que tenía y defendió la
convicción de que todo hombre se debe a su Patria: el insigne patriota
Carlos Manuel de Céspedes.
Nada más hermoso para un hombre o mujer que haya dedicado su vida a la
ciencia del Derecho que recibir este Premio; me emociona y conmueve
profundamente recibirlo y agradezco todas las palabras de elogio que he
tenido que escuchar aquí conteniendo las lágrimas. Muchas gracias a todos,
muchas gracias.
Quisiera que me permitieran ahora, dedicar este Premio a la memoria de
quién constituyó en mi vida un ejemplo a seguir: a mi abuelo paterno
Herminio Mesa Leal, el que nació como yo, un 28 de febrero pero del año
1867, cuya trayectoria de vida, entereza de carácter y lealtad a la Patria ha
moldeado mi propia vida.
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Mi abuelo fue mambí,
oficial del ejército
nacional y militante
comunista. En reportaje
seriado con este título
realizado por el periodista
matancero Osvaldo
Torres, colaborador de la
Sección de
investigaciones históricas
del Partido en Matanzas y
publicado en el periódico
Girón de esa ciudad
(también mi ciudad) en marzo de 1986 se hace pública la personalidad de
este hombre, realmente excepcional, que murió un 25 de agosto de 1967,
cien años después de su nacimiento. Lo que lo hace realmente excepcional,
es que siendo ya un anciano veterano de la Guerra de Independencia, abraza
la militancia activa de la Unión Revolucionaria Comunista, diferenciándose
de la generalidad de las personas de su edad, por su entusiasmo y
combatividad, siempre en la vanguardia, sin aceptar que se le tratara como a
un viejo o a un enfermo. De carácter fuerte, indomable, tomó parte en la
invasión de las Tropas mambisas, hasta Pinar del Río, integrando el glorioso
Regimiento Habana de caballería y cuando maduró aún más, su conciencia
patriótica y antiimperialista se dedicó a estudiar profundamente (él, que no
tenía estudios superiores) sino inteligencia natural, cuanto libro llegó a sus
manos de Marx, Engels, Lenin y Stalin, comenzaba la Segunda Guerra
Mundial. Así yo, leí a Engels, no en la enseñanza media superior o en la
universitaria, sino desde que era una niña, en la cabecera de mi cama tenía
entre otros, el libro ``El origen de la Familia, la Propiedad privada y el
Estado”, subrayado y comentado al margen, con su letra grande, libro, que
aún conservo y en el que me he apoyado para escribir mis propios libros.
Si el pudiera estar aquí con
nosotros, se sentiría
orgulloso del otorgamiento
de este Premio, que lleva el
nombre, de este patriota
extraordinario que fue
Carlos Manuel de Céspedes.
Para mi abuelo, el atributo
más valioso que podía tener
un ser humano, era la
lealtad (Leal era el apellido
de su madre, mi bisabuela).
Y yo comparto esa valoración: para mí la lealtad es la cualidad más bella y ética
del género humano: Lealtad ante todo a la Patria, pero también a los principios
revolucionarios, lealtad a las instituciones que nos dignifican, como la
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bicentenaria Universidad de La Habana, la Unión Nacional de Juristas de Cuba,
la Facultad de Derecho entre otras que lo merecen, lealtad a los amigos
verdaderos y especialmente lealtad a la familia, a la que no se le abandona, sino
que se le apoya y se le sostiene, sobre todo desde esta Isla.
Así su ejemplo y sus convicciones han sido el legado que me dejó mi abuelo, y
por eso agradezco que se me haya permitido que en la mañana de hoy le haya
dedicado a su memoria este Premio venerable.
Muchas gracias.
