La transformación de un barrio a través del arte con esfuerzo propio
| Author | José Fuster |
| Position | Artista Plástico Proyecto 'La alegría de vivir' Cuba |
| Pages | 8-11 |
Estudios del Desarrollo Social: Cuba y América Latina
www.revflacso.uh.cu
Estudios del Desarrollo Social: Cuba y América Latina
RPNS 2346 ISSN 2308-0132
Vol. 8, No. Especial, 2020
PRESENTACIONES ESPECIALES/SPECIAL PRESENTATIONS
La transformación de un barrio a través del arte con esfuerzo propio
The Transformation of a Neighborhood through Art with Own Effort
José Fuster
Artista Plástico
Proyecto “La alegría de vivir”
Cuba
Ponencia presentada en la III Conferencia Internacional Anual de colaboración Rutgers-Cuba: “Las
universidades como anclas en el sostenimiento del desarrollo comunitario y económ ico”. Varadero, Cuba.
4-6 de noviembre, 2018.
Saludos. Mi nombre es José Fuster. Soy un
artista plástico.
Hace 25 años que llevo a cabo el proyecto
comunitario “La alegría de vivir” en el poblado
de Jaimanitas.
Por eso agradezco mucho la invitación a
este evento que nos permitirá debatir el tema
“Las universidades como anclas en el
sostenimiento de la comunidad y de la
economía”.
No obstante, tengo que empezar por
agradecerle a Rutgers College mucho más que
la invitación a este evento.
Estoy en deuda con ellos porque su evento
del año pasado en New Jersey me brindó los
primeros contactos con los compañeros de la
Universidad de La Habana que trabajan estos
temas.
Puede parecer extraño, pero es verdad.
Fue en el anterior evento de Rutgers donde
tuve la primera oportunidad de intercambiar
con esos compañeros.
Y eso me lleva al tema de la peculiaridad de
mi país, o al menos la peculiaridad de las
condiciones en las cuales se desarrolla mi
proyecto.
En un medio desarrollado y organizado, un
proyecto como el mío sería precedido por un
estudio de terreno, de factibilidad, de las
condiciones y posibilidades sociales, etc.
Ahí con toda seguridad hubiera sido
utilísimo el aporte de la universidad.
Pero me parece que a ese nivel de previsión
y organización sólo nos hemos estado
aproximando en los últimos años en Cuba.
Para que se entienda un poco por qué mi
proyecto fue totalmente huérfano de esa
contribución, tengo que explicar las
condiciones en las que surgió y comenzó a
desarrollarse.
Primero, debe saberse que entre el 1968 y
los primeros años del decenio de 1990, en
Cuba el Estado se hizo cargo de prácticamente
toda la actividad económica.
Hasta las barberías, peluquerías, puestos
de comida rápida, talleres de mecánica, etc.,
pasaron a ser controlados, administrados y
dirigidos por el Estado.
La idea de iniciar mi proyecto se me ocurrió
hacia 1972, cuando un esfuerzo de este tipo
que no partiera de una iniciativa, un
financiamiento y un control estatales, no
entraba en la lógica del sistema vigente.
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